"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

Afinación Semanal de la Conciencia - Enfréntate a ti mismo

Esta semana recibí un correo electrónico de una adolescente que me pedía ayuda con respecto a un desafío personal, que necesitaba guía para encontrar la Luz y se sentía distanciada porque su familia no apoyaba su espiritualidad.

Esta joven mujer sentía que no podía cambiar bajo sus circunstancias, tanto externas como personales. Así que en lugar de responderle individualmente, le voy a responder en la afinación semanal, porque pienso que todos podemos sentirnos como ella alguna vez. Todos sentimos a veces como si todo fuera en nuestra contra, y que algo externo, o interno, está impidiendo que avancemos.

Así que para Casey, y para todos nosotros, he aquí un fragmento extraído del libro Life rules (Las reglas de la vida):

El cambio empieza con nuestra voluntad de sentir lo que nos está ocurriendo, y eso no podemos hacerlo si nos sacamos a nosotros mismos del momento presente con un comportamiento reactivo. Para transformarnos de verdad, debemos estar abiertos a tener una relación compasiva con todas las partes de nosotros mismos, incluso aquellas que más nos disgustan, aquellas que nos dan más problemas.
¿Pero cómo podemos llegar a conocer estas partes cuando siempre están ocultándose, gritando o huyendo? Si frenamos nuestro comportamiento reactivo, entonces podemos observarlo, sentirlo, conocerlo. Y al hacerlo, podemos transformarlo en comportamiento proactivo, lo cual equivale a curación tanto para nosotros mismos como para los demás.

Mi SAD (Síndrome de déficit de atención) era probablemente el mayor obstáculo al que me enfrenté en aquellos años adolescentes, y de muchas formas continúa estando presente hoy en día. No es de ese tipo de cosas que simplemente desaparece; tuve que adaptarme a ello. Pero una vez dejé de enfadarme tanto conmigo mismo y con mi suerte en la vida, fui capaz de apreciar mi SAD.

Igual que aprendí a apreciar los bagels de cebolla con extra de queso cremoso, también aprendí a apreciar los distintos caminos por los que me llevó mi SAD. Me convertí en una persona mucho más fuerte por tener que aprender cómo cuidar de mí mismo de una forma particular. Mi SAD también me protegió de muchas situaciones potencialmente peligrosas.

Y al tener que dejar la escuela en momentos dolorosos, me tropecé con diversas aventuras y conocí a gente muy interesante. Empecé a ver mi SAD como un don, y todavía lo sigo haciendo.

Hay una razón para todo. Y debido a eso, todo es un don. Cuanto más entendamos esto, más podremos dominar nuestro comportamiento reactivo. Y cuanto más dominemos nuestro comportamiento reactivo, más se llenarán nuestras vidas de Luz en términos prácticos.

Aprender a resistir el comportamiento reactivo es como aprender cualquier habilidad nueva. Se requiere de mucha práctica, y tienes que empezar por las cosas pequeñas. No tiene sentido levantarse mañana y disponerte a resistir tu comportamiento reactivo más grande y más doloroso. Necesitas entrenarte para ello.

Así que practica con la chica que se pone delante tuyo en la cola de la cafetería, o el tipo que te quita tu lugar de estacionamiento en la escuela. Luego, gradualmente, pasa a los amigos con los que tienes relaciones más íntimas: mejores amigos, familia, quizás un maestro.

Desde que comencé mi trabajo como maestro y escritor, he tenido el honor de conocer a muchos chicos y chicas jóvenes adolescentes. Tengo cierta idea sobre los problemas a los que te estás enfrentando, las incontables decisiones que deben tomarse cada día. No siempre está claro qué situaciones requieren aplicar la Resistencia y cuáles no.

Así que sigue tus instintos. Presta especial atención a aquellos casos en los que sabes que algo es malo para ti, pero decides hacerlo igualmente; o cuando sientes una sensación rara en tu estómago que te hace saber que algo está pasando.

Y no olvides de que el comportamiento reactivo gira tanto alrededor de los momentos aparentemente positivos como alrededor de los obstáculos. Es demasiado fácil volverse adicto a la adulación o a un sentido de pertenencia. Al sentirnos seguros o inteligentes o bellos en base a un cumplido o a un sentido de la inclusión, estamos reaccionando a la sensación que otra persona tiene de nosotros, no a la nuestra propia.

Y aunque esto forma parte del comportamiento humano habitual, no deja de ser reactivo. Así que mientras practiques la Resistencia, ¡asegúrate de trabajar tanto con los halagos como con los insultos!

Esta semana, si todos practicamos un poco más la Resistencia, encontraremos al mundo entero en un mayor estado de Luz. Y de nuevo, te animo a que compartas tu experiencia conmigo –ya seas un adolescente o simplemente te sientas a veces como uno–, todos estamos en este camino juntos.


Todo lo mejor,

Yehudá Berg

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