"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

Carta abierta a toda mi familia: Enero de 2012.


Durante muchos años he buscado lo que quizás la mayoría busca en sus vidas: Paz, Amor, Sabiduría, Prosperidad... todo ello resumido en una sola palabra: ¡Dicha! Tengo ahora tan sólo 27 años de edad, con muchos de ustedes quienes pudieran estar leyendo esto, he compartido infinidad de experiencias algunas muy gratificantes y quizás algunas otras menos gratas. Sin embargo, he aprendido algo maravilloso en este corto tiempo que tengo de vida, que a decir verdad, pareciera toda una eternidad, toda una larga historia que me ha tomado experimentar; vivir. Lo que he aprendido quizás pueda ir muy lejos en el concepto que ustedes puedan tener sobre la vida, pero estoy seguro que todos ustedes de alguna forma, por algún motivo, han tenido ese sentimiento subyacente la vida esconde un regalo maravilloso aún cuando no siempre sea sencillo pasar por ciertas experiencias que desafían siempre nuestro temple y ponen al límite todo lo que somos como seres vivos, como seres humanos, como entidades sensibles... como todo lo que podríamos ser.

Cuando estaba pequeño solía preguntarme sobre la razón de mi existencia, solía cuestionar a Dios -esa fuerza tan enigmática de la cual de una u otra forma tenemos consciencia al grado de aceptarla o negarla, cosa que es lo demos- sobre mi razón de ser, sobre mi asunto aquí en la Tierra, le cuestionaba siempre el motivo por el cual tenía que haber nacido en un mundo donde la gente era capaz de soñar lo más hermoso y olvidarse de ese sueño muchas veces y tener que vivir una pesadilla hecha realidad. Una pesadilla donde todos parecieran haber quedado atrapados y de la cual es muy difícil despertar. A lo largo de mi adolescencia, me rebelé contra esa presencia que me dio la vida en este tiempo, en este mundo, porque aún cuando había encontrado ciertas respuestas, aquellas habrían generado aún más dudas sobre mi existencia, sobre la vida, sobre el mundo tan oscurecido por una fuerza extraña que quiere muchos de los seres que habitan este mundo no logren despertar de esa pesadilla. Mi rebelión llegó a muchos extremos en mi vida, a tener desinterés por la vida misma, a juzgar todo aquello que mis sentidos podían percibir, a maldecir cada segundo que seguía respirando en una asfixiante realidad que no aceptaba y que por lo tanto no quería cambiar de mi mismo. Pensé no sólo una, sino muchas veces en la muerte como la única salida posible y válida para detener el sufrimiento, pero todas las veces que lo intenté fracasé, no por falta de valor, sino por comenzar a darle valor a quienes de alguna forma sentían amor en primera instancia por mí y de lo cual no había reflexionado hasta mirar de frente a la muerte y lograr comprender que mi vida merecía más que solo venir aquí, quejarme, sufrir y morir sin haber alcanzado algún logro mucho mayor.

De pronto algo despertó en mi, y comencé una búsqueda incesante de respuestas más definitivas y contundentes sobre mi, mis congéneres y la vida misma. A lo largo de esa búsqueda, he logrado resolver grandes enigmas que para mí parecían inexplicables, logré comprender mucho mejor la forma en la que Dios se mueve en la existencia y logré comprender la capacidad tan inmensa e infinita de esa energía para poder expresarse en miles de millones de formas y guardar un orden y equilibrio común. A lo largo de esta travesía, he logrado aceptar la existencia tal y como es, en todas esas formas de expresión.

He vivido quizás tantas cosas como ustedes, quizás no. Pero el tiempo de vida que tengo por el momento, me ha brindado la oportunidad de conocer el misterio de la vida, de la existencia y de la razón de vivir. Aquello, desde mi punto de vista es el Amor, porque nada puede existir sin Amor. No hablo solamente de sentimientos y emociones, hablo de una energía que es capaz de crear las más diminutas y maravillosas formas de vida hasta lograr hacer que planetas, estrellas, supernovas, cometas, astros y galaxias tengan una danza armoniosa en esto que llamamos Universo. Pero lo que es más simple, me refiero a una energía que al permitir que emane en nosotros es capaz de manifestar expresiones maravillosas de nosotros mismos, expresiones que plasmamos en obras de arte, en letras y palabras, en imágenes, en estructuras, en habilidades, en pensamientos, emociones y actitudes.

Hasta ahora, he aprendido que la vida es como una gran sinfonía, un conjunto de instrumentos que uno por uno cumple un cometido y todos a su vez logran expresar una pieza maestra, si alguno de ellos no estuviera en esa sinfonía simplemente no sería igual. Con ello entiendo que todos, por alguna razón, cualquiera que sea ésta, estamos aquí y ahora. Sé que la mayor parte de las experiencias que podemos tener, dependen mucho de las decisiones que tomamos porque el resto dependen de las decisiones que no tomamos en su momento. Así como ustedes he vivido desde lo más sublime hasta lo más difícil de superar, pero al final sé algo... que somos seres maravillosos, y que aún cuando muchas veces nos percibimos diminutos y débiles, en realidad somos seres inmensamente presentes y con una gran fuerza, esa misma fuerza que le da vida a todo y que te da el aliento de seguir adelante aún cuando pareciera que ya no hubiera más esperanzas en los momentos más abrumadores -Y digo que somos infinitamente presentes, porque he logrado observar que cada acción que realizamos tiene una repercusión hasta en donde ni siquiera podríamos imaginarnos. Pertenecemos a un todo y quizás pocos entiendan que todos somos Uno- Y con ello me he dado cuenta que somos capaces de absolutamente todo. Y aún cuando quizás mis padres no se hayan percatado de ello, ellos han sido un claro ejemplo de que absolutamente todo puede ser posible con la debida dedicación, disciplina, esfuerzo, pero sobre todo Amor. El amor me ha traído Paz... y esa Paz me ha traído Dicha.

No les puedo decir a ustedes como descubrir el Amor y esa dicha que ahora siento en estos precisos momentos en mi vida, porque en realidad no hay una fórmula para ello y porque todos ustedes han tenido la oportunidad y siempre la tendrán de descubrirlo por su propia cuenta y experimentarlo a su modo. Pero sí les puedo decir que el Amor lo encontré en todos ustedes, en el amanecer, en el rocío de la madrugada, en la brisa del mar, en las nubes, en la lluvia, en los animales y plantas, en la música, en un abrazo, en una mirada, en un detalle, en la sonrisa de un niño, en cada momento que he compartido mi vida con mi familia... el amor lo he encontrado en mi mismo y todo ello ha valido muchísimo más que las posesiones materiales que pudiera tener.

Sepan entonces, todos ustedes, que les amo infinita e incondicionalmente... No se molesten en cuestionarlo o tratar de entenderlo, simplemente sépanlo. Y sepan además, la gratitud inmensa que siento con la vida y con todos ustedes por poder compartir estos tiempos tan cambiantes y desafiantes en todos los aspectos de nuestras vidas. Sepan, que sin saberlo, han sido muchos de ustedes mis maestros. Sepan, que agradezco cada momento vivido en su compañía y que siempre agradeceré su presencia en mi vida. Sepan que agradezco mucho que algunos de ustedes me han acompañado en los momentos más recios de mi vida y que han tendido su mano de alguna forma para ayudar...

Amo a toda mi familia y mi toda mi familia es también la humanidad. Amo la vida. Y sé que este mundo aparenta ser muy despiadado, pero sé también que tarde o temprano los seres que lo habitan lograrán conformar un mundo donde vivir sea aún mucho más maravilloso.

Ahora estoy en Paz... porque no tengo nada de que arrepentirme al mirar atrás aún cuando muchas veces ha sido difícil levantarme de mis tropiezos. Ahora me siento en Paz porque no encuentro motivos para juzgar nadie, no encuentro razones para juzgar la vida de los demás, aún cuando en su forma de expresarse pudiera parecer incorrecta -Nadie experimenta en cabeza ajena- Ahora me siento en Paz porque no veo razón para sentir odio o rencor de algún evento de mi vida ni tampoco por seres y personas que simplemente en muchas ocasiones viven confundidos creyendo que el odio, la guerra, el poder y el control es el único camino en la vida.

Hoy estoy en PAZ, puedo sentirlo, puedo respirarlo, puedo escucharlo... Hoy estoy en PAZ y no hay nada que pueda perturbarme, ni nada que pueda hacerme enojar o entristecer. Vivo agradecido con la vida por todo lo que soy, por todo lo que tengo y por todo lo que existe a mi alrededor... Hoy vivo en PAZ y quiero compartirlo contigo. ¡Qué así sea!


Carlos F. del Ángel Enríquez
Shiny Demise Project

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