"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

El Sueño Colectivo


"Nacemos y nos dicen: ¡duerme!,
pero en cada mirada esperan
los dioses un despertar..."

En aquella interminable ronda de sueños de veinticuatro horas, de todos los días, en medio de aquel terrible sopor colectivo, ella de pronto se sobresaltó e incorporándose sobre su cama se dijo: ¿y si el mundo estuviese iluminado y yo despierta? Eso me haría constatar la importancia de estar viva día tras día; lo imprescindible de sentir y ser consciente de que cada nuevo despertar llega pleno de posibilidades, que todas están ahí, latentes, y que cada mañana es como un campo virgen que se nos presenta para sembrarlo de cosas bellas.

Pero el trajín diario y el compartir ese sueño colectivo cada vez más profundo, nos hacen olvidarlo todo. El roce con la gente y con todo aquello que me cansa, viene a matar esa chispita de sensibilidad que comenzaba a iluminarme. Entonces caigo, doy de tumbos y me hago desconfiada y rencorosa, y el odio y la miseria interna comienzan a carcomerme el corazón.

Es en ese momento cuando hay que despertar y recordar que nosotros somos también promesas de Luz; que el mundo está iluminado y si llevamos la mirada presta, siempre pronta a recibir lo que venga de fuera, la vida, entonces, cobrará un renovado interés. Valorar a las personas por lo que son en sí mismas y no por lo que nos den. Reconocer en una persona su heroísmo y sus esfuerzos continuados. Verla cuando está frente a nosotros no como una máscara que oculta algo, sino como un bello enigma a descifrar, algo maravilloso y mágico que se oculta tras la vestimenta efímera del cuerpo físico. Adivinar en ella la belleza que forma parte de esa Gran Alma Universal.

Si así lo hiciera… ¡si lograra no caer en el profundo sueño cotidiano y colectivo! Si lo comprendiera a cada instante y a cada momento, ¡cómo cambiaría mi concepción de la vida! El día, ese devenir intrascendente de horas y minutos, se convertiría en una jornada plena de vivencias y enseñanzas. Aprendería a observar y a observarme a mí misma.

Cuántas veces he matado con la palabra y cuántas otras con el silencio. Cuántas más pasé indiferente ante el dolor humano. No sabía cómo remediarlo y esa era mi excusa para rehuirlo. ¿Por qué no prepararme entonces por mí y por los demás?

Se nos escapa la vida, dándonos disculpas a nosotros mismos, y los días y los años se escurren como el agua, y vamos caminando como quien no persigue un fin ni un objetivo, y perdemos tiempo y energía. Para evolucionar es necesario trazarse una meta; que ésta sea ascendente y que vaya hacia delante. El hombre observador y que desea encontrar la verdad, tarde o temprano se da cuenta de lo vana que resulta la vida de todos los días. Buscará algo que trascienda, que sea permanente, tratará de encontrar una respuesta coherente a los enigmas del ser, de la civilización, de la cultura. Finalmente descifrará la incógnita del por qué, del cuándo, del cómo y del dónde.

Las bibliotecas están llenas de libros que guardan grandes secretos y verdades. Todos esperan ahí, pacientes, a que despierte mi curiosidad; todo está al alcance de mis manos para evolucionar y ver claro, o quedarme ciega, dormida… y morir.

“El mundo iluminado y yo despierta”… la frase se repetía, se repetía incesante, como un goteo, como un apacible mantra… De pronto alguien tocó a su puerta: ¡eh, Esperanza, despierta! ¡Al trabajo, a hacer algo, ya no son horas de soñar! ¡Despierta!

Entonces, Esperanza, la de los sueños, saltando de la cama se dijo determinante: ¡no volveré a ser Tristana la de mi realidad cotidiana! Este sueño tan vívido, ha permitido que la luz de mi conciencia se filtre en mi interior y devele mi verdadera esencia. ¡Soy Luz, estoy despierta! A partir de hoy comenzaré a fluir con las señales y sincronicidades.

Nunca más las dificultades me parecerán tropiezos… ¡se convertirán en sabias maestras que me ayudarán a desplegar mis alas! He comprendido al fin que en lo ordinario se esconde lo extraordinario si soy capaz de ver con los ojos del corazón. Este sueño ha sido una revelación para mostrarme que, si yo lo decido, ¡el mundo siempre estará iluminado y yo despierta!... Sí, despierta para procurar ahora el despertar de quienes aún viven ese sueño colectivo de las veinticuatro horas… de todos los días!


Elvira G.
elvirag@shinydemise.com

Presentación Elvira G


Hace un par de días recibí un correo de una amable dama haciéndome comentarios respecto a la ortografía de uno de los artículos publicados en este blog. Después de haber tenido una conversación amena tanto por email como por teléfono, ella se ofreció amablemente a realizar una corrección de estilo a los artículos que se fueran a publicar; aprovechando la amplia experiencia que tiene en el ámbito de la escritura, acepté su participación en esta página para poder ofrecerles a ustedes artículos mejor redactados y sin faltas de ortografía, además de compartir con ustedes su propia visión acerca de los temas que aquí se tratan. Para mi gusto, tiene una forma muy suave y poética de expresarse y ello le da cierta belleza a textos de este tipo.


A petición mía, le solicité que escribiera una presentación propia para que ustedes mismos la conozcan, ella agradecerá de sobremanera que retroalimenten sus artículos a la dirección de correo colocada al pie de página de este blog; le doy la bienvenida a Elvira G como Correctora de Estilo y Co-autora, les dejo su texto de presentación.

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La búsqueda. Dos palabras mágicas que, para quienes hemos seguido esa senda desde temprano, nos suenan tan familiares. La mía ha sido lenta pero incansable. Desde joven comencé a hacerme los eternos interrogantes: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? ¿hacia dónde voy? Caminé a tientas, dando de tumbos, buscando la luz y sintiendo todo el tiempo que estaba dentro de la oscuridad de una cueva. Comencé a leer… ¡pero había tanto qué leer!

Comencé a examinar y analizar lo inculcado por la religión. Si dicen que Dios es todopoderosos y todo bondad, ¿por qué permite que nazca un ser ciego, o un niño down, o que muera alguien intempestivamente a los 20 años en un accidente automovilístico y, en cambio, no permita que abandone “el escenario” alguien que ya tiene 50 años, ha tratado de suicidarse tres veces, y no termina de morirse? Ese Dios era entonces un ser sádico o caprichoso que gustaba de divertirse a costa del dolor humano? Ante tantas preguntas sin respuestas, alguien me dijo un día: “es que todo es cuestión de fe”. ¿De fe? -contesté yo ¿Dónde podré comprar un poco de fe? ¿La venderán en el mercado? Creo que voy a ir a comprar al menos cinco kilos, porque te juro que no tengo ni un gramito de fe! –repliqué finalmente.

No encontraba respuestas y caminaba sola como hongo por calles y avenidas de la gran ciudad, sintiéndome desde entonces lo que ya sospechaba: ¡que yo era extraterrestre! Porque no compaginaba mucho con los dictámenes de la sociedad en este mundo. Llegué a pensar que no sólo me había equivocado de país… ¡sino de planeta! Hoy en día me doy cuenta que no andaba tan errada. Mientras mis amigas soñaban en conocer a su Príncipe Azul y, finalmente, casarse como su gran meta, yo sólo deseaba tener ya todos los libros de la biblioteca dentro de mi cabeza!

Para mí tenía qué haber algo más que todo esto tan palpable y terrenal. Más tarde, estando en París, me encontré con una escuela “iniciática” en donde hacíamos el estudio comparativo de las religiones, y comencé a leer entre otros temas, “La Doctrina Secreta” de Blavatsky, el Bhagavad-Gita, y me enteré de las “profecías” que se hacían ya para el final del siglo XX. Desde los ‘80s yo ya sabía de la “globalización” y el Nuevo Orden Mundial que imperarían en estos tiempos.

Como a todos, el buscar la “seguridad económica” me hizo pasar un buen rato dentro de la publicidad y todo lo que ello conlleva: enfrascarme en el pensar que no podría vivir sin esos bienes materiales. Sin embargo, muy en el fondo, nunca lo creí. Siempre traté de zafarme de todo ello, pasando horas escribiendo mis “conjeturas filosóficas”, dibujando o pintando. Hoy en día, estoy más en esos rollos, finalmente! Y, como seguramente todos los que caemos de una u otra forma en Shiny Demise, sigo en la búsqueda.

Ya tan cerca del 2012 la información parece precipitarse como torrencial cascada. Creo, sin embargo, que hoy más que nunca necesitamos buscar… y vivir la Luz. Lo importante no es sólo acumular conocimientos, sino “digerirlos” y llevarlos a la acción a través de nuestras experiencias cotidianas. Sabemos que el cambio a una dimensión más elevada nos requiere elevar, antes que nada, nuestro sentir interior. En este blog he encontrado artículos muy interesantes y por eso agradezco a Nebiros el invitarme a participar entre sus colaboradores.

Lo mío, como verán, no es material de estudio tan serio ni profundo. Sin embargo son parte de mis “inquietudes elvirianas” de toda la vida. Las comparto con gusto con ustedes porque, como dijera Romain Rolland en “Le voyage Intérieur”: “soy sólo un individuo en medio de millones más. Pero es justamente por ello que es bueno exponer mis inquietudes. Tal vez más de algún otro individuo podrá reconocerse en ellas”.

Por aquí comenzaré a incursionar con algunas de mis intervenciones. Son los “hijos de mi alma”, sean benévolos con ellos. Mientras encuentro editor, se los comparto con todo gusto.

Un abrazo con mis mejores deseos porque todos vayamos -cada día más- a recuperar nuestra verdadera herencia: la Luz!

ElviraG
elvirag@shinydemise.com

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Equipo

  • Carlos del Ángel: Fundador, WebMaster y Autor
  • Guerrero de la Luz: Co-autor
  • Zeta y Bala: Colaboradores - Subtitulación
  • Arkantos: Colaborador
  • Cauac: Colaboradora