"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

¡Gran Espíritu, Déjame Caminar En La Belleza!


Hay ocasiones en las que nos enfrentamos a momentos cruciales en nuestras propias vidas, donde decisiones que tienen que ser tomadas representan prácticamente el futuro de nuestra vida misma y la influencia que eso conlleve en la vida de las personas que te rodean. Hay ocasiones en las que sentimientos encontrados parecen torbellinos dentro del corazón y eso origina cierto malestar e inestabilidad. Aunado a ello, los pensamientos que se originan y retroalimentan esos sentimientos pueden llevar a uno al borde de la demencia. Sin embargo, existen muchos métodos para poder mantener la calma, apaciguar la turbulentas corrientes del corazón y disipar las nubes que ensombrecen los pensamientos. Uno de esos métodos o recursos que tenemos a nuestro alcance es el poder del la "oración" o de las plegarias, ya atenriormente había tocado el tema al respecto.

Habrá quienes crean, habrá quienes no. Pero cuando las palabras se dicen con una intensión inherente en ellas, el poder que conllevan es tan grande que puede ser capaz de modificar o crear una realidad.

La siguiente es una "plegaria" Lakota, por llamarla de alguna forma. Cuando la escuché por primera vez, la piel se me herizó y me sentí sumamente conectado con cada palabra que hay en ella. Curiosamente viendo una conferencia de Alex Collier hoy por la madrugada, él recitó parte de ella y volví a sentir esa sensación de energía corriendo por cada parte de mi ser. Al día de hoy me la encontré en otro sitio y al leerla completa nuevamente estuve a punto de derramar una lágrima.

La comparto con ustedes y ojalá tenga un efecto positivo en ustedes como lo tuvo conmigo. En lo que respecta a mi, me hizo recordar el amor a uno mismo, el amor a Dios (el Universo) y el amor a cada cosa que rodea nos rodea en la vida; desde la más diminuta criatura hasta los más impresionantes e inimaginables animales y paisajes.

Nuestra vida es un regalo precioso y el vivir una pequeñísima fracción de ella en este hermoso Planeta Tierra es indudablemente un privilegio y un honor.



"Déjame caminar en la belleza"

¡Oh Gran Espíritu!
De quien su voz escucho en el viento
y quien con su aliento le da vida al mundo entero,
Escúchame!
Soy pequeño y débil.
Necesito de tu fuerza y sabiduría.
Déjame caminar en la belleza
y haz que mis ojos contemplen el carmín púrpura del atardecer.
Haz que mis manos respeten las cosas que tú haz creado
y que mis oídos se agudicen para escuchar tu voz.
Hazme sabio, para poder entender las cosas
que le haz enseñado a mi pueblo.
Déjame aprender las lecciones que haz escondido
en cada piedra y en cada hoja.
Busco la fuerza, no para ser más grande que mi hermano o mi hermana,
sino para ser capaz de luchar con mi mayor enemigo; Yo Mismo.
Mantenme siempre listo
para llegar a ti con las manos limpias y la mirada firme.
Para que cuando mi vida se apague como lo hace el atardecer,
mi espíritu llegue a ti sin vergüenza alguna.

Gran espíritu de amor,
ven a mi con el poder del Norte.
Hazme valiente cuando los fríos vientos de la vida
caigan sobre mi.
Dame fuerza y resistencia para todo lo que es severo,
para todo lo que duele, para todo lo que hace a mis ojos cerrar.
Hazme moverme através de la vida,
siempre listo para tomar lo que venga del Norte.

Espíritu que vienes del Este,
ven a mi con el poder del Sol naciente.
Haz que haya luz en mi mundo.
Haz que haya luz por la senda donde camino.
Hazme siempre recordar el regalo de un nuevo día
que me haz dado.

Gran Espíritu de la creación,
envíame los cálidos y tranquilizantes vientos del Sur.
Consuélame y acaríciame cuando este cansado y con frío.
Envuélveme como tus suaves brizas envuelven tus hojas en los árboles.
Y así como le das a la Tierra tu calor,
tu viento que se mueve,
dámelo a mi para poder crecer en tu calidez.

Gran Espírutu dador de vida,
Yo miro al Oeste,
donde se olculta el Sol.
Déjame recordar cada día que el momento llegará,
en que mi Sol se tenga que ocultar.
Nunca me hagas olvidar que me desvaneceré en ti.
Dame un hermoso color.
Dame un gran cielo donde posarme,
y cuando sea el momento de encontrarte,
iré hacia a ti con gloria.

Dador de toda la vida,
te rezo desde la Tierra.
Ayúdame a recordar mientras la toco,
que soy pequeño y necesito de tu compasión.
Ayúdame a ser agradecido por el regalo de esta Tierra
y para nunca caminar hirientemente por el mundo.
Bendice el amor que nos da la Madre Tierra
y enséñame a amar todos tus regalos.

Gran Espíritu de los cielos,
elévame hacia ti para que mi corazón te adore en la gloria.
Manten en mi memoria que tú eres mi creador,
más grande que yo, entusiasmado por mi buena vida.
Deja que todo lo que hay en el mundo,
eleve mi mente, mi corazón y mi vida hacia ti.
Para que siempre podamos llegar a ti
en la verdad y en el amor.

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Equipo

  • Carlos del Ángel: Fundador, WebMaster y Autor
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