"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

Osho: Un estudiante insolente, primera parte


Cuando Yamaoka era un estudiante insolente visitó al Maestro
Dokuon. Queriendo impresionar a1 Maestro,dijo: "No hay mente, no hay cuerpo,
no hay Buda. No hay mejor, no hay peor. No hay Maestro, no hay estudioso. No
hay dar, no hay recibir. Lo que pensamos que vemos y sentimos no es real.
Ninguna de estas cosas aparentes existe en reálidad". Dokuon había estado
sentado tranquilamente fumando su pipa y sin decir nada. De repente, cogió
su bastón y dio a Yamaoka un golpe terrible. Yamaoka saltó de ira .Dokuon
dijo: "Ya que ninguna de estas cosas existe realmente, y todo es vacío, ¿de
dónde viene tu ira? Piensa en ello".

Los conocimientos no sirven para mucho. Sólo ser puede convertirse en el
vehículo para la otra orilla. Puedes seguir pensando, acumulando información;
pero eso son barquitos de papel; no servirán para un viaje transoceánico. Si
te quedas en la orilla y sigues hablando de ellos, está bien; los barcos de
papel son tan buenos como los barcos reales si nunca vas de viaje. Pero si
vas de viaje con barcos de papel, te hundirás. Y las palabras no son otra
cosa que barcos de papel y además, ni siquiera son tan substanciales como
ello.

Y cuando acumulamos conocimientos, qué hacemos? Nada cambia dentro. El ser
permanece absolutamente ajeno. Igual que el polvo, la información se acumula
a tu alrededor; igual que el polvo que se acumula en un espejo, el espejo
sigue siendo el mismo, sólo que pierde su capacidad de reflejar. Lo que
sabes con la mente no cambia nada, tu consciencia sigue siendo la misma. De
hecho, se hace peor, porque los conocimientos acumulados son como polvo en
torno a tu consciencia reflejante; la consciencia refleja menos y menos y
menos.

Cuanto más sabes, menos consciente te vuelves. Cuando estás completamente
lleno de erudición, de conocimientos prestados, ya estás muerto. Entonces
nada viene a ti como algo propio. Todo es prestado, como un loro. La mente es
un loro. He oído -sucedió en los días de Joseph Stalin- que un hombre fue a
la comisaría de policía de Moscú y denunció la desaparición de su loro. Como
este hombre era un comunista muy prominente, el jefe de la comisaría se
informó acerca del loro, porque era importante y tenía que ser buscado. En
su investigación preguntó: "Habla el loro?"

El comunista, el camarada, sintió un ligero miedo, y luego dijo: "Sí, habla.
Pero tome nota, cualquier opinión política que tenga es completamente suya".
Pero cómo va a tener un loro opiniones propias? Un loro no puede tener
opiniones propias, y tampoco la mente; porque la mente es un mecanismo. Un
loro está más vivo que una mente. Incluso puede que un loro tenga opiniones
propias, pero la mente no puede. La mente es una computadora, una
bio-computadora. Acumula. Nunca es original. No puede serlo. Todo lo que
tiene es prestado, tomado de otros.

Sólo te vuelves original cuando trasciendes la mente. Cuando se abandona la
mente y la consciencia enfrenta la existencia directamente, con inmediatez,
en contacto con la existencia momento a momento, entonces te vuelves
original. Por primera vez eres auténticamente tú mismo. De otra forma, todas
las ideas son prestadas. Puedes citar escrituras, puede que sepas de memoria
todos los Vedas, el Korán, el Gita, la Biblia, pero eso no cambia nada, no
son tus propias ideas. Y los conocimientos que no son originales tuyos son
peligrosos, más peligrosos que la ignorancia, porque son ignorancia
escondida, y no serás capaz de ver que te estás engañando a ti mismo.

Llevas monedas falsas y piensas que eres rico, llevas piedras falsas y
piensas que son brillantes. Tarde o temprano tu pobreza te será revelada.
Entonces te escandalizarás.

Esto sucede cuando mueres, cuando la muerte se acerca. En la conmoción que
la muerte te da, de pronto te das cuenta de que no has ganado nada, porque
sólo se gana lo que se gana en ser. Has acumulado fragmentos de conocimientos
de aquí y de allá, puede que te hayas convertido en una gran enciclopedia;
pero ésa no es la cuestión; y particularmente, para los que están buscando
la Verdad, eso es una barrera, no una ayuda. Hay que trascender los
conocimientos.

Cuando no hay conocimientos, llega el saber, porque el saber es tu cualidad,
la cualidad de la consciencia. Es como un espejo, el espejo refleja
cualquier cosa que esté ahí; la consciencia refleja la Verdad que siempre
está en frente de ti, en la punta de tu nariz.
Pero la mente está en el medio y continúa charlando, y la verdad permanece
justo enfrente de ti mientras la mente continúa charlando. Y te vas con la
mente. Desperdicias la oportunidad. La mente es un gran desperdicio. Antes de
entrar en esta bella anécdota, unas pocas cosas más. Primera, los
conocimientos son prestados, date cuenta de esto. El mero darse cuenta se
convierte en su abandono.

No tienes que hacer nada, simplemente date cuenta de que todo lo que sabes
lo has oído, no lo has sabido; lo has leído, no lo has comprendido; no es
una revelación para ti, es un condicionamiento de la mente. Se te ha
enseñado, no lo has aprendido. La Verdad se puede aprender, no se puede
enseñar. Aprender significa ser sensible a todo lo que te rodea, a todo lo
que es, ser sensible a "Ello". Éste es un buen aprendizaje, pero no es un
conocimiento. No hay camino para encontrar la verdad, excepto encontrarla. No
hay atajo. No puedes tomarla prestada, no puedes robarla, no puedes engañar
para Llegar a ella. Simplemente no hay forma mientras haya una mente dentro
de ti. Porque la mente es vacilación, la mente es un temblor continuo; la
mente nunca está inmóvil, es movimiento. La mente es como una brisa soplando
continuamente y la llama sigue vacilando. Cuando no hay mente, la brisa se
detiene y la llama queda inmóvil.


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Equipo

  • Carlos del Ángel: Fundador, WebMaster y Autor
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