"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

Dioses del Eden capitulo 13 : Mahoma


Mahoma nació por el año 570 DC. Como con Jesús, hay profundas lagunas en la historia de la vida de Mahoma, especialmente en lo que respecta a su infancia y adultez temprana. Para llenar las lagunas, algunos historiadores lanzan la hipótesis de Mahoma como un huérfano que había vivido con algunos parientes durante su juventud. Se supo que a la edad de 25 años se casó con una viuda rica y algunos biógrafos creen que trabajó como comerciante en los negocios de su mujer durante los siguientes quince años, aunque esto no es totalmente cierto. A la edad de 40 años, Mahoma repentinamente surgió como un profeta y líder de un nuevo movimiento religioso muy poderoso.

De acuerdo a lo afirmado por el mismo Mahoma, su misión religiosa fue desencadenada por una aparición. Su visión ocurrió en campo abierto en una aislada cueva a la cual frecuentemente acudía para realizar sus meditaciones y orar. La aparición fue de un “ángel” portando un mensaje para que Mahoma lo diseminara. Sin embargo este no fue un ángel cualquiera. Se presentó como Gabriel, uno de los ángeles más importantes de los cristianos. Mahoma describió el encuentro con estas palabras:

“El Corán (libro sagrado del Islam) no es otra cosa que una revelación revelada a el.(*) Una enseñanza terriblemente poderosa para él, un compromiso con la sabiduría. Con una balanza nivelada se paró El en la parte más alta del horizonte. Entonces El se aproximó más y se acercó, y estaba a una distancia de dos arcos, o aun más cerca y reveló a Su sirviente lo que El reveló.“


El Corán repite la historia:

“Que esta es la palabra de un ilustrado Mensajero, investido de poder, teniendo influencia con el Señor del Trono, obedeciendo allí por los ángeles, fiel a su verdad, y tu compatriota no esta poseído por espíritus; porque él lo vio en el claro horizonte “ .


Mahoma estaba bien, semiconsciente o en un trance cuando el ángel Gabriel le ordenó recitar y grabar el mensaje que el ángel le estaba dando. Las instrucciones del ángel para Mahoma eran muy parecidas a las instrucciones dadas en la antigua historia a Ezequiel del Antiguo Testamento y a Juan del Libro de la Revelación por similar personal Custodio.

Cuando Mahoma despertó, le pareció que las palabras del ángel se habían inscrito sobre su corazón (de Mahoma). Esto es significativo porque sugiere que Mahoma, como Ezequiel, Juan y quizás también Constantino, habían sido drogados y mentalmente alterados para que el mensaje fuera más firmemente implantado en su mente.

El mensaje dado a Mahoma fue una nueva religión llamada Islam, lo cual significa rendirse o entregarse. Los seguidores deben entregarse a Dios. Los miembros de la fe de Mahoma son por esto llamados musulmanes, que se deriva de la palabra muslím o uno que se somete. El Islam fue una religión Custodio más, diseñada para instalar obediencia abyecta en los humanos.

El mensaje dado a Mahoma fue una nueva religión llamada Islam; lo que significa rendirse o entregarse. Los seguidores deben entregarse a Dios. Los miembros de la fe de Mahoma son por esto llamados musulmanes que se deriva de la palabra muslím que significa, “uno que se somete”. El Islam fue una religión Custodia más diseñada para instalar obediencia abyecta en los humanos.

El Ser Supremo de la fe islámica es llamado Alá, quien era según Mahoma, el mismo Dios Jehova de los judíos y cristianos. Dos temas claves del Corán son su profecía del Día del Juicio y su representación del infierno como “fuego y azufre”. Mahoma honró a Moisés y Jesús como los dos mensajeros previos a Alá y proclamó el Islam como la tercera y última revelación de Dios. Por lo tanto, era deber de todo judío y cristiano convertirse al Islam. Los hebreos y cristianos tendían a ser menos que cooperativos con la petición de Mahoma. Después de todo, ellos se encontraban alertados por sus propias escrituras apocalípticas acerca del peligro de los “falsos profetas”. El resultado iba a ser una de las guerras más sangrientas en la historia del mundo.

Al igual que muchas de las religiones Custodio anteriores, el Islam no permitía a la gente el lujo de escoger ser o no adherente. Mahoma se embarcó en un programa de conquistas para dejar en claro cuál era la forma de escoger. Usando tácticas de un generalísimo, el “divinamente inspirado” Mahoma levantó un ejército y se dio a la tarea de convertir infieles a su fe. El ejército apocalíptico de Mahoma cortó una ancha banda sangrienta en su paso por casi todo el medio Oriente, incluyendo importantes centros cristianos. El imperio musulmán se extendió hacia el Este abarcando hasta la India donde elementos del Islam le fueron incorporados a la religión hindú. Incontables vidas se perdieron durante la conquista islámica porque los ejércitos islámicos eran propensos a cometer horribles genocidios como parte de su misión de traer la utopía a la humanidad.

Para la mayoría de los “infieles” cristianos, los musulmanes no eran más que “paganos” salvajes (no creyentes). Esto provocó un conflicto inevitable dentro del cual serían arrastradas millones de personas. Quinientos años después de la muerte de Mahoma, el mundo cristiano lanzó un esfuerzo militar coordinado para forzar a los musulmanes a salir de Tierra Santa. Este esfuerzo es conocido como las Cruzadas.

Las cruzadas cristianas para liberar la Palestina de los musulmanes se sucedieron entre los años 1099 y 1270 DC. Escaramuzas y batallas menores entre cristianos y musulmanes habían estallado antes, pero fue por el llamado a las armas del Papa Urbano II en 1095 que finalmente convirtió aquellas escaramuzas en un esfuerzo de guerra organizada que arrastró a casi la totalidad de los gobernantes cristianos de Europa. Cientos de miles de cristianos se alistaron en las cruzadas después de prometérseles la religiosa bendición, feudos y botines de guerra. De casi todas las clases sociales surgieron voluntarios. Para muchos aldeanos y siervos, el llamado a las armas del Papa representó la forma de escapársele al señor feudal y quizá regresar convertidos en héroes ricos.

Las cruzadas comenzaron con buen pie, pero rápidamente empezó el derramamiento de sangre. Los cristianos capturaron Jerusalén en el verano de 1099. Aunque los caballeros e infantes que marchaban bajo la bandera cristiana eran alabados por practicar altas virtudes y caballerosidad, con frecuencia degeneraron cometiendo carnicerías y otros actos de crueldad. Cuando los cruzados ocuparon Jerusalén en 1099, eliminaron a muchos de los sobrevivientes no cristianos en una matanza que quitó la vida a más de diez mil.

Los cruzados no sólo mataban musulmanes, también mataban judíos a quienes muchos cristianos consideraban tan paganos como los musulmanes. La muerte de judíos comenzó mucho tiempo antes de la primera cruzada a Tierra Santa. En el año 1095, las facciones cristianas comenzaron a matar judíos en Europa. Una ola genocida en la Renania alemana fue uno de los mayores episodios y se inició por insustanciales rumores de que judíos renanos estaban usando niños cristianos en sus sacrificios religiosos. La destrucción de los judíos se convirtió en un elemento importante de las cruzadas y la masacre se prolongó aún después que las cruzadas a Jerusalén habían terminado.

Las cruzadas tuvieron otro efecto importante en Europa. Varias décadas antes del lanzamiento de la primera cruzada, el Papa Gregorio VII había intentado poner a la iglesia Católica Romana bajo un mayor control centralizado. Previo al intento de Gregorio, la iglesia católica en Europa era una organización vagamente compacta y gobernada primordialmente por personas seglares (no clérigos); era el tipo de organización visualizada por los primeros fundadores del Cristianismo. Una vez que el Papa Urbano II subió al Vaticano y reunió a todos los buenos cristianos para combatir a los musulmanes impíos, los príncipes cristianos y partidarios comienzan a rendir obediencia directa al Papa, apresurando de esta forma los esfuerzos de centralización intentados en principio por el Papa Gregorio VII. El poder del Vaticano Romano aumentó en la medida que se prolongó la guerra y creció en número la gente que declaró su lealtad al Papa.

Detrás de las cruzadas yacía la Hermandad. En principio, las cruzadas cristianas fueron dirigidas por dos poderosas organizaciones de caballería de estrechos lazos con la Hermandad: los Caballeros Hospitalarios y los Caballeros del Templo o Templarios.

Los Caballeros Hospitalarios se denominaba así porque manejaban un hospital en Jerusalén que prestaba al peregrino la ayuda requerida en sus dolencias. Los Hospitalarios comienzan a operar como una Orden de Caridad en el año 1048. Su propósito era ayudar y reconfortar. Cuando la primera cruzada capturó exitosamente la Ciudad Santa, los hospitalarios comenzaron a recibir ayuda financiera de los cruzados ricos. En el año 1118, setenta años después de su fundación, los Caballeros Hospitalarios sufrieron un cambio de propósitos y liderazgo. Se transformó en una orden militar dedicada a combatir los musulmanes que continuamente estaban tratando de reconquistar Jerusalén. Con este cambio de propósitos vino también un cambio de nombre: a los hospitalarios se les comenzó a llamar indistintamente, la Orden de Caballería Hospitalaria de San Juan, Caballería de San Juan de Jerusalén o simplemente Caballería de San Juan. Adoptaron el nombre de San Juan en honor al hijo del rey de Chipre llamado Juan, quien había venido desde Chipre a Jerusalén para ayudar a los caballeros y peregrinos cristianos.

Existe duda acerca de si los hospitalarios fueron fundados como una organización de la Hermandad. Se sabe que no fue así al principio. Sin embargo, rápidamente se convirtieron en afiliados a la red de la Hermandad adoptando sus títulos y tradiciones. Eran gobernados por un Gran Maestro y desarrollaron ritos secretos.

Para el año 1119, un año después que los hospitalarios se habían transformado en una orden de combate, la caballería Templaría se puso en existencia. Los templarios originalmente se auto denominaban la Orden de Caballeros Pobres de Cristo, en base a que hacían solemnes votos de pobreza. Más adelante se cambiaron el nombre por el de Caballeros del Templo una vez que se ubicaron en la cercanía del sitio donde una vez había estado el templo de Salomón. Aunque los templarios y hospitalarios tenían a los musulmanes como el enemigo común, las dos organizaciones cristianas llegaron a rivalizar entre sí.

Los Caballeros Templarios se inician como una rama de la Hermandad. Practicaba una tradición mística profunda y usaba mucho de los títulos de la Hermandad, notablemente el de Gran Maestro. Al igual que la Caballería Hospitalariam, los Templarios recibían grandes sumas de dinero de los cruzados acomodados. Debido a esto, los templarios se hicieron enormemente ricos al punto que se convirtieron en los siglos XII y XIII en lo que hoy se conoce como una casa de banco internacional. Los templarios llegaron a prestar grandes sumas de dinero a los reyes europeos, a los príncipes, a los comerciantes y por lo menos a algún gobernante musulmán. La mayor parte de la riqueza de los templarios estaba almacenada en cámaras acorazadas en sus templos de Londres y París, haciendo que estas ciudades se transformaran en importantes centros financieros.

Después de la caída de Jerusalén y la victoria final de los musulmanes en 1291, la suerte de ambas órdenes de caballería cambió. La Caballería de San Juan (Hospitalarios) fue obligada a salir de Tierra Santa y tomar residencia en varias islas del Mediterráneo en los siglos posteriores. Con los cambios de residencia surgieron los cambios de nombre y se convirtieron en los Caballeros de Rodas una vez que se ubicaron en la isla de Rodas. Fueron los Caballeros de Malta cuando se mudaron y gobernaron esa isla. Durante su estadía en Malta, la caballería se convirtió en una gran potencia militar y naval del Mediterráneo hasta su derrota por Napoleón en el año de 1789. Después de gozar de una protección temporal bajo el emperador ruso Pablo I, en 1834 el Papa León XIII mudó su sede central a Roma. Hoy es conocida como la Soberana Orden Militar de Malta (SOMM) y tiene la extraña distinción de ser la nación más pequeña del mundo. Localizada en un enclave amurallado del centro de Roma, SOMM retiene todavía su estatus de estado soberano aunque los nuevos grandes maestros de la orden deben ser previamente aprobados por el Papa. La SOMM sostiene hospitales, clínicas y leprocomios a través del mundo. También, hasta la pasada desintegración de la URSS, daba abundante y activa ayuda a la causa anticomunista y aun continua ejerciendo una sorprendente influencia en los círculos comerciales, políticos y de inteligencia mundiales a pesar de su mínimo tamaño. (*)

A la Caballería Templarios no le fue tan bien como a los Hospitalarios después de las Cruzadas. A ellos también se les forzó a emigrar junto con los hospitalarios a la isla de Chipre pero allí se separaron y regresaron a sus sedes europeas, las cuales se denominaban Preceptorías. A los templarios se les sometió a fuertes críticas por su fracaso en salvar a la Tierra Santa; y también críticas y rumores circulaban referentes a presuntas herejías e inmoralidades cometidas durante las cruzadas. A los templarios se les acusaba de escupir la cruz durante los ritos de iniciación y también de que obligaban a sus miembros a cometer actos homosexuales. En el año de 1307, la controversia con los templarios había llegado a ser tan grande que el rey de Francia, Felipe IV “El Hermoso”, ordenó el arresto de todos los templarios dentro de sus dominios y usó la tortura para obtener confesiones. Cinco años más tarde, el Papa disolvió la Orden Templar mediante decreto papal. Muchos templarios murieron ejecutados en la pira, incluyendo el Gran Maestro Jacques de Molay, quemado públicamente el 11 de Marzo de 1314 al frente de la catedral de Notre Dame en París. Casi todas las propiedades de los templarios fueron confiscadas y asignadas a la Caballería Hospitalaria. La intensa y larga revalidad entre templarios y hospitalarios llegó a su fin, con los hospitalarios victoriosos. Esta victoria hospitalaria no pudo ocurrir en un tiempo más afortunado ya que se estaba discutiendo seriamente en los círculos papales la fusión de ambas órdenes, plan éste que hubiera sido totalmente inaceptable para ambas.

A pesar de la caída de la Caballería Templar, la organización seguía luchando por sobrevivir. De acuerdo al escritor e historiador francmasónico Alberto Mac Key, la Caballería Templar consiguió un hogar en Portugal con el rey Denis cuando fue desterrada del resto de la Europa católica. En Portugal se les garantizó sus derechos comunes y privilegios. Allí portaban sus mismos vestidos y eran gobernados por y con las mismas reglas que antes tenían. El decreto mediante el cual se restablecía a los templarios en Portugal decía que estaban en este país para ser rehabilitados. El Papa Clemente V aprobó el plan de rehabilitación y emitió una bula ordenando a los templarios el cambio de nombre por el de Caballeros de Cristo. Los templarios o Caballería de Cristo también cambiaron la cruz de Malta de ocho puntas que lucían en sus uniformes por la cruz oficial latina.

Los templarios llegaron a ser bastante poderosos en su nuevo hogar. En el año 1420, el rey Juan I dio a la Caballería de Cristo el control de las posesiones portuguesas en las Indias. Posteriores monarcas portugueses extendieron la propiedad de la Caballería a cualquier territorio que ésta pudiera descubrir. Los caballeros de Cristo llegaron a ser tan poderosos de nuevo, según dice Alberto Mac Key, que algunos reyes portugueses se vieron en la obligación de reducir la influencia de la Caballería tomando para sí el título de Gran Maestro. La Caballería de Cristo sobrevivió bajo el auspicio de los portugueses hasta bien entrado el siglo XVIII cuando el antiguo nombre de Templar resurgió y volvió a tomar renovada importancia en los tormentosos asuntos políticos de Europa como se verá más adelante.

Existió una tercera organización caballeresca bastante renombrada durante las cruzadas: la Caballería Teutónica. Esta caballería fue originalmente llamada la Orden de Caballeros del Hospital de Santa María de los Teutones de Jerusalén. Al igual que los Hospitalarios, la Caballería Teutónica comenzó como una orden de caridad. Ellos se encargaron de operar un hospital en Jerusalén para ayudar a los cristianos que hacían peregrinaciones a Tierra Santa.

En Marzo del año 1198, a la Caballería Teutónica se le dio el rango de una Orden de Caballeros, lo cual hizo de ella una orden de combate. Lo mismo que los templarios, la Caballería Teutónica llevaba un estilo de vida monástica, practicaba ritos de iniciación y era dirigida por un Gran Maestro. Sólo se admitía como miembro aquellas personas de origen teutón (alemanes) y también disentían enormemente con los hospitalarios y templarios.

Durante las cruzadas cuando las organizaciones militares de la Hermandad estaban valientemente dirigiendo a los ejércitos cristianos que combatían a los musulmanes, otros grupos de la red de la Hermandad estaban reclutando musulmanes para combatir a los cristianos. De varias de las ramas de la Hermandad que promovían la causa del Islam, una es de particular interés para nosotros: la secta de los Assasines (Asesinos).

Mahoma murió el año 632 DC., e inmediatamente aconteció un forcejeo sobre quién era el llamado a sucederlo. Esto causó una ruptura en la religión islámica dividiéndose en sectas antagónicas y competidoras con sus propias ideas de quién iba a suceder a Mahoma. Una de esas sectas fue la de Shía, a la cual se le adhirió una fuerte tradición de “fin de mundo”. Los shiítas creen en el Milenium: un día del juicio seguido por mil años de paz y de salvación espiritual. Eventualmente, la secta Shía se colocó aparte. Una facción que emergió a su vez de la división Shía fue la secta Ismaelita, la cual dió nacimiento a los asesinos.

Los ismaelitas rompieron con los shiítas en el siglo VIII. La secta de los ismaelitas era una sociedad secreta de la Hermandad con un sistema de logias similar a la Francmasonería y a otras organizaciones de la Hermandad. La Gran Logia Ismaelita estaba ubicada en El Cairo donde se practicaba la iniciación paso por paso acompañada de todos los métodos y símbolos masónicos. Estaba dirigida por un Gran Maestro y allí los ismaelitas promovían un mensaje totalmente apocalíptico con la promesa de la venida de un Mesías.

Uno de los miembros de la Logia Ismaelita fue un hombre llamado Hassan-I-Sabbah. Al señor Sabbah le llegó la conversión mística como resultado de una severa y peligrosa enfermedad durante la cual creyó que Dios lo había salvado y le había dado el renacimiento espiritual. El año de 1078 en la Gran Logia de El Cairo, el señor Sabbah pidió permiso al Califa (un califa es un sucesor de Mahoma. El título de “califa” le fue dado a aquellos musulmanes cabeza de estado que proclamaban ser sucesores de Mahoma) para diseminar en Persia el evangelio ismaelita. El califa garantizó al señor Sabbah su petición a condición de que apoyase a su hijo mayor llamado Nizar para que fuera el próximo califa (el noveno califa). Sabbah aceptó el trato y denominó a su nueva rama ismaelita “los Nizarios”, en honor al hijo del califa. Esto sin embargo fue por poco tiempo antes de que la rama del señor Sabbah fuera conocida por su famoso nombre: los Asesinos.

Los Asesinos eran comúnmente conocidos como una secta religiosa. Más específicamente se denominaban una sociedad secreta. De acuerdo al historiador masónico Alberto Mac Key, los Asesinos adoptaron la estructura organizacional de los ismaelitas. Los Asesinos practicaban las iniciaciones paso por paso y poseían una doctrina mística secreta. El señor Mac Key agrega que parece que los Asesinos practicaban tres de los mismos grados fraternales usados por la francmasonería de hoy: Aprendiz, Oficial y Maestro. Los Asesinos tenían un código religioso similar al de los Caballeros Teutones y los Hospitalarios. Los Asesinos formaban parte integral de la red de la Hermandad.

Un rasgo distintivo de la organización de los Asesinos era el uso de drogas —en principio el hashish — con propósitos místicos y otros. De allí que la palabra asesino viene de la palabra hashishin que significa “usuario de hashish”. Los Asesinos y algunos grupos más de la Hermandad en la historia, alaban las virtudes de los fármacos que alteran la mente como una forma de lograr la iluminación mística.

Los Asesinos eran también una organización de combate con su ejército. El Gran Maestro Sabbah escogió una fortaleza localizada en los alto de una montaña al norte de Irán como cuartel general de su nuevo grupo. Esta fortaleza de los Asesinos fue conocida como “el Alamut” que significa “Nido del Aguila” o “Doctrina del Aguila”. Los Asesinos se transformaron en una formidable potencia militar y política en la región y eventualmente controlaban otras fortalezas en Persia y Siria. Los Asesinos se enemistaron definitivamente con otras organizaciones musulmanas y luchaban contra la Caballería Templar y otros ejércitos cristianos durante las Cruzadas. Para ayudar a ganar feudos y guerras, los Asesinos desarrollaron la herramienta mortal por la cual llegaron a ser famosos y temidos: el asesino solitario.

Mucha gente hoy está dolorosamente enterada del fenómeno llamado “el asesino solitario”. Este es comúnmente un joven en sus veintes o treintas, quien es vuelto loco mediante el engaño y quien muestra poco o ninguna preocupación por su propia seguridad cuando asesina a un importante líder en plena luz del día, en público y frente a testigos. El homicidio tiene un tremendo valor de impacto y puede afectar enormemente la dirección política de una nación.

Mucha gente cree que los llamados asesinos solitarios son producto de la era moderna. Es bastante divertido leer pesados tomos psiquiátricos referentes a este fenómeno. Es verdad, el asesino solitario ha sido una institución política por más de setecientos años, si no más. Setecientos años atrás, sin embargo, ninguna pretensión se hacía para que los asesinos solitarios actuasen solos como lo hacen hoy en día. A su espalda, el asesino solitario era conocido por ser una terrible y efectiva herramienta de control político y social. Fue una técnica usada por la organización de los Asesinos para ganar sus guerras, aumentar su influencia política, destruir a sus enemigos y ampliar sus cajas de caudales mediante la extorsión.

¿Cómo la secta de los Asesinos reclutaba jóvenes para cometer sus homicidios? No es fácil hacer que una persona mate a otra, especialmente cuando el homicida es propenso a ser atrapado y muerto también. La organización de los Asesinos tenía un método efectivo para vencer la natural resistencia y programar a los jóvenes para matar. Una de las personas que con mayor antigüedad describe las técnicas de programación de los asesinos fue Marco Polo, el famoso viajero europeo del siglo XIII que escribió un libro famoso sobre sus viajes. Aunque Marco Polo fue acusado por algunas personas de ser un fabricante de historias en su época, investigaciones posteriores han verificado cada cosa que él describió en su famoso libro.

De acuerdo a Marco Polo, una parte de la fortaleza de la secta de los Asesinos en Alamut, había sido convertida en un hermoso jardín secreto modelado según el paraíso descrito en las visiones del Cielo de Mahoma. En el jardín crecían casi todos los tipos imaginables de frutas y era regado con arroyos de vino, leche y miel. Los palacios estaban hermosamente adornados y tenían una compañía de cantantes, bailarines y músicos. Si ciertos jóvenes en la región señalaban promesas como potenciales homicidas, ellos eran drogados, generalmente con opio o hashish y conducidos al jardín secreto. Allí eran mimados por unos pocos días y no se les negaba nada, incluyendo mujeres. De nuevo eran drogados y regresados a sus hogares. Los jóvenes creían que los líderes de la secta los habían transportado al cielo y regresado de nuevo a la Tierra. Ansiosos por volver, los jóvenes seguían con mucho gusto las instrucciones de los líderes asesinos. Con frecuencia, por mandato celestial, se les comunicaba que el retorno al paraíso consistía en el intrépido homicidio de un líder enemigo designado. El joven homicida era instruido para que esperase en un lugar público y agrediese a la víctima con una daga cuando la víctima pasase por allí. Debido a que el joven homicida era muerto en el sitio o posteriormente ejecutado, se le hacía creer que su muerte en la escena del crimen o por posterior ejecución tendría como resultado el regreso al paraíso que él recordaba.

La notoriedad de la secta de los Asesinos se regó. Se rumoraba que algunos reyes europeos pagaban tributo a los asesinos para evitar ser sus blancos. Aunque la extensión de la actividad de los asesinos en Europa es todavía hoy discutida (algunos historiadores afirman que los asesinos enfocaban la mayoría de sus prácticas mortales en los conflictos generados en el Medio Oriente), los asesinos llegaron a ser extensamente famosos. Como resultado, toda persona que intente el homicidio de un líder político ha llegado a ser conocido como “asesino” o “adicto al hashish”. Aunque la mayoría de los “asesinos” modernos no han sido adictos al hashish, muchos han señalado evidencia de una considerable perturbación mental, lo cual será discutido cerca del final de este libro.

A mediados del siglo XIII, los Mongoles invadieron el Medio Oriente y destruyeron el mayor baluarte de los asesinos. Lo curioso es que los Mongoles también estaban inspirados por creencias místicas. Los asesinos se las ingeniaron para sobrevivir a la embestida, y todavía existen hoy. Las sectas modernas de los asesinos se dice que están asentadas pacíficamente en la India, Irán y Siria. Su titular principal es el Aga Khan, quien es el líder espiritual de todos los Ismaelitas del mundo. Hoy se estima el número de 20 millones para la población ismaelita. Desde 1840 , el Aga Khan había estado operando en la India debido a una infructuosa rebelión en 1838 del Aga Khan I contra el Sha de Persia. Cuando la rebelión fracasó, los ingleses ofrecieron asilo al Aga Khan en la India, la cual en ese tiempo estaba bajo el dominio del gobierno británico. Desde entonces, el Aga Khan ha estado viajando entre los círculos elitescos de la sociedad occidental. Aga Khanes recientes han recibido educación en Oxford, Harvard y en Suiza. Los Aga Khanes también han ganado un puesto en la comunidad bancaria internacional a través del establecimiento de su banco central en Damasco, Siria.

Puede que sea una coincidencia el que los “asesinos solitarios” surjan como un fenómeno importante en los Estados Unidos justo en el tiempo en que el Aga Khan I estaba estableciendo relaciones con los británicos a comienzo del siglo XIX. El primer asesino solitario conocido que atacó a un presidente de los Estados Unidos, lo hizo en 1835. La primera víctima escogida fue Andrew Jackson quien curiosamente era miembro de una organización de Caballería Templar en EUA. Desde entonces, presidentes de los Estados Unidos han sido el blanco de asesinos solitarios cada diez a veinte años. Muchos otros líderes y figuras públicas también han sido víctimas. Aunque no he visto ninguna evidencia que la secta de los asesinos misma está detrás de los modernos episodios de asesinos solitarios, está claro que su técnica ha sido seguida y usada por fuentes de influencia política con conexiones de la Hermandad en el mundo occidental, como discutiremos más extensamente en un capítulo posterior.

Como vimos, la era de las cruzadas dio testimonio del nacimiento de instituciones que todavía hoy nos afectan. . A la lista podemos añadir dos famosas órdenes cristianas: los Franciscanos y los Dominicos. Los Franciscanos adoptaron el uniforme de la sotana y la cuerda atada a la cintura y la coronilla rapada usada por los antiguos sacerdotes de la Hermandad egipcia en El Amarna. Los Franciscanos aparentaban ser bastante humanos. Los Dominicos, por otra parte, fueron colocados en cargos del más ampliamente odiado subproducto de las cruzadas: la Inquisición católica.

La Inquisición medieval ha sido universalmente condenada como una de las instituciones humanas más opresivas que haya existido. Fue conocida por sus torturas y exceso de celo. La Inquisición surgió como un esfuerzo del Papa Ocencio II para acabar con una gran secta herética en el sur de Francia conocida como los Albigenses. Inocencio II convocó la formación de una cruzada especial en 1208 para entrar en Francia y barrer la secta. Los cinco años de guerra que siguieron devastaron la región. Diez años más tarde, el nuevo Papa, Gregorio IX continuo la acción. El colocó a los Dominicos encargados de investigar a los Albigenses. Gregorio dio a la orden Dominica total poder legal para llamar y condenar a todos los herejes sobrevivientes. Fuera de esta campaña creció la total maquinaria inhumana de la Inquisición católica que buscó acabar con la herejía de cada tipo. La Inquisición generó un clima espantoso de opresión intelectual y espiritual en Europa durante los siguientes seiscientos años. Rumores, insinuaciones y desacuerdos intelectuales honestos llevaron a mucha gente decente al potro de la tortura y al auto de fe (muerte en la hoguera). Las cicatrices sociales son todavía visibles hoy en el miedo instintivo que mucha gente tiene de expresar ideas no conformistas. La Inquisición ayudó a engendrar una reacción social de violencia para las ideas no conformistas de la cual el mundo no se ha escapado completamente.

Está claro que la iglesia cristiana ha experimentado muchos cambios por el tiempo en que terminaron las cruzadas. La iglesia ya no era la religión humanitaria descentralizada que ambicionó Jesús. La nueva iglesia católica (indivisa) con su sede central en Roma había sucumbido a las “reformas” de los emperadores romanos del Este. Esta era una religión que el mismo Jesús hubiera deplorado. Afortunadamente, después de la desaparición de la Inquisición, la iglesia católica comienza a mejorar y hoy en día tiene muy buenas cualidades.

Quizás el acontecimiento más significativo de las cruzadas no involucra los gastos de guerra, la programación de los asesinos o la creación de la Inquisición. Este implica la fabricación de una paz.

En el año 1228, el emperador alemán Federico II condujo una cruzada a Jerusalén. Federico no estaba en buenas relaciones con el Papa por este tiempo. Federico había sido descrito como “un extraño de mentalidad seglar, príncipe altamente educado, un enemigo jurado del papado en política territorial, que había adquirido por matrimonio el título de lo que quedaba del reino de Jerusalén.”[1]

La pelea de Federico con el Papa Gregorio IX había comenzado sólo un año antes de su viaje a Jerusalén. El conflicto entre Federico y el Papa Gregorio estaba centrado en la cuestión del poder centralizado del Papa. Federico se oponía y Gregorio procuraba apurarlo. Esta disputa causó a Federico ser colocado bajo sentencia de excomunión, —una sentencia finalmente emitida en 1245.

Mientras estaba bajo sentencia, pero todavía no excomulgado, el impenitente Federico viajaba a su reino en Jerusalén a la cabeza de su propia cruzada. A pesar de la profunda participación de la Caballería Teutónica, Federico II probó en este viaje que él sería un hombre de paz. En vez de prolongar la guerra con los musulmanes, Federico negoció un tratado de paz. Aparentemente sintió que había el mejor interés de cada quien para terminar el conflicto religioso y precisamente esto fue lo que él hizo. Federico cumplió su hazaña negociando con el entonces líder musulmán: Sultán Kamil. Al año de comenzadas las conversaciones con el Sultán, y sin la aprobación del Papa, Federico concluyó un tratado firmado en el año 1229 que restituyó a Jerusalén a los cristianos por diez años, siempre que los cristianos no volvieran a las armas. El arreglo funcionó.

Usando la negociación y apelando a la razón, Federico logró en un corto viaje lo que los papas habían declarado que ellos estaban tratando de hacer por casi 130 años con guerras y sangre. Bajo el tratado de Federico, los cristianos tenían libertad para habitar en Jerusalén y hacer sus peregrinaciones hacia allá; y los musulmanes quedaban libres de las amenazas propaladas por los ejércitos cristianos. Sin embargo, muchos líderes musulmanes y cristianos no estaban del todo contentos con este arreglo, porque Federico había puesto esto: “dejando ambas partes indignantes en tal pacífico acuerdo. Cuando la tregua finalmente termine en 1239, la guerra santa será reanudada….”(*)[2]

Podemos legítimamente preguntar ¿porqué el tratado de Federico no fue prorrogado o negociado uno similar? ¿A cuál propósito servía el sumergirse en setenta años adicionales de guerra sangrienta? Los cristianos acabaron perdiendo totalmente la Tierra Santa.

Con mucha frecuencia oímos que las guerras son un producto de la naturaleza humana básica, sin embargo en un esfuerzo de paz vimos como 130 años de furioso conflicto terminan mediante el esfuerzo de un hombre que apela a la razón y cooperación de otro hombre, resultando en la paz por la duración del tratado. Vemos que la habilidad del pueblo para tener paz es tan fuerte, si no más fuerte, que un deseo de la guerra. ¿Qué fue entonces lo que condujo a musulmanes y cristianos a matarse unos a otros por un trivial pedazo de tierra árida?

Una respuesta a esta pregunta puede ser encontrada en lo que los musulmanes y cristianos pensaban del porqué a fin de cuentas ellos se peleaban: por su libertad y salvación espiritual. Ellos pensaban que peleando y quizás muriendo gloriosamente por su fe, ellos se garantizaban la salvación eterna. La historia ha demostrado claramente que el camino para la libertad espiritual es tan fuerte que puede no tomar en cuenta cualquier necesidad humana, incluyendo el impulso por la propia supervivencia física. En algún punto, la gente sacrificará su propia existencia física y hasta la supervivencia física de los seres queridos, si ellos creen que el sacrificio les asegurará su integridad espiritual o que les traerá su salvación espiritual. Cuando el genuino conocimiento espiritual es distorsionado, aun si el deseo por la salvación espiritual continua siendo estimulado, una gran cantidad de gente puede ser llevada a hacer muchas cosas estúpidas. Un paso importante para resolver el problema de la guerra es entonces lograr una verdadera comprensión del espíritu y una real forma de rehabilitarlo.

Cuando vemos las prácticas espirituales de los caballeros cristianos y los musulmanes ismaelitas, descubrimos que su participación en la guerra frecuentemente era exaltada como una búsqueda espiritual. Los guerreros de ambos lados eran inspirados por los misticismos de la Hermandad corrupta que le hablaba sobre la recompensa espiritual, la cual sería ganada comprometiéndose en un esfuerzo militar en contra de seres humanos compañeros. Esta fue la mitología de la guerra “espiritualmente noble” en la cual se les prometía a soldados galantes la salvación eterna y un lugar en el cielo por haber peleado por una causa noble. Esta mitología todavía hoy está viva para reclutar gente y participar en guerras continuas. Esto tergiversa el impulso por la libertad espiritual en una guerra de honor.

¿ Qué es la guerra entonces sino una noble búsqueda ?

Analizando hacia sus más básicos componentes, la guerra no es más que la acción de causar que unos objetos sólidos colisionen destructivamente con otros objetos sólidos. Esto algunas veces puede resultar divertido, pero no hay mucho beneficio espiritual que se derive de un compromiso constante en esto. Aunque es verdad que la guerra contiene muchos de los elementos de un juego, su naturaleza destructiva causa que ella no sea más que una serie de actos criminales: primeramente incendios provocados, agresión y homicidio. Esto revela algo de gran significación:

La guerra es la institucionalización de la criminalidad. La guerra nunca puede traer mejoría espiritual porque la criminalidad es una de las principales causas del deterioro mental y espiritual.

Aquellas sociedades que exaltan las acciones criminales como una noble búsqueda sufrirán un deterioro rápido en la condición mental y espiritual de sus habitantes. Las doctrinas “espirituales” que exaltan el combate son doctrinas que degradan la raza humana.

¿ La guerra que persigue una causa justa es una cosa buena ?

El más grande problema que hay con el uso de la fuerza violenta para luchar por una causa, es que las reglas de fuerza operan sobre unos principios totalmente diferentes a los principios de lo correcto y lo incorrecto. El uso victorioso de la fuerza violenta depende de la habilidad, lo cual no tiene nada que ver con que la causa de uno sea justa o no. El hombre que puede desenfundar su seis balas más rápido no necesariamente es el hombre con los mejores ideales. Nos gustan nuestros héroes cuando ellos pueden disparar o vencer físicamente al muchacho malo y no hay nada incorrecto con su capacidad para hacerlo, pero no todos nuestros héroes pueden hacerlo. Aquellos quienes tienen una causa legítima podrían por eso tener cuidado de la tentación de afirmar la rectitud de sus creencias en la arena de la fuerza violenta ya que su causa puede perderse inmerecidamente. Hay muchos métodos efectivos para promover las buenas causas y hacer que ellas ganen, pero esos métodos son raramente usados en un mundo educado para usar la violencia como última corte de apelación.

Las cruzadas y otros conflictos religiosos han sido estimulados por el tema de quién es el verdadero “Mesías” y quien no lo es. Las pasiones pueden correr fuertes en este tópico. Por lo tanto sé condescendiente con nosotros para discutir lo que un “Mesías” puede o no ser.


(*) Mahoma usa la tercera persona “él” refiriéndose a sí mismo.


(*) Miembros importantes de la SOMM han sido personajes de la política norteamericana en el pasado reciente como: el antiguo director de la CIA el señor William Casey; el señor Lee Iacocca, antiguo Presidente de la Chrysler Corporation; el señor Alexander Haig, antiguo SecretArio de Estado de EUA y el señor William Schreyer, antiguo Presidente de las empresas Merril Lynch.

[1] American Corp., op. cit., vol. 8, p. 267.


(*)Hay una divertida línea complementaria a esta historia. Después que Federico completó el tratado, quiso ser coronado monarca de Jerusalén por su herencia. Debido a que estaba bajo sentencia de excomunión, una autoridad no católica podía ejecutar la ceremonia de coronación para él. Sin embargo, Federico no era de los que se frustraban por detalles técnicos. Simplemente se coronó a sí mismo y se embarcó de regreso a Alemania.


[2] Ibid 47

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