Cuando tenemos agendas, nuestro juicio está distorsionado y nuestra visión se hace selectiva. Vemos lo que queremos ver y convenientemente ignoramos el resto.
Deshacernos de nuestra agenda siempre requiere de alguna incomodidad. Pero Dios tiene un plan más grande y mejor para nosotros del que nos pudiéramos imaginar. Lo único necesario es que confiemos.
Afinación Diaria de la Conciencia de la Kabbalah: Sin Ataduras
SÁBADO, 6 DE NOVIEMBRE DE 2010
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