Cuando un padre o una madre le dice a su hijo o hija que no vaya descalzo/a por la calle porque se puede cortar, o que no ponga los dedos en el enchufe porque puede electrocutarse, lo hace porque le ama tanto que no quiere que se lastime.
En ese momento, el niño o la niña puede que no entienda ni crea las palabras de sus padres, hasta que experimenta las consecuencias por sí mismo/a. Lamentablemente, debido a nuestra naturaleza humana, a menudo todavía necesitamos la experiencia dolorosa para aprender la lección. Puede que nuestro maestro nos diga que no nos enfademos, porque cuando lo hacemos nuestro espíritu nos abandona y la negatividad toma el poder. O puede que nos desaconseje que juzguemos o nos precipitemos a sacar conclusiones porque nos aprecia y no quiere vernos caer.
Desde nuestra perspectiva como estudiantes, puede que le escuchemos para obtener la aprobación. O por miedo a las consecuencias, más que por simple amor y confianza hacia nuestro maestro. Puede haber dos motivadores que nos mantengan en el camino espiritual, que nos mantengan conscientes y buscando constantemente el crecimiento y la transformación:
1) El amor Amo a mi padre/maestro/universo, y toda la guía que recibo de él la escucho por amor.
2) El miedo Sé que cuando no sigo su guía, me electrocuto (cósmicamente/kármicamente, por supuesto). Tengo miedo de las consecuencias más que otra cosa.
Todos hemos representado en cierta medida el papel de padre/madre/maestro/Creador en la vida de otra persona. Sabemos cuánto dolor sentimos cuando vemos a un ser querido transitando un camino oscuro. Y todos sabemos lo difícil que es para nosotros cuando esa persona no escucha nuestro consejo.
Esta semana, pongámonos en la posición de hijo/estudiante/creación. Seamos conscientes de todo el amor que hay ahí fuera, lo mucho que nuestro padre/madre/maestro/Creador siente el dolor de nuestra desconexión; y, por ese solo motivo, hagamos el trabajo de transformarnos a nosotros mismos y nuestras acciones, por amor, no por miedo.
El resultado no sólo será un gran giro en nuestra conciencia sino también un camino más luminoso y alegre hacia la plenitud.
Todo lo mejor,
En ese momento, el niño o la niña puede que no entienda ni crea las palabras de sus padres, hasta que experimenta las consecuencias por sí mismo/a. Lamentablemente, debido a nuestra naturaleza humana, a menudo todavía necesitamos la experiencia dolorosa para aprender la lección. Puede que nuestro maestro nos diga que no nos enfademos, porque cuando lo hacemos nuestro espíritu nos abandona y la negatividad toma el poder. O puede que nos desaconseje que juzguemos o nos precipitemos a sacar conclusiones porque nos aprecia y no quiere vernos caer.
Desde nuestra perspectiva como estudiantes, puede que le escuchemos para obtener la aprobación. O por miedo a las consecuencias, más que por simple amor y confianza hacia nuestro maestro. Puede haber dos motivadores que nos mantengan en el camino espiritual, que nos mantengan conscientes y buscando constantemente el crecimiento y la transformación:
1) El amor Amo a mi padre/maestro/universo, y toda la guía que recibo de él la escucho por amor.
2) El miedo Sé que cuando no sigo su guía, me electrocuto (cósmicamente/kármicamente, por supuesto). Tengo miedo de las consecuencias más que otra cosa.
Todos hemos representado en cierta medida el papel de padre/madre/maestro/Creador en la vida de otra persona. Sabemos cuánto dolor sentimos cuando vemos a un ser querido transitando un camino oscuro. Y todos sabemos lo difícil que es para nosotros cuando esa persona no escucha nuestro consejo.
Esta semana, pongámonos en la posición de hijo/estudiante/creación. Seamos conscientes de todo el amor que hay ahí fuera, lo mucho que nuestro padre/madre/maestro/Creador siente el dolor de nuestra desconexión; y, por ese solo motivo, hagamos el trabajo de transformarnos a nosotros mismos y nuestras acciones, por amor, no por miedo.
El resultado no sólo será un gran giro en nuestra conciencia sino también un camino más luminoso y alegre hacia la plenitud.
Todo lo mejor,
Yehudá Berg
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