Había un gran kabbalista que siempre empezaba sus charlas con una broma. Él afirmaba que eso ayudaba a sus estudiantes a entrar en un estado más relajado y a crear un entorno más amigable en el cual aprender.
La mayoría de nosotros somos conscientes de que cuando las personas están sonrientes y felices irradian un tipo de energía diferente que cuando están deprimidas y pesimistas. Creo que una de las razones por las que esto sucede es muy sencilla: cuando las personas están muy implicadas en sí mismas, enfocadas en su propio deseo de recibir para sí mismas, se consumen pensando en lo que necesitan, lo que les falta y lo que les va mal en la vida.
Cuando una persona frunce el ceño, generalmente se debe a que sus pensamientos están enfocados sólo en sí misma. Pero cuando una persona irradia una amigable sonrisa, es como un cartel de neón que dice “puedes entrar”.
Una buena sonrisa tiene el mismo efecto que la luz del sol. Piensa en cómo te sientes cuando miras por la ventana y el día es gris. Ahora piensa en cómo te sientes cuando el sol brilla y cómo te nutre tanto física como emocionalmente.
Las sonrisas nos nutren espiritualmente.
Mi madre y maestra Karen Berg dice a menudo que si cada día nos despertáramos pensando que todo lo que “pensamos” que tenemos es de prestado, nos resultaría más fácil sonreír y dar a los demás. Y realmente tenemos grandes dones para compartir. El Creador nos ha dado a cada uno de nosotros algo especial, un pedazo de su divinidad, y el único motivo por el que no compartimos este don es porque no nos damos cuenta de su gran potencial.
La forma de realzar este potencial y sacar la parte de nosotros que es parte del Creador es entender que la Luz está siempre encendida. Citando de nuevo a mi madre: “Todo lo que tenemos que aprender es cómo encontrar el interruptor. Mediante nuestras sonrisas y nuestras risas, el interruptor se vuelve más visible para nosotros”.
A medida que nos acercamos a la meta de eliminar el dolor y el sufrimiento del mundo y las cosas se ponen más difíciles, puede que nos cueste más reír y sonreír. Pero siempre debemos guardar en nuestra conciencia que la energía siempre presente del Creador está a nuestra disposición para que saquemos partido de ella ...
... si tan solo vamos a nuestro interior y la extraemos de allí.
Todo lo mejor,
Yehudá Berg
------------Nota de Nebiros: Tuve alguna vez una maestra de metafísica que nos explicaba:
"Cuando uno se enoja y frunce el ceño, la glándula pineal segrega instantáneamente una sustancia química que produce la sensación de coraje, y en ese mismo momento se abre el canal del plexo solar para que la energía negativa pueda entrar por ese chakra. Al fruncir el seño y sentir esa sensación de enojo, se corta la energía con el chakra del corazón y en muchas ocasiones si no se sabe mantener y serenar esa sensación es cuando se pierde la razón, por que la energía del corazón no llega al cerebro y comienza a pensar sin AMOR, es por eso que el corazón se exalta y las ideas negativas se van retroalimentando cada vez más. También, mucha de la energía se contiene en la garganta el chakra del verbo y es por eso que enojado uno puede hablar desmedidamente una serie de barbaridades si no se controla eso, se pierde el equilibrio.
Para esos momento al sonrerir de la misma glándula pineal se segrega una sustancia que produce la sensación de relajación y felicidad. En esos momentos el canal se abre nuevamente hacia la garganta, el corazón y el plexo solar. Cuando se sientan enojados, simplemente sonrían, es de héroes sonreir cuando uno está triste o enojado"