Una de las consecuencias de la Revolución Francesa fue un severo trastorno de la economía del país. La producción de alimentos cayó abrumadoramente y el nuevo régimen se mantenía dentro de un profundo problema político porque la mayoría de los franceses eran todavía leales a la monarquía. Bajo estos nubarrones, el gobierno revolucionario decidió resolver los problemas de la oposición política, el hambre y la distribución de la riqueza, mediante la reducción de la población humana en Francia. En lugar de incrementar la producción de alimentos para satisfacer la demanda, decidió reducir la demanda equilibrando el déficit de la cantidad disminuida de alimentos. El Consejo Revolucionario lanzó un programa oficial de asesinatos en masa para ser aplicado a lo largo y ancho de la nación francesa. Este programa se conoció como el Reino del Terror. Se mataba a la gente con cualquier medio disponible incluyendo desde la guillotina hasta los ahogamientos masivos , cachiporrazos, disparos e inanición. Aunque no murió mucha gente como lo había planeado la Convención, se estima que murieron asesinados más de 100.000 personas.
Hemos notado que los genocidios son cometidos agrupando a la gente en categorías superficiales comúnmente basadas en la raza, creencias religiosas o nacionalidades. Las víctimas son señaladas por los asesinos aunque ellas no sean culpables de algún crimen cometido contra sus victimarios. Los revolucionarios franceses llevaron el proceso a un extremo. Durante el Reino del Terror, simplemente la gente fue agrupada de acuerdo a su condición económica y vocacional. Aquellos que eran considerados miembros de categorías de clases sociales indeseables eran ejecutados. Verdaderamente esta era una distinción tan superficial como cualquier otra; aunque agrupar de esta manera ha sido altamente exitosa para aquellos que dividen a los seres humanos en facciones.
La Revolución Francesa arrastró a casi todos los grandes poderes de Europa a la guerra. Inicialmente el beneficiario de esto fue Guillermo IX, el príncipe que había heredado la inmensa fortuna de los Hesse-Kassel. Guillermo IX arrendó por una hermosa suma, 8.000 soldados a Inglaterra para combatir contra los franceses en la primera mitad de la década de los 1790’s. Más tarde, cuando Napoleón Bonaparte llegó a ser emperador de Francia, Guillermo IX aparece ganando mucho más. Después que las tropas de Napoleón ocuparon las regiones de Alemania al Oeste del río Rin, incluyendo algunas propiedades Hesianas, Napoleón recompensó a Guillermo IX con la entrega de una ancha sección de Mainz y confiriéndole el título de Elector, un estatus más alto que el de Príncipe. Esto no obstante, la cordialidad entre Napoleón y Guillermo “El Elector” no duró mucho.
Guillermo IX trató de jugar el viejo truco de cortejar ambos lados del conflicto a fin de hacer una fortuna arrendando soldados. Guillermo IX, locamente arrendó mercenarios al rey Prusiano por un cuarto de millón de Libras Esterlinas para combatir a Napoleón y luego trató de proclamarse “neutral”. Verdaderamente se cumplió la advertencia de Maquiavelo; este doble-trato terminó por atraparlo y le salió el tiro por la culata a la Casa de Hesse. Así, Hesse-Kassel pronto fue anexada y pasó a formar parte del Reino de Westfalia de Napoleón. No fue hasta después de la derrota de Napoleón en la batalla de Leipzig en el año 1813, cuando Guillermo IX pudo recuperar a Hesse-Kassel. Hesse-Kassel quedó bajo el control de la dinastía de Guillermo hasta 1866, cuando fue tomada por Prusia. Aunque la familia real Hesiana continuó influyendo en la sociedad alemana hasta bien avanzado el siglo XX, nunca más recuperó el gobierno exclusivo sobre su territorio. Hesse emergió en lo que se ha dado en llamar la Alemania Moderna, —un país que fue unificado en gran parte por la dinastía prusiana de los Hohenzollern.
A pesar de los reveses sufridos por Hesse-Kassel, la agitación en Francia probó ser una bendición para uno de los agentes financieros de Guillermo IX : —Mayer Amschel Rothchild (1743 – 1812), fundador de una de las más influyentes casas de banco de Europa.
Mayer Amschel fue un comerciante ambicioso y tenaz que comenzó su carrera en el “ghetto” judío de Frankfurt-am-Main en Hesse. En 1765, —dos décadas antes de la Revolución Francesa—, Rothschild se manejaba para obtener una audiencia muy beneficiosa con el Príncipe Guillermo IX, que estaba todavía viviendo por esos tiempos en Hesse-Hanau. Mayer Amschel procuraba congraciarse con el Príncipe Hesiano vendiéndole monedas antiguas a Guillermo a unos precios extremadamente bajos. Guillermo, quien siempre tenía un ojo abierto para incrementar su fortuna material de cualquier manera posible, estaba encantado de lograr ventajas de la generosa ganga que le ofrecía Rothschild. Como retribución, Guillermo garantizó, a petición de Rothschild, con el nombramiento de Agente de la Corona ante el Príncipe de Hesse – Hanau. Este nombramiento hecho en 1769, fue más honorífico que sustancial, pero dio a Mayer Amschel un gran estímulo en su posición comunitaria y asistió a su esfuerzo por crear una exitosa Casa de Banco.
En los veinte años siguientes a su nombramiento, Mayer Amschel siguió manteniendo un íntimo contacto con el Príncipe Guillermo. La meta de Rothschild era convertirse en uno de los agentes financieros personales del Príncipe. La perseverancia de Rothschild, al final dió sus resultados. En 1789, el año en el cual comenzó la Revolución Francesa y cuatro años después que Guillermo heredara IX heredara la fortuna del Principado de Hesse-Kassel, Mayer había conseguido su primera colocación a nombre del Príncipe Guillermo. Esto, a su vez, consolidó la codiciada posición de Agente Financiero Personal del Príncipe.
Rothschild hizo una considerable fortuna mientras servía en variadas actividades bajo Guillermo IX. La Revolución Francesa y las guerras que de ella se derivaron, crearon mucha escasez en Hesse. Rothschild capitalizó estas situaciones y elevó agudamente los precios de las telas que importaba de Inglaterra. Rothschild también hizo un trato con Carl Buderus, otro de los principales jefes financieros de Guillermo IX. El trato permitía a Rothschild compartir los beneficios por el arrendamiento de mercenArios hesianos a Inglaterra. Virginia Cowles escribió en su excelente libro: “Los Rothschild, Una Familia de Fortuna”, una descripción del arreglo son Carl Buderus:
“En este punto, Mayer hizo una proposición al empresario Carl Buderus: Inglaterra estaba pagando al Landgrave (Guillermo IX) grandes sumas de dinero por la contratación de soldados hesianos; y los Rothschild le estaban pagando a Inglaterra grandes sumas de dinero por los bienes que importaban de allá. ¿Porqué no hacer que este movimiento de doble vía se cancele en si mismo y embolsillarse las comisiones por manejo de las facturas producidas en el comercio de ambas vías?. Buderus accedió y pronto, la cuerda extra que puso al arco de Rothschild estaba produciendo un impresionante ingreso”.[1]
Desde entonces surge la Casa Rothschild, llamada así en razón del escudo rojo (roth = rojo y schild = escudo) usado como emblema. La familia Rothschild pronto se convirtió en sinónimo de riqueza, poder y banca. Por generaciones, la Casa Rothschild fue la familia de banqueros más poderosa de Europa y sigue hoy en día influyendo en la comunidad bancaria internacional. Compartiendo con la Casa Rothschild en Frankfurt en su comienzo estaba la familia Schiff. Los Schiff también fueron una gran familia de banqueros y se mantienen en la actualidad como tales, haciendo negocios de todo tipo con los Rothschild.
Muchos historiadores que han escrito sobre la familia Rothschild, enfocan el hecho de que Mayer Amschel era judío. Los Rothschild han sido importantes partidarios de la causa judía a lo largo de su historia como familia. Con menos frecuencia se menciona el hecho de que los Rothschild estaban ligados a la francmasonería alemana también. Esta asociación aparentemente comenzó con Mayer Amschel, quien acompañó a Guillermo IX en varias visitas a la logia masónica. No se sabe a ciencia cierta si Mayer fue un miembro o no. Se sabe que su hijo Salomón, fundador de la Banca Rothschild de Viena, llegó a ser un francmasón. De acuerdo a lo que Jacobo Katz escribió en su libro “Los Judíos y la Francmasonería en Europa” (1723-1939), los Rothschild era una familia de las más ricas y poderosas de Frankfurt y aparecía en 1811 como miembros, en una lista masónica.
Los grados Escoceses usados en las logias alemanas eran por naturaleza cristianos. Esto creó problemas a los hombres judíos como Rothschild que deseaban participar en la masonería. Para resolver el dilema, las comunidades judías hicieron esfuerzos para cambiar ciertos rituales a fin de hacerlos aceptables por los judíos. Se crearon logias especiales para judíos, tales como la logia “Melchizedek”, llamada así en honor al Sacerdote-Rey del Viejo Testamento, cuya importancia fue discutida en un capítulo anterior (Capítulo 8) de este libro. Aquellos que pertenecían a la logia Melchizedek se decía que eran miembros de la Orden Melchizedek. Este fue un desarrollo por lo demás interesante, porque al otro lado del Océano Atlántico el nombre de Melchizedek estaba siendo resucitado en el Continente Americano durante lo que mucha gente cree que fueron una serie significativa de episodios OVNI’s. Esos episodios dieron al mundo una nueva religión: la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocida como la Iglesia Mormón.
Hemos notado que los genocidios son cometidos agrupando a la gente en categorías superficiales comúnmente basadas en la raza, creencias religiosas o nacionalidades. Las víctimas son señaladas por los asesinos aunque ellas no sean culpables de algún crimen cometido contra sus victimarios. Los revolucionarios franceses llevaron el proceso a un extremo. Durante el Reino del Terror, simplemente la gente fue agrupada de acuerdo a su condición económica y vocacional. Aquellos que eran considerados miembros de categorías de clases sociales indeseables eran ejecutados. Verdaderamente esta era una distinción tan superficial como cualquier otra; aunque agrupar de esta manera ha sido altamente exitosa para aquellos que dividen a los seres humanos en facciones.
La Revolución Francesa arrastró a casi todos los grandes poderes de Europa a la guerra. Inicialmente el beneficiario de esto fue Guillermo IX, el príncipe que había heredado la inmensa fortuna de los Hesse-Kassel. Guillermo IX arrendó por una hermosa suma, 8.000 soldados a Inglaterra para combatir contra los franceses en la primera mitad de la década de los 1790’s. Más tarde, cuando Napoleón Bonaparte llegó a ser emperador de Francia, Guillermo IX aparece ganando mucho más. Después que las tropas de Napoleón ocuparon las regiones de Alemania al Oeste del río Rin, incluyendo algunas propiedades Hesianas, Napoleón recompensó a Guillermo IX con la entrega de una ancha sección de Mainz y confiriéndole el título de Elector, un estatus más alto que el de Príncipe. Esto no obstante, la cordialidad entre Napoleón y Guillermo “El Elector” no duró mucho.
Guillermo IX trató de jugar el viejo truco de cortejar ambos lados del conflicto a fin de hacer una fortuna arrendando soldados. Guillermo IX, locamente arrendó mercenarios al rey Prusiano por un cuarto de millón de Libras Esterlinas para combatir a Napoleón y luego trató de proclamarse “neutral”. Verdaderamente se cumplió la advertencia de Maquiavelo; este doble-trato terminó por atraparlo y le salió el tiro por la culata a la Casa de Hesse. Así, Hesse-Kassel pronto fue anexada y pasó a formar parte del Reino de Westfalia de Napoleón. No fue hasta después de la derrota de Napoleón en la batalla de Leipzig en el año 1813, cuando Guillermo IX pudo recuperar a Hesse-Kassel. Hesse-Kassel quedó bajo el control de la dinastía de Guillermo hasta 1866, cuando fue tomada por Prusia. Aunque la familia real Hesiana continuó influyendo en la sociedad alemana hasta bien avanzado el siglo XX, nunca más recuperó el gobierno exclusivo sobre su territorio. Hesse emergió en lo que se ha dado en llamar la Alemania Moderna, —un país que fue unificado en gran parte por la dinastía prusiana de los Hohenzollern.
A pesar de los reveses sufridos por Hesse-Kassel, la agitación en Francia probó ser una bendición para uno de los agentes financieros de Guillermo IX : —Mayer Amschel Rothchild (1743 – 1812), fundador de una de las más influyentes casas de banco de Europa.
Mayer Amschel fue un comerciante ambicioso y tenaz que comenzó su carrera en el “ghetto” judío de Frankfurt-am-Main en Hesse. En 1765, —dos décadas antes de la Revolución Francesa—, Rothschild se manejaba para obtener una audiencia muy beneficiosa con el Príncipe Guillermo IX, que estaba todavía viviendo por esos tiempos en Hesse-Hanau. Mayer Amschel procuraba congraciarse con el Príncipe Hesiano vendiéndole monedas antiguas a Guillermo a unos precios extremadamente bajos. Guillermo, quien siempre tenía un ojo abierto para incrementar su fortuna material de cualquier manera posible, estaba encantado de lograr ventajas de la generosa ganga que le ofrecía Rothschild. Como retribución, Guillermo garantizó, a petición de Rothschild, con el nombramiento de Agente de la Corona ante el Príncipe de Hesse – Hanau. Este nombramiento hecho en 1769, fue más honorífico que sustancial, pero dio a Mayer Amschel un gran estímulo en su posición comunitaria y asistió a su esfuerzo por crear una exitosa Casa de Banco.
En los veinte años siguientes a su nombramiento, Mayer Amschel siguió manteniendo un íntimo contacto con el Príncipe Guillermo. La meta de Rothschild era convertirse en uno de los agentes financieros personales del Príncipe. La perseverancia de Rothschild, al final dió sus resultados. En 1789, el año en el cual comenzó la Revolución Francesa y cuatro años después que Guillermo heredara IX heredara la fortuna del Principado de Hesse-Kassel, Mayer había conseguido su primera colocación a nombre del Príncipe Guillermo. Esto, a su vez, consolidó la codiciada posición de Agente Financiero Personal del Príncipe.
Rothschild hizo una considerable fortuna mientras servía en variadas actividades bajo Guillermo IX. La Revolución Francesa y las guerras que de ella se derivaron, crearon mucha escasez en Hesse. Rothschild capitalizó estas situaciones y elevó agudamente los precios de las telas que importaba de Inglaterra. Rothschild también hizo un trato con Carl Buderus, otro de los principales jefes financieros de Guillermo IX. El trato permitía a Rothschild compartir los beneficios por el arrendamiento de mercenArios hesianos a Inglaterra. Virginia Cowles escribió en su excelente libro: “Los Rothschild, Una Familia de Fortuna”, una descripción del arreglo son Carl Buderus:
“En este punto, Mayer hizo una proposición al empresario Carl Buderus: Inglaterra estaba pagando al Landgrave (Guillermo IX) grandes sumas de dinero por la contratación de soldados hesianos; y los Rothschild le estaban pagando a Inglaterra grandes sumas de dinero por los bienes que importaban de allá. ¿Porqué no hacer que este movimiento de doble vía se cancele en si mismo y embolsillarse las comisiones por manejo de las facturas producidas en el comercio de ambas vías?. Buderus accedió y pronto, la cuerda extra que puso al arco de Rothschild estaba produciendo un impresionante ingreso”.[1]
Desde entonces surge la Casa Rothschild, llamada así en razón del escudo rojo (roth = rojo y schild = escudo) usado como emblema. La familia Rothschild pronto se convirtió en sinónimo de riqueza, poder y banca. Por generaciones, la Casa Rothschild fue la familia de banqueros más poderosa de Europa y sigue hoy en día influyendo en la comunidad bancaria internacional. Compartiendo con la Casa Rothschild en Frankfurt en su comienzo estaba la familia Schiff. Los Schiff también fueron una gran familia de banqueros y se mantienen en la actualidad como tales, haciendo negocios de todo tipo con los Rothschild.
Muchos historiadores que han escrito sobre la familia Rothschild, enfocan el hecho de que Mayer Amschel era judío. Los Rothschild han sido importantes partidarios de la causa judía a lo largo de su historia como familia. Con menos frecuencia se menciona el hecho de que los Rothschild estaban ligados a la francmasonería alemana también. Esta asociación aparentemente comenzó con Mayer Amschel, quien acompañó a Guillermo IX en varias visitas a la logia masónica. No se sabe a ciencia cierta si Mayer fue un miembro o no. Se sabe que su hijo Salomón, fundador de la Banca Rothschild de Viena, llegó a ser un francmasón. De acuerdo a lo que Jacobo Katz escribió en su libro “Los Judíos y la Francmasonería en Europa” (1723-1939), los Rothschild era una familia de las más ricas y poderosas de Frankfurt y aparecía en 1811 como miembros, en una lista masónica.
Los grados Escoceses usados en las logias alemanas eran por naturaleza cristianos. Esto creó problemas a los hombres judíos como Rothschild que deseaban participar en la masonería. Para resolver el dilema, las comunidades judías hicieron esfuerzos para cambiar ciertos rituales a fin de hacerlos aceptables por los judíos. Se crearon logias especiales para judíos, tales como la logia “Melchizedek”, llamada así en honor al Sacerdote-Rey del Viejo Testamento, cuya importancia fue discutida en un capítulo anterior (Capítulo 8) de este libro. Aquellos que pertenecían a la logia Melchizedek se decía que eran miembros de la Orden Melchizedek. Este fue un desarrollo por lo demás interesante, porque al otro lado del Océano Atlántico el nombre de Melchizedek estaba siendo resucitado en el Continente Americano durante lo que mucha gente cree que fueron una serie significativa de episodios OVNI’s. Esos episodios dieron al mundo una nueva religión: la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocida como la Iglesia Mormón.
[1] Cowles, Virginia, The Rothschilds, A Family of Fortune (New York, Alfred A. Knopf, 1973), p.22.