A lo largo de los últimos años, hemos ido encontrando y adquiriendo los escritos de Rav Áshlag. Nuestra conexión con estos escritos es una de las formas que me hacen saber que estamos en el camino hacia la transformación. Es importante para todos nosotros tener una conciencia verdadera del alma de esta persona, Rav Áshlag, y de la importancia de sus enseñanzas.
Cada cientos de años, viene a este mundo un alma de este tipo: Moisés, Rav Shimón, Rav Áshlag. Cada uno de ellos dio un paso hacia la revelación de la verdad. No fue hasta que Rav Áshlag vino a este mundo que la verdadera esencia de la Kabbalah se volvió disponible para todos nosotros. Antes de Rav Áshlag, si la estudiabas probablemente era sólo en un nivel intelectual.
Rav Áshlag nos brindó una oportunidad asombrosa cuando reveló la sabiduría práctica para transformarnos. Dejó claro que no había otro propósito, pues la Kabbalah debe ser utilizada como una herramienta para la transformación. (A aquellos que estén interesados en saber más sobre estas cartas, les recomiendo el curso “Los escritos de Rav Áshlag”, disponible en www.ukabbalah.com [en inglés])
Sólo cuando entendemos la historia de las almas que vinieron a este mundo llegamos a apreciar el trabajo que llevó a cabo Rav Áshlag. Durante los años veinte, treinta, cuarenta y cincuenta (hasta su fallecimiento), estuvo rodeado de un grupo de estudiantes relativamente pequeño. Él escribía y enseñaba 18 horas al día. Sus enseñanzas eran para el mundo, pero los que tenían acceso a ellas era un grupo muy reducido. Esto nos enseña algo sobre la apreciación. A menudo pensamos en cantidad, pero no pensamos en la calidad cuando alcanzamos la cantidad.
Estamos hablando de certeza, de conciencia. Tener este tipo de conciencia es algo que sólo puede ocurrir cuando tenemos una conexión verdadera con esta sabiduría de la verdad; una verdad entendida como la honestidad con uno mismo, tal como mi hermano explica en su artículo reflexivo. A menudo la espiritualidad se convierte en otro aspecto de nuestras vidas. Lo que Rav Áshlag deja muy claro es que no es otro aspecto, sino que debemos transformarnos totalmente.
Cuando entendemos el propósito de esta sabiduría, tanto a nivel personal como global, vemos que se trata de llevar a cabo la transformación completa. Cuando estudiamos los escritos de Rav Áshlag, él lo deja muy claro. Sabemos que Rosh Hashaná es un momento único comparado con el resto del año. El Zóhar explica que nuestra alma ha descargado completamente su energía de vida. En Rosh Hashaná, durante los primeros dos días del mes, nos recargamos. Es importante cargarnos a nosotros mismos y pensar también en el mundo. Hemos descargado totalmente la capacidad de nuestra alma para sostenerse a sí misma en este mundo. Nuestra batería se recargará en la misma medida que nuestro deseo de compartir esto con el mundo.
El primer pensamiento que tenemos en nuestra mente cuando llega este momento es que debemos llegar a él completamente vacíos. Los kabbalistas enseñan que lo único que falta en nuestra vida personal (y en el mundo) es la vasija, el deseo. La Luz en sí misma siempre está presente. El deseo de compartir del Creador siempre está presente. La única diferencia entre recibir y no recibir es el deseo, la vasija.
Debemos llegar a este momento con la conciencia de que somos pobres y lo pedimos TODO, no sólo un poco más: si nuestra conciencia es “Tengo mucho (o poco) y necesito más”, entonces eso limita la vasija y la cantidad de Luz que podemos atraer para nosotros mismos, nuestra familia y nuestro mundo, en este año.
Nuestro deseo es lo que manifiesta la Luz. Rosh Hashaná es el momento en que nos recargamos. El grado en que entendemos el estado de estar vacíos, de no tener nada hoy, que necesitamos recibirlo todo hoy y en todos los aspectos, es el grado de amplitud de la vasija en la que la Luz de Rosh Hashaná podrá entrar.
Si miras los escritos del Zóhar y de los kabbalistas, hablan del mes que nos lleva hacia Libra como un tiempo para limpiarnos, para observar la negatividad que hemos creado. Y sin embargo, el Zóhar lo deja muy claro: en Rosh Hashaná, aunque se llama juicio, no mencionamos ninguna de nuestras acciones de naturaleza negativa. El Arí dice que ni siquiera comemos nueces, porque el valor numérico de la palabra es el mismo que el de la palabra pecado. No realizamos ninguna conexión de ningún tipo con la negatividad. Ahora se trata de completar. El principio de este mes es el momento en que creamos la vasija para todo el año. Es la conciencia que tenemos durante estos días lo que se manifestará en nuestro año. Esta es la vasija desde la cual lo atraemos todo. Hoy somos perfectos. Hoy nos conectamos con esa parte de nosotros mismos que nunca ha sido dañada, que nunca se ha conectado a nada más que la pureza y la finalización.
¿Por qué? Porque estamos creando la vasija para todo el año. En Yom Kipur y en otros días, podemos pensar en la negatividad y utilizar las herramientas para eliminarla. Pero durante estos dos días ni siquiera tocamos nada con el mismo valor numérico que el pecado. La conciencia de estos días es la vasija que se manifestará. Tenemos que tener la conciencia de que somos perfectos.
Rav Áshlag dice en Las Diez Emanaciones Luminosas que cada uno de nosotros estaba presente durante el pecado de Adán, así como antes del pecado, en el momento en que se produjo el pensamiento de la Creación, el momento en que la perfección eterna se sentía y se manifestaba. Rosh Hashaná son los días durante los cuales debemos conectar con esa perfección. Debemos hacer un verdadero trabajo de esto, tomarnos el tiempo para retroceder y sentir esa perfección. Porque la tenemos dentro de nosotros, y ahora podemos conectarnos con ella. En otros días del calendario, hay otras formas de revelar Luz a través de nuestra negatividad. Pero en Rosh Hashaná no es así. Para preparar nuestro año perfectamente, tenemos que reconectarnos con esa parte de nosotros que es perfecta, la perfección antes del pecado de Adán, y la perfección de cuando el mundo entero llegue a un punto de no-oscuridad de forma colectiva. Tenemos que conectarnos con esa parte que todos y cada uno de nosotros tenemos dentro de nuestra alma.
Primero, debemos tener la conciencia de no tener nada, y de esta forma tener una vasija para todo. Y segundo, debemos conectarnos con nuestra perfección. Estas son las pautas que nos llevan a manifestar la asombrosa Luz que está ahora a nuestra disposición.
El tercer punto es darnos cuenta de que nos estamos convirtiendo en una persona completamente distinta.
Tenemos que pensar y sentir que nos estamos convirtiendo en una nueva persona. Todo lo que era una barrera para nosotros en el año previo, aquello que nos detenía, ya no necesita estar más ahí. Nosotros tenemos el poder. Cada uno de nosotros conectará con esta energía que está disponible para toda la humanidad en un nivel distinto. Probablemente no habrá dos personas que tengan la misma experiencia. Todo surge en nuestra conciencia.
Porque aquí se trata de ser conscientes, no de entender. Estos deben ser puntos que debemos aplicar en todo nuestro trabajo al inicio de Libra, para así entender que tenemos la oportunidad de convertirnos en otra persona distinta, en una persona mejor y más fuerte.
Hay un regalo disponible para toda la humanidad y para cada uno de nosotros de convertirnos en una persona nueva, distinta. No es algo negativo que nuestra fuerza de vida se agote antes de Rosh Hashaná. Todo lo que es de naturaleza positiva permanece. Tal como Rav Áshlag enseña, la energía positiva no puede nunca disiparse. Está aquí, ahora, y estará siempre con nosotros. Pero la negatividad, todas las cosas sobre nosotros mismos a las que no queremos aferrarnos, todo eso no tiene que entrar con nosotros en el año nuevo. Todos podemos convertirnos en personas completamente diferentes.
El cuarto punto, uno de los regalos que Rav Áshlag nos hizo, era explicar que en Rosh Hashaná se abrieron tres libros. El Libro de los Justos, escrito para tener una buena vida en este año. También está el Libro de lo Negativo. Y el tercero, el Libro del Intermedio, para aquellos que no han hecho la conexión completa, pero tienen tiempo de completarla.
También dice que no depende de Dios inscribirnos en el Libro de la Vida, sino que depende de nosotros. Sabemos que las palabras de estos grandes sabios contienen también su energía.
No depende de Dios inscribirnos en el Libro de la Vida. Somos nosotros, a través de nuestra conciencia y nuestra conexión, quienes podemos inscribirnos a nosotros mismos en el Libro de la Vida.
Rav Áshlag dice que sólo hay dos mandamientos importantes, uno positivo y otro negativo. Sólo hay dos decisiones que tomamos en nuestra vida, en cada relación, en cada decisión, en cada acción. ¿Estamos actuando con el deseo de recibir para nosotros mismos, o con el deseo de compartir? Rav Áshlag dice que estos son los dos únicos mandamientos que debemos recordar.
Actúa con el deseo de recibir para ti mismo y te desconectarás de la Luz para conectarte con la oscuridad. Actúa con el deseo de compartir, y te conectarás a la Luz y a la vida. Nosotros somos los que nos inscribimos en el Libro de la Vida. Es a través de esta decisión singular que plantamos la semilla para todo el año. Tenemos que decidir en nuestras mentes: “¿Voy a dedicarme a vivir tanto como pueda basándome en el deseo de dar a los demás, o voy a vivir demasiado en el deseo de recibir para mí mismo?”. Esta decisión es nuestra forma de inscribirnos en el Libro de la Vida. No es fácil. Porque tal como dice Rav Áshlag, el deseo de recibir para uno mismo es placentero a corto plazo. No es fácil decidir que este año lo dedicaremos al deseo de compartir. Necesitamos pensar muy bien esto, pensar que durante este año y cuando tengamos la fuerza suficiente para hacerlo, dedicaremos nuestra vida al deseo de compartir porque sabemos que es el camino hacia la Luz.
Rav Áshlag escribió que esta simple enseñanza es el mayor secreto de la Kabbalah. No se trata de entenderlo. Se trata de sentirlo. Se trata de recibirlo.
Todos hemos oído hablar de este concepto. Lo que espero para mí mismo y para todos nosotros, es que ahora realicemos una conexión más profunda y verdadera con estas enseñanzas.
Durante este mes, toma la decisión profunda y verdadera. En la introducción de las Diez Emanaciones Luminosas, el Rav Áshlag dice: “elige la vida”. Él pregunta: “¿quién elegiría algo que no fuera la vida?”. Pero la realidad es que a menudo, casi cada día en nuestras vidas, damos nuestros pasos llenos de un deseo de recibir para nosotros mismos que nos guía hacia la “no-vida”. Sin embargo, cada uno de nosotros tiene el poder de convertirse en otra persona.
Espero que cuando tome esta decisión ahora, esté eligiendo la vida. No estoy eligiendo un poco más que el año pasado. Sé que no tengo nada. Sé que mi fuerza de vida se ha agotado completamente. Lo que todos debemos preguntarnos es: ¿estoy eligiendo la vida? ¿Estoy pidiendo al Creador que me dé el poder, la habilidad y la conciencia durante este año de convertirme en una persona completamente diferente y dedicada al Deseo de Compartir? Sé que mediante esta decisión, sobre la cual debemos pensar durante estos dos días, me estoy inscribiendo en el Libro de la Vida.
Suena muy simple, pero es la decisión más difícil y la más importante que podemos tomar en nuestra vida.
Cada uno de nosotros forma parte del alma de Adán. Cada uno de nosotros es responsable del dolor y el sufrimiento en nuestro mundo. Cada uno de nosotros tiene la vida para dar un gran paso verdadero hacia la eliminación de este dolor.
El mundo se encuentra todavía en grave peligro. Todavía hay dolor. Todavía hay sufrimiento. En Rosh Hashaná, tenemos la habilidad de plantar la semilla para que ninguno de nosotros se conecte con el pecado de Adán, sino con el alma de Avraham, que fue el primero en dar un gran paso hacia la eliminación de ese dolor. Vamos a hacer verdaderamente el trabajo de elegir la vida, de inscribirnos a nosotros mismos y al resto del mundo en el Libro de la Vida, dedicándonos al camino del deseo de compartir y haciendo lo que podamos para acabar con el dolor y el sufrimiento en el mundo.
Michael Berg
Centro de Kabbalah