En la medida que vamos dejando atrás el tiempo de Jesús y entramos en los años después de Cristo (DC.), la historia se hace más firme y las personalidades entran en un mejor foco. La documentación es mejor. Aún así, el mismo patrón histórico que hemos estudiado continua sin disminuir. Para aquellos que encuentran que hemos estado mirando allí de una manera completamente increíble, puedo sólo compartir este sentimiento con completa empatía. La visión de la historia que estoy presentando parece pedir una comprensión de que los factores yacentes en el fondo de la confusión humana pueden ser factores extremadamente extraños y quizás éste es el porqué nunca han sido resueltos.
Después de la vida de Jesús, la iglesia cristiana creció rápidamente. En sus primeros años, la cristiandad atrajo un gran número de genuinos humanitarios que estaban entusiasmados con el mensaje que Jesús trataba de poner en práctica. Los primeros líderes cristianos, a pesar de la influencia de los Esenios, estaban preparados para promover una religión más benigna con muchos beneficios. Jesús no había fracasado totalmente. Los primeros cristianos daban esperanza a la gente de lograr la salvación espiritual mediante la adquisición de sabiduría, comprometiéndose a llevar una conducta ética, descargándose a través de la confesión de sus pecados a sí mismo, y haciendo enmienda de aquellas transgresiones que causaban a una persona el sentimiento de culpa.
Dado el carácter benigno de la primera iglesia cristiana, no había necesidad de un código de ética severo. La pena más alta que una persona podía sufrir en la mayoría de las sectas cristianas de esa época era la excomunión, por ejemplo: conllevando la expulsión. Esta era considerada una pena muy severa, sin embargo (equivalente a nuestra moderna pena de muerte) porque el individuo era considerado un destinado al eterno deterioro espiritual si él o ella era excomulgado. Un sacerdote estaba en la obligación de hacer cualquier cosa apelando a la racionalidad de una persona entes de excomulgarlo. La causa primaria de excomunión era el crimen o la conducta groseramente inmoral.
Durante los primeros trescientos años de su existencia, la Cristiandad permaneció como una religión extra-oficial y con frecuencia perseguida. Eventualmente, numerosos líderes políticos se convirtieron a la Cristiandad, y con ellos, la iglesia empezó a cambiar. La fundación humanitaria creada por Jesús perdió poder como Cristiandad y se hizo más política.
La transformación política de la Cristiandad dio su primer gran golpe en el Imperio Romano Occidental con la conversión al cristianismo de su emperador, Constantino I El Grande.(*) Numerosos historiadores creen que Constantino estaba ya alineado en la dirección de la conversión cristiana porque su padre era un monoteísta. Sin embargo, contemporáneo de Constantino han señalado que la verdadera conversión de Constantino llegó como resultado de una visión que relató haber tenido en el año 312 DC. Varias versiones diferentes han sido registradas de esta visión. Según Sócrates, quien escribió acerca de esto en la quinta centuria después de Cristo:
“ …. Cuando marchaba a la cabeza de sus tropas, una visión sobrenatural se le apareció trascendiendo toda descripción. En efecto, en la hora del día cuando el sol, habiendo pasado el meridiano, comienza a declinar hacia el Oeste, él vio un pilar de luz en forma de cruz sobre la cual estaba inscrito “en esta vences”. La aparición del signo lo impactó son sorpresa, y dudando de sus propios ojos, preguntó a aquellos que lo rodeaban si ellos podían ver lo que él veía; y como ellos declararon unánimemente que sí lo veían, la mente del emperador fue fortalecida por su divina y milagrosa aparición. La noche siguiente, mientras dormía, vio a Cristo, quien lo instruyó para que hiciera un estandarte conforme al patrón que él le había señalado, y usarlo contra sus enemigos como una garantía de victoria. Obedeciendo esta orden divina, él tenía un estandarte hecho en forma de cruz, el cual es conservado en el palacio hasta el día de hoy.”[1]
La verdad de la visión de Constantino es discutida por aquellos que le atribuyen una mera leyenda fabricada. Otros pueden ver en la cruz aérea como una infrecuente reflexión de la posición del sol, seguida por un sueño. Algunos teóricos pueden todavía argumentar que esta fue otra manifestación del fenómeno OVNI con su continua asociación a la religión apocalíptica. Cualquiera que sea la verdad de la historia, la pretendida visión de Constantino de una luz brillante en el cielo seguida por la aparición de “Jesús” la siguiente noche, señaló el acontecimiento que empujó a Constantino en los brazos de la cristiandad apocalíptica. Un año más tarde publicó el famoso Edicto de Milán. El Edicto garantizaba oficialmente la tolerancia de la religión cristiana dentro del imperio Romano, terminando con casi tres siglos de persecución romana.
Constantino fue responsable por otros cambios significativos para la cristiandad. Fue él quien convocó y con frecuencia asistió al Concilio de Niza en el año 325 DC. En esta ocasión, muchos cristianos, tales como los Gnósticos, resistieron fuertemente los esfuerzos hechos por Constantino y otros par deificar a Jesús. Los Gnósticos simplemente veían a Jesús como un maestro espiritual honesto. El Concilio Nicea no se reunió en gran parte para poner fin a tales resistencias y crear una imagen divina de Jesús. Con este propósito en mente, el Concilio creó el famoso Credo de Niza el cual hace creer en Jesús como el “hijo de Dios”, piedra angular de la fe cristiana. Para hacer cumplir esos dogmas a menudo impopulares, Constantino puso el poder del estado a la disposición de la recién romanizada iglesia cristiana.
El reino de Constantino fue notable por otros logros. Marcó el comienzo de la Edad Media europea. Constantino tiene el crédito por haber puesto la fundación para el feudalismo y la servidumbre medieval. Al igual que el sistema de castas hindú, Constantino hizo de la mayoría de las ocupaciones, hereditarias. Decretó que los “colonos” (una clase de propietarios de granjas) debían permanecer apegados al suelo sobre el cual vivían. La cristiandad romanizada de Constantino —la cual se llegó a conocer como catolicismo romano— y su feudalismo opresivo hizo que la cristiandad se apartara súbitamente de la supervivencia Maverick enseñada por Jesús y se acercara a casi un completo sistema Custodio.
A medida que progresaba el tiempo y continuaban los cambios oficiales a la doctrina cristiana, emergieron dos nuevos crímenes: la herejía, es decir, opinar en contra del dogma establecido, y el paganismo, o la absoluta negación de adherirse al cristianismo. En los días primitivos de la iglesia, los líderes cristianos percibían que sólo podían llegar a ser cristianos la gente cuando se apelaba a su razón y que nadie podría ser o debería ser forzado. Después de Constantino, los líderes de la nueva ortodoxia romana tomaron una visión completamente diferente. Ellos exigieron obediencia como un asunto de ley obligatoria y creer únicamente en base a la fe en vez de la razón. Con estos cambios llegaron nuevas penas. Ya no era la excomunión la pena más severa de la iglesia, aunque todavía se practicase. Se aplicaron también penas físicas y económicas. Muchos devotos cristianos fueron víctimas de la nueva ley por no estar de acuerdo con la nueva ortodoxia romana. Aquellas víctimas correctamente vieron que la iglesia se estaba moviendo fuera de las verdaderas enseñanzas de Jesús.
Las nuevas enseñanzas cristianas sufrieron un gran incremento al final de la cuarta centuria después de Cristo por el Emperador del Este romano Teodosio I.
Teodosio sacó al menos dieciocho leyes destinadas a la penalización de aquellas personas que rechazaban las doctrinas establecidas por el Concilio Niceano. El hizo al cristianismo la religión oficial del estado y clausuró por la fuerza muchos templos paganos. Ordenó a los ejércitos cristianos incendiar la famosa biblioteca de Alejandría, la cual era un centro de enseñanzas y depositario mundial de libros. La biblioteca de Alejandría contenía los apreciados registros históricos, científicos y literario procedentes de todo el mundo, los cuales habían sido recopilados en un período de setecientos años. Aunque parte de la biblioteca había sido saqueada por guerras anteriores, con la destrucción por los ejércitos de Teodosio arrasaron con lo que quedaba. Ya que la mayoría de los documentos eran copia-única, se perdió una enormidad de historia y sabiduría grabada.
El asunto continuó para empeorar. Por la mitad del siglo VI después de Cristo, se puso en uso la pena de muerte contra los herejes y paganos. El emperador del Este romano, Justiniano, ordenó una campaña genocida para establecer con mayor rapidez la ortodoxia cristiana. Sólo en Bizancio, fueron muertos un estimado de cien mil personas. Bajo Justiniano, llego a ser una actividad frecuente la caza de herejes y comenzó la práctica de quemar herejes en la hoguera.
Justiniano también introdujo más cambios a la doctrina cristiana. El convocó el Segundo Sínodo de Constantinopla en el año 553 DC. El Sínodo no fue presentado ni aparentemente sancionado por el Papa en Roma. De hecho, en este tiempo, muchos de los cambios a la doctrina cristiana en el imperio romano oriental no habían alcanzado al papado, aunque eventualmente le llegaban. El Segundo Sínodo sacó un decreto excluyendo a la doctrina de “vidas pasadas”, o “reencarnación”, aunque la doctrina era importante para Jesús. El Sínodo decretó:
“Si alguien afirma (sostiene) la fabulosa preexistencia del alma y cediera a la monstruosa doctrina que se deriva de ella, hazle dar anatema (excomunión)“.[2]
En respeto a este decreto, toda referencia aunque velada a la “preexistencia” fue sacada de la Biblia. Creer en la preexistencia fue declarada herejía. Esta supresión fue de obligado cumplimiento a través de mundo cristiano occidental y en sus ciencias. La idea de preexistencia personal todavía subsiste, en alto grado, en occidente como herejía religiosa y científica.
La cristiandad fue modelada en una poderosa institución bajo los emperadores romanos de Oriente. Fiel al patrón de la historia, la cristiandad romanizada fue otra facción de la Hermandad que podría considerarse para luchar con otras facciones de la Hermandad, ayudando con ello a generar la guerra sin parar entre los seres humanos. La nueva cristiandad ortodoxa fue colocada en oposición a todas las religiones e iglesias, incluyendo a la escuelas romanas orientales de los misterios, las cuales arrasó Justiniano.
Nosotros sencillamente observamos una bola de nieve de los acontecimientos históricos desencadenados por la visión de Constantino. Este período marcó uno de los episodios “fin de mundo” de la humanidad, resaltados por “visiones” religiosas, cataclismos genocidas y la creación de un nuevo orden social en el mundo, prometiendo pero no entregando la utopía. Otro elemento importante del “fin de mundo” estaba también presente. Un ataque masivo de plagas, acompañado por relatos de fenómenos aéreos extraños.
Entre los años 540 y 592 DC., cuando Justiniano estaba sacando sus “reformas” cristianas, una peste bubónica sumergió al imperio romano oriental y se expandió por Europa. La epidemia comenzó durante el reinado de Justiniano y por esto se llamó la “Plaga de Justiniano”. La plaga de Justiniano fue una de las plagas más devastadoras de la historia y mucha gente creyó en este tiempo que era un castigo de Dios. En efecto, la palabra “plaga” viene de la palabra latina “llaga” o “herida”. La plaga ha sido apodada “enfermedad o mal de Dios”. Por ejemplo: una herida o llaga de Dios.
Una de las razones por la cual la gente pensaba que la plaga venía de Dios era la frecuente aparición de extraños fenómenos aéreos conjuntamente con los brotes de plaga. Uno de los cronistas de la plaga de Justiniano fue el famoso historiador Gregorio de Tours, quien documentó una cantidad de extraños eventos que se sucedieron en los años de la plaga. Gregorio relata que exactamente antes de que la plaga invadiera la región de Auvergne en Francia el año 567 DC., aparecieron tres o cuatro luces brillantes alrededor del sol y el cielo parecía encendido. Esto puede haber sido un efecto natural llamado “sol de perro”; sin embargo, otro fenómeno celeste extraño también fue visto en el área. Otro historiador relató un acontecimiento similar veintitrés años más tarde en otra parte de Francia: en Avignon. Extrañas visiones fueron reportadas en el cielo, y la tierra era algunas veces tan brillantemente iluminada en la noche como en el día. Poco tiempo a partir de entonces, ocurrió allí un desastroso brote de plaga. Gregorio reportó una visión en Roma consistente de un inmenso “dragón” que flotaba alrededor de la ciudad y bajó al mar, seguido por un brote severo de la plaga inmediatamente después de esto.
Tales relatos espeluznantes sugieren lo impensable: que la Plaga de Justiniano fue causada por agentes de guerra biológica propagados por naves Custodias. Esto constituiría la repetición de las plagas relatadas en la Biblia y en los textos antiguos de Mesopotamia. Sin embargo, en el tiempo de la plaga de Justiniano, los Custodios eran ”invisibles”. Ellos estaban ocultos por el secreto de la Hermandad y los velos del mito religioso; todavía ellos aparentemente no estaban menos involucrados con el mantenimiento de su raza de esclavos oprimida. Nosotros veremos una gran cantidad más de evidencias de actividad OVNI asociada con las plagas más adelante en el capítulo de la Muerte Negra.
De acuerdo a la profecía, un evento como la Plaga de Justiniano, supone el anuncio de la venida de un nuevo Mesías o mensajero de Dios. Es bastante seguro que una figura tal llegará. Su nombre fue Mahoma. El nació cuando reinaba Justiniano en el tiempo cuando la plaga estaba todavía en su furor. Proclamado en su edad adulta como el nuevo salvador, Mahoma, se convirtió en el líder de una nueva religión monoteísta apocalíptica: el Islam. Como Moisés y Jesús antes que él, Mahoma parece que fue un hombre sincero, pero su nueva religión no obstante, se volvió una facción que creó nuevos temas religiosos a la gente por los cuales luchar eternamente. Lo mismo que Moisés y Jesús, Mahoma fue apoyado por la Hermandad corrupta.
Después de la vida de Jesús, la iglesia cristiana creció rápidamente. En sus primeros años, la cristiandad atrajo un gran número de genuinos humanitarios que estaban entusiasmados con el mensaje que Jesús trataba de poner en práctica. Los primeros líderes cristianos, a pesar de la influencia de los Esenios, estaban preparados para promover una religión más benigna con muchos beneficios. Jesús no había fracasado totalmente. Los primeros cristianos daban esperanza a la gente de lograr la salvación espiritual mediante la adquisición de sabiduría, comprometiéndose a llevar una conducta ética, descargándose a través de la confesión de sus pecados a sí mismo, y haciendo enmienda de aquellas transgresiones que causaban a una persona el sentimiento de culpa.
Dado el carácter benigno de la primera iglesia cristiana, no había necesidad de un código de ética severo. La pena más alta que una persona podía sufrir en la mayoría de las sectas cristianas de esa época era la excomunión, por ejemplo: conllevando la expulsión. Esta era considerada una pena muy severa, sin embargo (equivalente a nuestra moderna pena de muerte) porque el individuo era considerado un destinado al eterno deterioro espiritual si él o ella era excomulgado. Un sacerdote estaba en la obligación de hacer cualquier cosa apelando a la racionalidad de una persona entes de excomulgarlo. La causa primaria de excomunión era el crimen o la conducta groseramente inmoral.
Durante los primeros trescientos años de su existencia, la Cristiandad permaneció como una religión extra-oficial y con frecuencia perseguida. Eventualmente, numerosos líderes políticos se convirtieron a la Cristiandad, y con ellos, la iglesia empezó a cambiar. La fundación humanitaria creada por Jesús perdió poder como Cristiandad y se hizo más política.
La transformación política de la Cristiandad dio su primer gran golpe en el Imperio Romano Occidental con la conversión al cristianismo de su emperador, Constantino I El Grande.(*) Numerosos historiadores creen que Constantino estaba ya alineado en la dirección de la conversión cristiana porque su padre era un monoteísta. Sin embargo, contemporáneo de Constantino han señalado que la verdadera conversión de Constantino llegó como resultado de una visión que relató haber tenido en el año 312 DC. Varias versiones diferentes han sido registradas de esta visión. Según Sócrates, quien escribió acerca de esto en la quinta centuria después de Cristo:
“ …. Cuando marchaba a la cabeza de sus tropas, una visión sobrenatural se le apareció trascendiendo toda descripción. En efecto, en la hora del día cuando el sol, habiendo pasado el meridiano, comienza a declinar hacia el Oeste, él vio un pilar de luz en forma de cruz sobre la cual estaba inscrito “en esta vences”. La aparición del signo lo impactó son sorpresa, y dudando de sus propios ojos, preguntó a aquellos que lo rodeaban si ellos podían ver lo que él veía; y como ellos declararon unánimemente que sí lo veían, la mente del emperador fue fortalecida por su divina y milagrosa aparición. La noche siguiente, mientras dormía, vio a Cristo, quien lo instruyó para que hiciera un estandarte conforme al patrón que él le había señalado, y usarlo contra sus enemigos como una garantía de victoria. Obedeciendo esta orden divina, él tenía un estandarte hecho en forma de cruz, el cual es conservado en el palacio hasta el día de hoy.”[1]
La verdad de la visión de Constantino es discutida por aquellos que le atribuyen una mera leyenda fabricada. Otros pueden ver en la cruz aérea como una infrecuente reflexión de la posición del sol, seguida por un sueño. Algunos teóricos pueden todavía argumentar que esta fue otra manifestación del fenómeno OVNI con su continua asociación a la religión apocalíptica. Cualquiera que sea la verdad de la historia, la pretendida visión de Constantino de una luz brillante en el cielo seguida por la aparición de “Jesús” la siguiente noche, señaló el acontecimiento que empujó a Constantino en los brazos de la cristiandad apocalíptica. Un año más tarde publicó el famoso Edicto de Milán. El Edicto garantizaba oficialmente la tolerancia de la religión cristiana dentro del imperio Romano, terminando con casi tres siglos de persecución romana.
Constantino fue responsable por otros cambios significativos para la cristiandad. Fue él quien convocó y con frecuencia asistió al Concilio de Niza en el año 325 DC. En esta ocasión, muchos cristianos, tales como los Gnósticos, resistieron fuertemente los esfuerzos hechos por Constantino y otros par deificar a Jesús. Los Gnósticos simplemente veían a Jesús como un maestro espiritual honesto. El Concilio Nicea no se reunió en gran parte para poner fin a tales resistencias y crear una imagen divina de Jesús. Con este propósito en mente, el Concilio creó el famoso Credo de Niza el cual hace creer en Jesús como el “hijo de Dios”, piedra angular de la fe cristiana. Para hacer cumplir esos dogmas a menudo impopulares, Constantino puso el poder del estado a la disposición de la recién romanizada iglesia cristiana.
El reino de Constantino fue notable por otros logros. Marcó el comienzo de la Edad Media europea. Constantino tiene el crédito por haber puesto la fundación para el feudalismo y la servidumbre medieval. Al igual que el sistema de castas hindú, Constantino hizo de la mayoría de las ocupaciones, hereditarias. Decretó que los “colonos” (una clase de propietarios de granjas) debían permanecer apegados al suelo sobre el cual vivían. La cristiandad romanizada de Constantino —la cual se llegó a conocer como catolicismo romano— y su feudalismo opresivo hizo que la cristiandad se apartara súbitamente de la supervivencia Maverick enseñada por Jesús y se acercara a casi un completo sistema Custodio.
A medida que progresaba el tiempo y continuaban los cambios oficiales a la doctrina cristiana, emergieron dos nuevos crímenes: la herejía, es decir, opinar en contra del dogma establecido, y el paganismo, o la absoluta negación de adherirse al cristianismo. En los días primitivos de la iglesia, los líderes cristianos percibían que sólo podían llegar a ser cristianos la gente cuando se apelaba a su razón y que nadie podría ser o debería ser forzado. Después de Constantino, los líderes de la nueva ortodoxia romana tomaron una visión completamente diferente. Ellos exigieron obediencia como un asunto de ley obligatoria y creer únicamente en base a la fe en vez de la razón. Con estos cambios llegaron nuevas penas. Ya no era la excomunión la pena más severa de la iglesia, aunque todavía se practicase. Se aplicaron también penas físicas y económicas. Muchos devotos cristianos fueron víctimas de la nueva ley por no estar de acuerdo con la nueva ortodoxia romana. Aquellas víctimas correctamente vieron que la iglesia se estaba moviendo fuera de las verdaderas enseñanzas de Jesús.
Las nuevas enseñanzas cristianas sufrieron un gran incremento al final de la cuarta centuria después de Cristo por el Emperador del Este romano Teodosio I.
Teodosio sacó al menos dieciocho leyes destinadas a la penalización de aquellas personas que rechazaban las doctrinas establecidas por el Concilio Niceano. El hizo al cristianismo la religión oficial del estado y clausuró por la fuerza muchos templos paganos. Ordenó a los ejércitos cristianos incendiar la famosa biblioteca de Alejandría, la cual era un centro de enseñanzas y depositario mundial de libros. La biblioteca de Alejandría contenía los apreciados registros históricos, científicos y literario procedentes de todo el mundo, los cuales habían sido recopilados en un período de setecientos años. Aunque parte de la biblioteca había sido saqueada por guerras anteriores, con la destrucción por los ejércitos de Teodosio arrasaron con lo que quedaba. Ya que la mayoría de los documentos eran copia-única, se perdió una enormidad de historia y sabiduría grabada.
El asunto continuó para empeorar. Por la mitad del siglo VI después de Cristo, se puso en uso la pena de muerte contra los herejes y paganos. El emperador del Este romano, Justiniano, ordenó una campaña genocida para establecer con mayor rapidez la ortodoxia cristiana. Sólo en Bizancio, fueron muertos un estimado de cien mil personas. Bajo Justiniano, llego a ser una actividad frecuente la caza de herejes y comenzó la práctica de quemar herejes en la hoguera.
Justiniano también introdujo más cambios a la doctrina cristiana. El convocó el Segundo Sínodo de Constantinopla en el año 553 DC. El Sínodo no fue presentado ni aparentemente sancionado por el Papa en Roma. De hecho, en este tiempo, muchos de los cambios a la doctrina cristiana en el imperio romano oriental no habían alcanzado al papado, aunque eventualmente le llegaban. El Segundo Sínodo sacó un decreto excluyendo a la doctrina de “vidas pasadas”, o “reencarnación”, aunque la doctrina era importante para Jesús. El Sínodo decretó:
“Si alguien afirma (sostiene) la fabulosa preexistencia del alma y cediera a la monstruosa doctrina que se deriva de ella, hazle dar anatema (excomunión)“.[2]
En respeto a este decreto, toda referencia aunque velada a la “preexistencia” fue sacada de la Biblia. Creer en la preexistencia fue declarada herejía. Esta supresión fue de obligado cumplimiento a través de mundo cristiano occidental y en sus ciencias. La idea de preexistencia personal todavía subsiste, en alto grado, en occidente como herejía religiosa y científica.
La cristiandad fue modelada en una poderosa institución bajo los emperadores romanos de Oriente. Fiel al patrón de la historia, la cristiandad romanizada fue otra facción de la Hermandad que podría considerarse para luchar con otras facciones de la Hermandad, ayudando con ello a generar la guerra sin parar entre los seres humanos. La nueva cristiandad ortodoxa fue colocada en oposición a todas las religiones e iglesias, incluyendo a la escuelas romanas orientales de los misterios, las cuales arrasó Justiniano.
Nosotros sencillamente observamos una bola de nieve de los acontecimientos históricos desencadenados por la visión de Constantino. Este período marcó uno de los episodios “fin de mundo” de la humanidad, resaltados por “visiones” religiosas, cataclismos genocidas y la creación de un nuevo orden social en el mundo, prometiendo pero no entregando la utopía. Otro elemento importante del “fin de mundo” estaba también presente. Un ataque masivo de plagas, acompañado por relatos de fenómenos aéreos extraños.
Entre los años 540 y 592 DC., cuando Justiniano estaba sacando sus “reformas” cristianas, una peste bubónica sumergió al imperio romano oriental y se expandió por Europa. La epidemia comenzó durante el reinado de Justiniano y por esto se llamó la “Plaga de Justiniano”. La plaga de Justiniano fue una de las plagas más devastadoras de la historia y mucha gente creyó en este tiempo que era un castigo de Dios. En efecto, la palabra “plaga” viene de la palabra latina “llaga” o “herida”. La plaga ha sido apodada “enfermedad o mal de Dios”. Por ejemplo: una herida o llaga de Dios.
Una de las razones por la cual la gente pensaba que la plaga venía de Dios era la frecuente aparición de extraños fenómenos aéreos conjuntamente con los brotes de plaga. Uno de los cronistas de la plaga de Justiniano fue el famoso historiador Gregorio de Tours, quien documentó una cantidad de extraños eventos que se sucedieron en los años de la plaga. Gregorio relata que exactamente antes de que la plaga invadiera la región de Auvergne en Francia el año 567 DC., aparecieron tres o cuatro luces brillantes alrededor del sol y el cielo parecía encendido. Esto puede haber sido un efecto natural llamado “sol de perro”; sin embargo, otro fenómeno celeste extraño también fue visto en el área. Otro historiador relató un acontecimiento similar veintitrés años más tarde en otra parte de Francia: en Avignon. Extrañas visiones fueron reportadas en el cielo, y la tierra era algunas veces tan brillantemente iluminada en la noche como en el día. Poco tiempo a partir de entonces, ocurrió allí un desastroso brote de plaga. Gregorio reportó una visión en Roma consistente de un inmenso “dragón” que flotaba alrededor de la ciudad y bajó al mar, seguido por un brote severo de la plaga inmediatamente después de esto.
Tales relatos espeluznantes sugieren lo impensable: que la Plaga de Justiniano fue causada por agentes de guerra biológica propagados por naves Custodias. Esto constituiría la repetición de las plagas relatadas en la Biblia y en los textos antiguos de Mesopotamia. Sin embargo, en el tiempo de la plaga de Justiniano, los Custodios eran ”invisibles”. Ellos estaban ocultos por el secreto de la Hermandad y los velos del mito religioso; todavía ellos aparentemente no estaban menos involucrados con el mantenimiento de su raza de esclavos oprimida. Nosotros veremos una gran cantidad más de evidencias de actividad OVNI asociada con las plagas más adelante en el capítulo de la Muerte Negra.
De acuerdo a la profecía, un evento como la Plaga de Justiniano, supone el anuncio de la venida de un nuevo Mesías o mensajero de Dios. Es bastante seguro que una figura tal llegará. Su nombre fue Mahoma. El nació cuando reinaba Justiniano en el tiempo cuando la plaga estaba todavía en su furor. Proclamado en su edad adulta como el nuevo salvador, Mahoma, se convirtió en el líder de una nueva religión monoteísta apocalíptica: el Islam. Como Moisés y Jesús antes que él, Mahoma parece que fue un hombre sincero, pero su nueva religión no obstante, se volvió una facción que creó nuevos temas religiosos a la gente por los cuales luchar eternamente. Lo mismo que Moisés y Jesús, Mahoma fue apoyado por la Hermandad corrupta.
[1] Smith, Jhon Holland, Constantine The Great (London, Hamish Hamilton, 1971), p. 102.
[2] Hubbard, L. Ron, Have You Lived Before These Life?, A Scientific Survey (Los Angeles, Church of Scientology Publications Organization, 1977), p. 284.