Aristocracia: gr. Aristokratia > aristos = el mejor + kratos = fuerza. Clase noble de un país. Gobierno ejercido por esta clase. Clase que posee los medios de producción o pertenece a los altos cargos de la administración, la cultura, la empresa, etc.
La revolución es tan vieja como la historia misma. La gente ha estado rebelándose contra los dioses, los reyes y los padres por milenios y sin embargo apenas los miramos como algo fuera de lo común.
La revuelta de Lutero no fue una verdadera revolución en el sentido del derramamiento de sangre. Lutero y el Papa no dirigían ejércitos uno contra el otro. Sin embargo, la Reforma uso el trabajo preliminar y proporcionó la inspiración a muchas guerras y revoluciones políticas violentas que estuvieron barriendo al globo en los siglos siguientes.
Una de las más antiguas luchas políticas que creció con la Reforma fue la Guerra de los Ochenta Años, la cual entró completamente en operación en el año 1569. Esta guerra midió a España contara aquella región de Europa que conocemos hoy como Holanda o los Países Bajos, la cual estaba bajo el dominio de la monarquía española. Una nueva secta protestante conocida como el “Calvinismo”, (cuyos orígenes discutiremos en el capítulo 22), había surgido por este tiempo. Los calvinistas radicales habían emigrado desde Francia a los Países Bajos y crearon una comunidad de activistas protestantes. Naturalmente, esto causó fricciones entre los reyes católicos devotos de España y la minoría emergente de protestantes en Holanda. La minoría alemana no sólo consiguió la libertad religiosa sino que también ansiaba la libertad política rápidamente. El resultado fue casi un siglo de guerra.
Mucho de la lucha de Holanda en contra de España fue dirigida por Guillermo I, El Silencioso, un monarca alemán que regía sobre el principado alemán de Nassau, (el cual limitaba con Hesse) y sobre la región francesa de Orange, de aquí que la dinastía de Guillermo era conocida como la casa de Nassau-Orange, o más simplemente la Casa de Orange. Guillermo dirigía parcialmente la guerra en Holanda debido a que había heredado grandes extensiones de tierra allí.
El eventual éxito de la rebelión holandesa condujo al nacimiento de la total independencia de los países bajos. Con la independencia llegó el establecimiento de un sistema político y económico que iba a proporcionar un modelo para las revoluciones en otros países. Los países bajos adoptaron una forma de gobierno parlamentario acompañándola con una reducción del poder de la monarquía. Aunque la casa de Orange llegó a ser la familia real holandesa, y ha quedado así para el resto de los días, el papel del monarca en el nuevo estilo de gobierno quedó reducido al de un magistrado o “jefe del estado”. El jefe del estado no podía oficiar a menos que fuera aprobado por una Asamblea Nacional (los Estados Generales), aunque esto es muchas veces mera formalidad. Uno de los efectos previsto en el sistema parlamentario es el de prevenir que un simple individuo logre demasiado poder.
Nosotros podríamos darle vueltas en la cabeza al por qué la familia real alemana de Nassau-Orange ayudó al establecimiento de un sistema político en el cual su propio poder quedaba reducido. Se puede argumentar que lo hicieron así para estimular el apoyo popular a la rebelión contra España; después de todo la Casa de Orange ganaba una posición permanente en el gobierno. Esto no resolvía totalmente el enredo porque como veremos, otras familias reales alemanas dirigieron golpes y revoluciones en que fueron erigidos casi idénticos sistemas políticos y pocas de esas dinastías estaban actuando genuinamente por impulsos nobles. Una clave para resolver el acertijo se encuentra en el hecho de que aquellas dinastías alemanas estaban profundamente involucradas y comprometidas con organizaciones de la Hermandad. Como veremos en capítulos posteriores la evidencia indica que las familias estaban promoviendo una agenda de la Hermandad desde la cual y por otros medios se beneficiaba a la elegante realeza.
A la luz del papel que jugó la red de la Hermandad promoviendo la revolución y reduciendo la monarquía, puede parecer a primera vista que la Hermandad estaba retrocediendo hacia sus propósitos verdaderamente honestos e incorruptos oponiéndose a las instituciones Custodias. Después de todo, la institución de la monarquía se encuentra muy atrás en el tiempo cuando los “dioses” Custodios de la antigua Sumeria. De acuerdo a las tablillas mesopotámicas, la sociedad Custodia era gobernada de una sola forma. En el tope estaba un Consejo o sistema de Consejo de Gobierno. Debajo del Consejo estaba la subdivisión planetaria tal como la de la Tierra, la cual era gobernada por individualidades de los consejos. De acuerdo a los antiguos sumerios, los gobernantes locales hereditarios fueron los primeros reyes de la Tierra. Naturalmente que aquellos gobernantes implantaron su sistema monárquico sobre la sociedad humana. Vemos una curiosa evidencia de esto en aquellos antiguos dibujos mesopotámicos que mostraban a los dioses Custodios portando dos objetos que ahora son los símbolos universales de la monarquía: el cetro y la tiara, que significan el bastón de mando insignia del poder y la mitra, el adorno en la cabeza de los persas.
Los sumerios afirman que los primeros reyes humanos sobre la Tierra eran vástagos de los gobernantes Custodios que se habían apareado con mujeres humanas. Estos apareamientos daban derecho al vástago medio-humano a ser los primeros monarcas de la Tierra. Así surgió la idea de “sangre azul” y la notable importancia de mantener un apropiado “cruce racial” para asegurar la continuidad en la pureza de la línea sanguínea humana real. Es curioso que algunos “dioses” Custodios antiguos eran descritos de piel azul o sangre azul; esto nos da una idea — y algunos dicen realidad— de la realeza “sangre azul”. La práctica de los cruces aristocráticos ha persistido a lo largo de la historia y sigue siendo importante todavía para algunas de las monarquías en la actualidad. La “sangre azul” humana parece ser el premio para el ganado “Hereford” de la raza del rebaño de la Tierra: el homo sapiens.
A la luz de lo arriba indicado el propósito de la Hermandad original podría haber sido mantenerse incorrupta para eliminar la monarquía y reemplazarla con una forma de gobierno parlamentario en el cual los seres humanos pudiesen escoger sus líderes.
¿Se habría reformado la Hermandad en los tiempos de Guillermo el Silencioso?
Desgraciadamente, no.
Como hemos visto antes, la influencia Custodia causó un propósito válido y una enseñanza de la Hermandad para adquirir un enfoque fatal. Precisamente un enfoque así, distorsionó las metas revolucionarias, políticas, sociales y altruistas de la Hermandad revolucionaria. Las monarquías novedosamente debilitadas y los gobiernos parlamentarios, permitieron que el más grande poder fuera asumido por una nueva institución creada por los revolucionarios: el nuevo sistema bancario y monetario. Este nuevo sistema monetario fue un elemento mayor de las revoluciones en los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque este hecho es minimizado en las discusiones de la mayoría de los libros de historia. Aquellos que dirigieron y aun dirigen el nuevo sistema monetario han sido muy acertadamente denominados por el escritor Howard Katz: “La Aristocracia de Papel”.
Las revoluciones que comenzaron a barrer al mundo después de la Reforma, anunciaron la disminución del poder político de las aristocracias en favor del menos visible, pero en muchas formas igualmente poderoso de la “aristocracia monetaria”. Esto sucedió porque durante la Reforma, los banqueros y prestamistas de dinero, que antes siempre habían sido vistos como “ocupaciones bajas”, estaban resurgiendo y forjando un poder dotado de una inteligente nueva ciencia del dinero.
(*) La nueva moneda era un tipo de papel moneda que podía tener su valor deliberada y sistemáticamente disminuido mediante un proceso llamado “inflación”. Este tipo de dinero es el que todavía se usa hoy. El nuevo dinero y las instituciones que surgieron con él han tenido un enorme impacto en nuestra moderna civilización. No podemos apreciar totalmente los efectos del protestantismo y las revoluciones que generó el nuevo tipo de dinero sin comprender cómo funciona el nuevo sistema.
(*)Para una simple y divertida introducción a la historia del dinero y la economía, se recomienda: “The Cartoon Guide to Economics” por Douglas Michael, publicado en los Estados Unidos por Harper and Row Publisher, Inc., y en Canadá por Firzhenry and Whiteside Ltd., de Toronto.
La revolución es tan vieja como la historia misma. La gente ha estado rebelándose contra los dioses, los reyes y los padres por milenios y sin embargo apenas los miramos como algo fuera de lo común.
La revuelta de Lutero no fue una verdadera revolución en el sentido del derramamiento de sangre. Lutero y el Papa no dirigían ejércitos uno contra el otro. Sin embargo, la Reforma uso el trabajo preliminar y proporcionó la inspiración a muchas guerras y revoluciones políticas violentas que estuvieron barriendo al globo en los siglos siguientes.
Una de las más antiguas luchas políticas que creció con la Reforma fue la Guerra de los Ochenta Años, la cual entró completamente en operación en el año 1569. Esta guerra midió a España contara aquella región de Europa que conocemos hoy como Holanda o los Países Bajos, la cual estaba bajo el dominio de la monarquía española. Una nueva secta protestante conocida como el “Calvinismo”, (cuyos orígenes discutiremos en el capítulo 22), había surgido por este tiempo. Los calvinistas radicales habían emigrado desde Francia a los Países Bajos y crearon una comunidad de activistas protestantes. Naturalmente, esto causó fricciones entre los reyes católicos devotos de España y la minoría emergente de protestantes en Holanda. La minoría alemana no sólo consiguió la libertad religiosa sino que también ansiaba la libertad política rápidamente. El resultado fue casi un siglo de guerra.
Mucho de la lucha de Holanda en contra de España fue dirigida por Guillermo I, El Silencioso, un monarca alemán que regía sobre el principado alemán de Nassau, (el cual limitaba con Hesse) y sobre la región francesa de Orange, de aquí que la dinastía de Guillermo era conocida como la casa de Nassau-Orange, o más simplemente la Casa de Orange. Guillermo dirigía parcialmente la guerra en Holanda debido a que había heredado grandes extensiones de tierra allí.
El eventual éxito de la rebelión holandesa condujo al nacimiento de la total independencia de los países bajos. Con la independencia llegó el establecimiento de un sistema político y económico que iba a proporcionar un modelo para las revoluciones en otros países. Los países bajos adoptaron una forma de gobierno parlamentario acompañándola con una reducción del poder de la monarquía. Aunque la casa de Orange llegó a ser la familia real holandesa, y ha quedado así para el resto de los días, el papel del monarca en el nuevo estilo de gobierno quedó reducido al de un magistrado o “jefe del estado”. El jefe del estado no podía oficiar a menos que fuera aprobado por una Asamblea Nacional (los Estados Generales), aunque esto es muchas veces mera formalidad. Uno de los efectos previsto en el sistema parlamentario es el de prevenir que un simple individuo logre demasiado poder.
Nosotros podríamos darle vueltas en la cabeza al por qué la familia real alemana de Nassau-Orange ayudó al establecimiento de un sistema político en el cual su propio poder quedaba reducido. Se puede argumentar que lo hicieron así para estimular el apoyo popular a la rebelión contra España; después de todo la Casa de Orange ganaba una posición permanente en el gobierno. Esto no resolvía totalmente el enredo porque como veremos, otras familias reales alemanas dirigieron golpes y revoluciones en que fueron erigidos casi idénticos sistemas políticos y pocas de esas dinastías estaban actuando genuinamente por impulsos nobles. Una clave para resolver el acertijo se encuentra en el hecho de que aquellas dinastías alemanas estaban profundamente involucradas y comprometidas con organizaciones de la Hermandad. Como veremos en capítulos posteriores la evidencia indica que las familias estaban promoviendo una agenda de la Hermandad desde la cual y por otros medios se beneficiaba a la elegante realeza.
A la luz del papel que jugó la red de la Hermandad promoviendo la revolución y reduciendo la monarquía, puede parecer a primera vista que la Hermandad estaba retrocediendo hacia sus propósitos verdaderamente honestos e incorruptos oponiéndose a las instituciones Custodias. Después de todo, la institución de la monarquía se encuentra muy atrás en el tiempo cuando los “dioses” Custodios de la antigua Sumeria. De acuerdo a las tablillas mesopotámicas, la sociedad Custodia era gobernada de una sola forma. En el tope estaba un Consejo o sistema de Consejo de Gobierno. Debajo del Consejo estaba la subdivisión planetaria tal como la de la Tierra, la cual era gobernada por individualidades de los consejos. De acuerdo a los antiguos sumerios, los gobernantes locales hereditarios fueron los primeros reyes de la Tierra. Naturalmente que aquellos gobernantes implantaron su sistema monárquico sobre la sociedad humana. Vemos una curiosa evidencia de esto en aquellos antiguos dibujos mesopotámicos que mostraban a los dioses Custodios portando dos objetos que ahora son los símbolos universales de la monarquía: el cetro y la tiara, que significan el bastón de mando insignia del poder y la mitra, el adorno en la cabeza de los persas.
Los sumerios afirman que los primeros reyes humanos sobre la Tierra eran vástagos de los gobernantes Custodios que se habían apareado con mujeres humanas. Estos apareamientos daban derecho al vástago medio-humano a ser los primeros monarcas de la Tierra. Así surgió la idea de “sangre azul” y la notable importancia de mantener un apropiado “cruce racial” para asegurar la continuidad en la pureza de la línea sanguínea humana real. Es curioso que algunos “dioses” Custodios antiguos eran descritos de piel azul o sangre azul; esto nos da una idea — y algunos dicen realidad— de la realeza “sangre azul”. La práctica de los cruces aristocráticos ha persistido a lo largo de la historia y sigue siendo importante todavía para algunas de las monarquías en la actualidad. La “sangre azul” humana parece ser el premio para el ganado “Hereford” de la raza del rebaño de la Tierra: el homo sapiens.
A la luz de lo arriba indicado el propósito de la Hermandad original podría haber sido mantenerse incorrupta para eliminar la monarquía y reemplazarla con una forma de gobierno parlamentario en el cual los seres humanos pudiesen escoger sus líderes.
¿Se habría reformado la Hermandad en los tiempos de Guillermo el Silencioso?
Desgraciadamente, no.
Como hemos visto antes, la influencia Custodia causó un propósito válido y una enseñanza de la Hermandad para adquirir un enfoque fatal. Precisamente un enfoque así, distorsionó las metas revolucionarias, políticas, sociales y altruistas de la Hermandad revolucionaria. Las monarquías novedosamente debilitadas y los gobiernos parlamentarios, permitieron que el más grande poder fuera asumido por una nueva institución creada por los revolucionarios: el nuevo sistema bancario y monetario. Este nuevo sistema monetario fue un elemento mayor de las revoluciones en los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque este hecho es minimizado en las discusiones de la mayoría de los libros de historia. Aquellos que dirigieron y aun dirigen el nuevo sistema monetario han sido muy acertadamente denominados por el escritor Howard Katz: “La Aristocracia de Papel”.
Las revoluciones que comenzaron a barrer al mundo después de la Reforma, anunciaron la disminución del poder político de las aristocracias en favor del menos visible, pero en muchas formas igualmente poderoso de la “aristocracia monetaria”. Esto sucedió porque durante la Reforma, los banqueros y prestamistas de dinero, que antes siempre habían sido vistos como “ocupaciones bajas”, estaban resurgiendo y forjando un poder dotado de una inteligente nueva ciencia del dinero.
(*) La nueva moneda era un tipo de papel moneda que podía tener su valor deliberada y sistemáticamente disminuido mediante un proceso llamado “inflación”. Este tipo de dinero es el que todavía se usa hoy. El nuevo dinero y las instituciones que surgieron con él han tenido un enorme impacto en nuestra moderna civilización. No podemos apreciar totalmente los efectos del protestantismo y las revoluciones que generó el nuevo tipo de dinero sin comprender cómo funciona el nuevo sistema.
(*)Para una simple y divertida introducción a la historia del dinero y la economía, se recomienda: “The Cartoon Guide to Economics” por Douglas Michael, publicado en los Estados Unidos por Harper and Row Publisher, Inc., y en Canadá por Firzhenry and Whiteside Ltd., de Toronto.