Una promesa es algún compromiso que hacemos acerca de algo que deseamos realizar. Podemos prometer no ser reactivos, o dar alimento a la gente sin hogar, o cambiar nuestra carrera profesional, etc.
“Esta semana voy a dejar de fumar”. “Hoy voy a empezar mi dieta”. “A partir de mañana, voy a hacer voluntariado”.
¿Sabes lo que ocurre espiritualmente cuando hacemos una promesa? El Creador quiere darnos la capacidad de hacer realidad cualquier promesa que hayamos hecho, así que nos llena con la cantidad adecuada de Luz que necesitamos para cumplirla.
¿Conoces esa sensación agradable que tienes una vez que tomas una decisión? Nos sentimos bien porque cuando hacemos una promesa, creamos una vasija y recibimos Luz. El entusiasmo que sentimos es la Luz.
Lamentablemente, a menudo cambiamos de opinión y no cumplimos nuestras promesas. Forma parte de la naturaleza de los seres humanos encontrar un motivo para no hacer algo bueno y, por lo contrario, encontrar todas las razones para hacer algo malo. Éste es el motivo por el cual un mal hábito es más fácil de desarrollar que uno bueno. Seamos honestos: es más fácil crear una adicción al chocolate y a los cigarrillos que a la comida sana y al ejercicio físico.
Entonces, ¿cuál es el problema cuando se rompe una promesa?
El Zóhar afirma que si obtenemos Luz al hacer una promesa y luego no la cumplimos, la Luz que recibimos tiene que marcharse. Y cuando esta Luz se retira, no sabemos de dónde lo hará. Así pues, si recibimos Luz para empezar una relación y luego nos echamos atrás, la Luz no se retirará necesariamente de allí. Puede retirarse de otra área de nuestra vida.
Esta semana, haz una promesa que puedas cumplir. Está al 100% para otra persona. Sé inflexible. Finaliza el trabajo.
Todo lo que tienes que hacer es empezar, y el resto seguirá.
Todo lo mejor,