Mike McConnell, ex director del Servicio de Inteligencia Nacional, describió hace diecisiete años los principios necesarios para alcanzar un nivel bueno de inteligencia mientras servía bajo el mando de Colin Powell.
"Tengo una regla", le dijo el General Powell. "Como oficial de inteligencia, tu responsabilidad es decirme lo que sabes; decirme lo que no sabes; entonces se te permite decirme lo que piensas. Pero mantén siempre esas tres cosas separadas".
Para mí, éste era un concepto profundo. La mayoría de nosotros tomamos lo que pensamos y lo convertimos en lo que sabemos.
Cuando entregamos información, es importante que la separemos en lo que sabemos, lo que no sabemos y lo que pensamos. A veces es difícil decir lo que no sabemos. A nuestro ego no le gusta ser ignorante. Se necesita ser una persona muy inteligente y muy responsable para distinguir entre estas tres áreas.
Debemos conocer nuestras fortalezas, nuestras debilidades y lo que pensamos que podemos hacer. Una de las razones por las que se producen errores en la comunicación es que no separamos estas tres cosas. Debemos mantenerlas diferenciadas desde el principio. Entonces seremos líderes, seguidores y amigos más valiosos.
No importa quién trabaja contigo, bajo tu mando o por encima de ti –siempre que tengas a alguien que necesita reportarte o a quien tú necesitas reportar–, asegúrate de compartir lo que sabes, lo que no sabes y lo que percibes. Esto ayudará a aliviar las expectativas y permitir que el flujo de comunicación sea más claro.
Las ideas no nos hacen expertos; la conciencia sí. El trabajo puede parecer difícil, pero el punto es simple. Decir que no sabes no es siempre una tarea fácil. Pero puede resolver grandes problemas que surgen cuando las personas convierten lo que piensan en lo que saben.
Todo lo mejor,
"Tengo una regla", le dijo el General Powell. "Como oficial de inteligencia, tu responsabilidad es decirme lo que sabes; decirme lo que no sabes; entonces se te permite decirme lo que piensas. Pero mantén siempre esas tres cosas separadas".
Para mí, éste era un concepto profundo. La mayoría de nosotros tomamos lo que pensamos y lo convertimos en lo que sabemos.
Cuando entregamos información, es importante que la separemos en lo que sabemos, lo que no sabemos y lo que pensamos. A veces es difícil decir lo que no sabemos. A nuestro ego no le gusta ser ignorante. Se necesita ser una persona muy inteligente y muy responsable para distinguir entre estas tres áreas.
Debemos conocer nuestras fortalezas, nuestras debilidades y lo que pensamos que podemos hacer. Una de las razones por las que se producen errores en la comunicación es que no separamos estas tres cosas. Debemos mantenerlas diferenciadas desde el principio. Entonces seremos líderes, seguidores y amigos más valiosos.
No importa quién trabaja contigo, bajo tu mando o por encima de ti –siempre que tengas a alguien que necesita reportarte o a quien tú necesitas reportar–, asegúrate de compartir lo que sabes, lo que no sabes y lo que percibes. Esto ayudará a aliviar las expectativas y permitir que el flujo de comunicación sea más claro.
Las ideas no nos hacen expertos; la conciencia sí. El trabajo puede parecer difícil, pero el punto es simple. Decir que no sabes no es siempre una tarea fácil. Pero puede resolver grandes problemas que surgen cuando las personas convierten lo que piensan en lo que saben.
Todo lo mejor,
Yehudá Berg
0 comentarios:
Publicar un comentario