Del 15 al 21 de mayo de 2011
Los nuevos estudiantes muchas veces me piden que les explique la Kabbalah en una oración. Les digo que no necesito toda una oración, sólo una palabra: Control.
¿Qué quiero decir con control? Ciertamente no me refiero a manipular personas o situaciones para satisfacer nuestros deseos egoístas. Me refiero a la habilidad de nunca ser una “víctima” y a siempre saber cómo transformar una mala situación en una buena, para ti y para todos los involucrados.
En terminología kabbalística, control es ver la Luz en toda situación.
Y ahí es donde la mayoría de las personas fallan. Cuando alguien en nuestra vida está lleno de veneno impredecible, cuando nuestros detonantes emocionales están siendo disparados, cuando parece que no hay nada bueno que pueda salir de una situación, nos sentimos indefensos y es entonces cuando renunciamos a nuestro poder. Nuestro reto es tener la fortaleza, y el carácter, para siempre ver la Luz, hasta en las situaciones más oscuras.
Podemos descubrir la Luz al hacer dos preguntas:
¿Por qué me está sucediendo esto a mí?
¿Cual es la percepción más amplia aquí?
Hacerse la primera pregunta nos ayuda a enfocarnos en lo que la situación vino a enseñarnos y cómo podemos usarlo para transformar nuestro caos. Significa hacer un cambio en nuestra respuesta de “¿cómo puedo deshacerme de esto?” a “¡hagámoslo!". Las situaciones difíciles son simplemente Luz contenida dentro de “klipot” (cáscaras de negatividad). Evitar la situación es esencialmente rechazar los regalos del Creador. Piensa en ello...
Hacerse la segunda pregunta, “¿Cuál es la percepción más amplia aquí?” mueve el enfoque de nosotros y lo pone en otra persona –a manera de compartir–. En vez de enfocarnos en cómo la situación nos hace daño, mejor es preguntar qué necesidad no está siendo colmada en la otra persona y en cómo podemos ayudarle, si es posible.
La belleza de este proceso de dos pasos es que en el momento en que vemos al menos una respuesta claramente, la situación comienza a resolverse a sí misma. Esto es porque cuando vemos a la Luz actuando en la situación, hemos detenido nuestro modo de víctima y hemos entrado en modo de control.
Esta semana practica este procedimiento en toda situación difícil que enfrentes. Sin importar lo doloroso que sea mirar hacia tu interior, sin importar lo duro que sea confrontar los asuntos, ahora es el momento de tomar de vuelta el control que es tu destino. Es tan simple como es efectivo. Ten una semana fenomenal.
Los nuevos estudiantes muchas veces me piden que les explique la Kabbalah en una oración. Les digo que no necesito toda una oración, sólo una palabra: Control.
¿Qué quiero decir con control? Ciertamente no me refiero a manipular personas o situaciones para satisfacer nuestros deseos egoístas. Me refiero a la habilidad de nunca ser una “víctima” y a siempre saber cómo transformar una mala situación en una buena, para ti y para todos los involucrados.
En terminología kabbalística, control es ver la Luz en toda situación.
Y ahí es donde la mayoría de las personas fallan. Cuando alguien en nuestra vida está lleno de veneno impredecible, cuando nuestros detonantes emocionales están siendo disparados, cuando parece que no hay nada bueno que pueda salir de una situación, nos sentimos indefensos y es entonces cuando renunciamos a nuestro poder. Nuestro reto es tener la fortaleza, y el carácter, para siempre ver la Luz, hasta en las situaciones más oscuras.
Podemos descubrir la Luz al hacer dos preguntas:
¿Por qué me está sucediendo esto a mí?
¿Cual es la percepción más amplia aquí?
Hacerse la primera pregunta nos ayuda a enfocarnos en lo que la situación vino a enseñarnos y cómo podemos usarlo para transformar nuestro caos. Significa hacer un cambio en nuestra respuesta de “¿cómo puedo deshacerme de esto?” a “¡hagámoslo!". Las situaciones difíciles son simplemente Luz contenida dentro de “klipot” (cáscaras de negatividad). Evitar la situación es esencialmente rechazar los regalos del Creador. Piensa en ello...
Hacerse la segunda pregunta, “¿Cuál es la percepción más amplia aquí?” mueve el enfoque de nosotros y lo pone en otra persona –a manera de compartir–. En vez de enfocarnos en cómo la situación nos hace daño, mejor es preguntar qué necesidad no está siendo colmada en la otra persona y en cómo podemos ayudarle, si es posible.
La belleza de este proceso de dos pasos es que en el momento en que vemos al menos una respuesta claramente, la situación comienza a resolverse a sí misma. Esto es porque cuando vemos a la Luz actuando en la situación, hemos detenido nuestro modo de víctima y hemos entrado en modo de control.
Esta semana practica este procedimiento en toda situación difícil que enfrentes. Sin importar lo doloroso que sea mirar hacia tu interior, sin importar lo duro que sea confrontar los asuntos, ahora es el momento de tomar de vuelta el control que es tu destino. Es tan simple como es efectivo. Ten una semana fenomenal.
Todo lo mejor,
Yehuda Berg
Yehuda Berg
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