Espero que la semana pasada fuera desafiante y gratificante. Recuerda que el 95% del combustible de un cohete se consume en el despegue; de la misma forma, el esfuerzo por cambiar es en realidad una cuestión de despegar.
Todos tenemos algo a lo que hemos renunciado al intentar cambiar, o nunca hemos encontrado la razón verdadera para cambiar. Quizá sean los celos (todo está dentro de mi cabeza, no digo lo que pienso). O complacer a los demás (¿qué problema hay con ser una persona amable con todo el mundo?) Quizá se trate de tu encantador sarcasmo (hace reír a la gente, ¿verdad?) Sea lo que sea que tengamos encerrado en nosotros –todas esas cosas que no sentimos el impulso de cambiar–, todos tenemos algo.
La cuestión es que si no podemos cambiarnos a nosotros mismos y ayudar a los demás a transformarse, no vamos a ayudar a eliminar el caos que aflige a nuestro mundo.
Comprometerse a cambiar significa que no nos conformamos con el hecho de que somos celosos y no aceptamos seguir siendo personas que complacen a los demás.
El compromiso con el cambio es como decir que somos la NBA (Asociación Nacional de básquetbol de E.U.A.) y por lo tanto no admitimos jugadores que no son capaces de acertar nueve de cada diez tiros.
Una persona que dice que se compromete a cambiar es alguien que acierta nueve de cada diez tiros, que nueve de cada diez mañanas está dispuesto a destruir a su repugnante ego.
No significa que necesite estar excitado.
Ni que necesite tener oscuridad en su vida para correr hacia la Luz.
Ni que necesite una catástrofe ni ser agitado por el caos para despertar.
Ni que necesite llorar toda la noche y despertarse a la mañana siguiente y ser diferente.
Significa que, ya lleve en este camino veinte días o veinte años, todavía sigue levantándose cada mañana, deseoso de encontrar lo que está mal en él y cambiarlo. Ése es el compromiso con el cambio. Todo lo demás no lo es.
Comprometerse con el cambio significa ser una persona que admite que tenemos esas cosas que nos resistimos a cambiar, pero también que todos entendemos que hemos sido adictos a esas cosas, que todos nos hemos negado a mirar nuestro ego, nuestros celos o lo que sea que no queremos mirar. Y ahora eso tiene que cambiar.
Sólo si me despierto y encuentro lo que está mal en mi interior, y me miro a mí mismo como debo hacerlo, podré ser exitoso, podré cambiarme y ayudar a los demás a cambiarse a sí mismos. Lo más importante es que la motivación para cambiar, el compromiso con el cambio, es interno.
Recientemente tuve la oportunidad de compartir lo que significa comprometerse a cambiar en una conversación con MIPtalk.com (en inglés). Es un gran podcast, especialmente si todavía no estás demasiado comprometido.
Una de la lecciones más importantes es que son todos y cada uno de nuestros compromisos con el cambio lo que creará la masa crítica y creará el cambio en el mundo que todavía tenemos por ver. Las cosas sólo empeorarán antes de mejorar.
Mientras nos neguemos a comprometernos abiertamente a cambiar, mientras nos conformemos con nuestro ego, con nuestros celos, estamos tolerando las cosas que hay en nuestro interior como cosas que nunca cambiarán, o decimos: "de todas formas, estoy haciendo otras cosas", o "estoy trabajando en ello". Mientras toleremos nuestras imperfecciones, no estaremos comprometidos.
Pero en algún punto del camino tienes que tener una larga conversación contigo mismo. ¿Soy alguien que es capaz de hacer este compromiso? Quizá en cierto grado estamos comprometidos. ¿Pero todavía nos despertamos por la mañana y pensamos en lo que debemos hacer diferente hoy?
Cuando nos vamos a dormir, ¿pensamos en lo que no hicimos hoy?
Todos somos adictos a algunas cosas. Estamos tan conectados a estas "cosas", que pensamos que esas cosas somos nosotros, sin darnos cuenta de que pueden ser eliminadas; que puedes ser un Leo sin ser una víctima; que puedes ser un Aries y escuchar a los demás; que puedes ser un Piscis e implicarte; que puedes ser un Virgo sin tener que juzgar. Todo es posible.
No estamos encerrados, ni astrológicamente, ni emocionalmente, ni por causa de nuestro pasado ni de lo que hemos vivido. Tenemos que comprometernos sabiendo que podemos ser diferentes. Saber que, en algún momento, las cosas se volverán más simples. Al final del día, no somos tan complicados.
Somos nosotros los que añadimos complicación a nuestra película. En algún punto necesitamos ser simples, eliminar las capas desagradables y conectarnos con la Luz simple que está en nuestro interior.
Se requiere un régimen diario y continuado. Igual que la Luz comparte continuamente, y el Sol brilla continuamente, nuestro compromiso con este camino debe ser renovado continuamente.
Todos tenemos algo a lo que hemos renunciado al intentar cambiar, o nunca hemos encontrado la razón verdadera para cambiar. Quizá sean los celos (todo está dentro de mi cabeza, no digo lo que pienso). O complacer a los demás (¿qué problema hay con ser una persona amable con todo el mundo?) Quizá se trate de tu encantador sarcasmo (hace reír a la gente, ¿verdad?) Sea lo que sea que tengamos encerrado en nosotros –todas esas cosas que no sentimos el impulso de cambiar–, todos tenemos algo.
La cuestión es que si no podemos cambiarnos a nosotros mismos y ayudar a los demás a transformarse, no vamos a ayudar a eliminar el caos que aflige a nuestro mundo.
Comprometerse a cambiar significa que no nos conformamos con el hecho de que somos celosos y no aceptamos seguir siendo personas que complacen a los demás.
El compromiso con el cambio es como decir que somos la NBA (Asociación Nacional de básquetbol de E.U.A.) y por lo tanto no admitimos jugadores que no son capaces de acertar nueve de cada diez tiros.
Una persona que dice que se compromete a cambiar es alguien que acierta nueve de cada diez tiros, que nueve de cada diez mañanas está dispuesto a destruir a su repugnante ego.
No significa que necesite estar excitado.
Ni que necesite tener oscuridad en su vida para correr hacia la Luz.
Ni que necesite una catástrofe ni ser agitado por el caos para despertar.
Ni que necesite llorar toda la noche y despertarse a la mañana siguiente y ser diferente.
Significa que, ya lleve en este camino veinte días o veinte años, todavía sigue levantándose cada mañana, deseoso de encontrar lo que está mal en él y cambiarlo. Ése es el compromiso con el cambio. Todo lo demás no lo es.
Comprometerse con el cambio significa ser una persona que admite que tenemos esas cosas que nos resistimos a cambiar, pero también que todos entendemos que hemos sido adictos a esas cosas, que todos nos hemos negado a mirar nuestro ego, nuestros celos o lo que sea que no queremos mirar. Y ahora eso tiene que cambiar.
Sólo si me despierto y encuentro lo que está mal en mi interior, y me miro a mí mismo como debo hacerlo, podré ser exitoso, podré cambiarme y ayudar a los demás a cambiarse a sí mismos. Lo más importante es que la motivación para cambiar, el compromiso con el cambio, es interno.
Recientemente tuve la oportunidad de compartir lo que significa comprometerse a cambiar en una conversación con MIPtalk.com
Una de la lecciones más importantes es que son todos y cada uno de nuestros compromisos con el cambio lo que creará la masa crítica y creará el cambio en el mundo que todavía tenemos por ver. Las cosas sólo empeorarán antes de mejorar.
Mientras nos neguemos a comprometernos abiertamente a cambiar, mientras nos conformemos con nuestro ego, con nuestros celos, estamos tolerando las cosas que hay en nuestro interior como cosas que nunca cambiarán, o decimos: "de todas formas, estoy haciendo otras cosas", o "estoy trabajando en ello". Mientras toleremos nuestras imperfecciones, no estaremos comprometidos.
Pero en algún punto del camino tienes que tener una larga conversación contigo mismo. ¿Soy alguien que es capaz de hacer este compromiso? Quizá en cierto grado estamos comprometidos. ¿Pero todavía nos despertamos por la mañana y pensamos en lo que debemos hacer diferente hoy?
Cuando nos vamos a dormir, ¿pensamos en lo que no hicimos hoy?
Todos somos adictos a algunas cosas. Estamos tan conectados a estas "cosas", que pensamos que esas cosas somos nosotros, sin darnos cuenta de que pueden ser eliminadas; que puedes ser un Leo sin ser una víctima; que puedes ser un Aries y escuchar a los demás; que puedes ser un Piscis e implicarte; que puedes ser un Virgo sin tener que juzgar. Todo es posible.
No estamos encerrados, ni astrológicamente, ni emocionalmente, ni por causa de nuestro pasado ni de lo que hemos vivido. Tenemos que comprometernos sabiendo que podemos ser diferentes. Saber que, en algún momento, las cosas se volverán más simples. Al final del día, no somos tan complicados.
Somos nosotros los que añadimos complicación a nuestra película. En algún punto necesitamos ser simples, eliminar las capas desagradables y conectarnos con la Luz simple que está en nuestro interior.
Se requiere un régimen diario y continuado. Igual que la Luz comparte continuamente, y el Sol brilla continuamente, nuestro compromiso con este camino debe ser renovado continuamente.
Todo lo mejor,
Yehudá Berg
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