La sabiduría de la Kabbalah trabaja en dos niveles clave:
El primero nos permite salir de la oscuridad, volvernos conscientes de las barreras que nos autoimponemos y de nuestros bloqueos, y entrar en la Luz. Nos otorga el conocimiento y las técnicas para desprogramar los sistemas de creencias negativos y los comportamientos que nos autolimitan, permitiendo así que nuestra alma brille e ilumine el mundo. Nos indica la dirección y nos brinda las reglas para jugar el juego de la vida; es decir, cómo derrotar a nuestro Oponente.
El segundo nivel siempre he sentido que es más urgente y, desafortunadamente, es en el que nos volvemos más pasivos y complacientes. Es la habilidad, en el calor del momento, de derrotar a nuestro Oponente (o Satán, si lo prefieres) en su propio terreno de juego.
Cuando todo en la vida es fantástico y estamos pensando racionalmente, está claro que no cometeríamos ciertos errores. Pero cuando nuestro ego está excitado y nuestro enojo, nuestra baja autoestima o nuestros miedos nos están motivando, tendemos a hacer cosas mucho más peligrosas de las que haríamos si alguien nos lo pidiera en un domingo cualquiera.
La prueba no ocurre cuando estamos libres y sin compromiso. La prueba ocurre cuando nuestro ego se despierta. La única medicina preventiva que tenemos a nuestra disposición es encontrar nuestro propio antídoto, nuestra propia ancla que nos arranque de las garras del ego.
* ¿Qué sucede cuando estoy en medio de una discusión? ¿Qué puedo hacer entonces?
* Cuando mi nivel de intensidad es elevado, ¿qué hago?
* ¿Qué hago cuando alguien me hace sentir despreciable y quiero arremeter contra esa persona?
Muchas veces, sentimos que la prueba está a punto de ocurrir, pero en lugar de buscar una solución, dejamos que venga la prueba y luego nos sentimos culpables por haber caído. No podemos dejar que la lucha ocurra y al instante siguiente decir que la próxima vez lo haremos diferente. Crecer y convertirnos en personas mejores es sólo la mitad del trabajo.
Durante esta semana, tu trabajo consistirá en encontrar una herramienta tangible para combatir a tu Oponente cuando entras en el ring.
Cuando nos enfrentamos a Satán y éste viene de frente hacia nosotros, ¿tenemos una herramienta? "Caigo siempre que ocurre esto o aquello” no puede ser suficiente para nosotros. Es suficiente para aquellas personas que no quieren que sus semillas se conviertan en frutos, para la mayoría de las personas en el mundo. Nuestra verdadera prueba, si en verdad somos estudiantes de Kabbalah, es cuando enfrentamos al Satán, cuando cada parte nuestra desea huir. Nuestra prueba como estudiantes de Kabbalah es: ¿tenemos las herramientas para resistir cuando queremos estrangular a alguien? ¿Somos capaces de encontrar la calma cuando la tensión está alta o cuando queremos sangre?
Tú eliges tu herramienta. Conozco a muchos estudiantes que llevan con ellos un Zóhar de bolsillo, y tan sólo mirarlo les lleva de vuelta a sí mismos. Yo, personalmente, llevo una lista de las cosas que son más importantes para mí, y cuando siento que estoy perdiendo el control, repaso la lista para recordarme a mí mismo lo que realmente quiero.
Necesitamos utilizar esa herramienta justo antes de que veamos que vamos a colapsarnos. La razón por la que nos colapsamos es porque no tenemos nada que hacer en ese preciso momento. Y un gran maestro será capaz de ayudar a sus estudiantes a encontrar la herramienta que más acomoda a cada uno de ellos.
Encuentra algo que funcione para ti. Si has utilizado algo antes y te ha fallado, encuentra otra cosa. Decimos que estamos luchando ahora, pero cuando Satán viene a por mí, gana. La mayoría de nosotros no luchamos realmente contra nuestra negatividad. Luchamos contra Satán cuando él no está luchando contra nosotros, como si boxeáramos con un contrincante imaginario. Pero si Mohamed Alí entrara en el ring, ¿qué haríamos?
¿Qué pasaría si nuestro Oponente fuera alguien que pudiera realmente derrotarnos?
Sin las herramientas adecuadas, acabamos tendidos en el suelo. Necesitamos asegurarnos de que tenemos algún tipo de estrategia. Todos tenemos un Satán que viene contra nosotros. Es un asunto personal.
Esta semana, habla con tu maestro para encontrar ideas. Elabora un plan para que puedas entrar en el ring con Satán y ganar este asalto.
Todo lo mejor,
Yehudá Berg
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