"La esencia de la grandeza radíca en la capacidad de la realización personal propia en circunstancias en las que otros optan por la locura." - Dr. Wayne W. Dyer

Afinación Semanal de la Conciencia - Encuentra tu vacío

La Afinación de la semana pasada planteó un tema importante para muchos lectores:

¿Cómo abro las puertas que están cerradas para mí?

En algunos correos electrónicos me preguntaban si es suficiente con pensar en positivo; la respuesta es no. Otros conjeturaban que debemos aceptar el hecho de que hay algunas puertas que no podemos abrir y simplemente seguir adelante. Incluso hubo algunos que respondieron que discutirían esta cuestión con sus psicoterapeutas.

En resumen, todos queremos avanzar. Queremos ser diferentes el próximo año de lo que somos hoy, incluso en unos pocos meses. Queremos cambiar de verdad, no sólo tener diferentes personas en nuestras vidas, sino realmente ser una persona diferente. Pero si no abrimos estas puertas, ninguna cantidad de pensamiento positivo nos ayudará.

Pues aquí tienen, amigos, una fórmula para abrir las cerraduras de estas puertas:

1) Encuentra tu vacío. Rav Áshlag, fundador del Centro de Kabbalah, explicó que cuando el mundo fue creado, fue creado con espacio vacío ("jalal panui", en hebreo) para ser llenado por las creaciones del mundo. Nosotros nacemos con ese vacío y nuestro trabajo en este mundo es llenarlo. Eso forma parte del pensamiento de la Creación. Vinimos a este mundo con un vacío específico. A veces pensamos que si nos limitamos a seguir avanzando, ese vacío se llenará, pero eso no puede ser. Debemos descubrir qué es eso que hacemos, cuál es nuestro vacío: el enojo, la depresión, la culpa. No estoy sugiriendo que pases horas y días en el sofá de alguna persona. Ciertamente necesitamos enfocar nuestra energía en seguir avanzando en nuestras vidas, pero no sin saber lo que nos detiene a lo largo del camino.

2) Pregunta: ¿De qué me sirve mi vacío? Siempre hay algo que obtenemos de nuestro vacío. Todos somos personas egoístas, no podemos escapar de eso. Debemos estar obteniendo algo de ese vacío. Hacemos cosas o no las hacemos porque obtenemos una recompensa. Siempre hay una recompensa. Aun si lastimamos a otras personas, de alguna manera nos beneficiamos. Incluso obtenemos un beneficio de no hacer nada. Puede que tengamos miedo; puede que sintamos que no podemos, que la tarea en cuestión va más allá de nuestras capacidades, puede que nos falle el propósito porque no pensamos que merecemos subir más alto. Puede que nos estemos saboteando a nosotros mismos para sentirnos incapaces de avanzar, o quizás estemos cometiendo errores a propósito que detienen nuestro crecimiento. Piensa en la vida de esta forma: si no obtuvieras energía, no irías a ese vacío (enojo, depresión, culpa, etc.). Todos queremos energía todo el tiempo. Nuestro aspecto divino es un imán para la energía. Desafortunadamente, una parte es buena, y la mayor parte es mala. Todos hemos sentido la atracción de la energía negativa; sigue siendo energía...y luego...

3) Descubre a qué estás renunciando por esa energía. En la Kabbalah, hablamos de oportunidades perdidas. ¿Qué pasa con los años que desperdiciamos, que perdemos voluntariamente en nuestra búsqueda de la energía negativa? ¿Acaso no es eso una oportunidad perdida también? Imagina si no pasáramos esas horas a la semana en ese lugar al que vamos. Toda una vida de horas y años que desperdiciamos porque estamos obteniendo algún tipo de disfrute, algún tipo de Luz, de energía, algo; y todo por ese vacío. No se trata de unas onzas. Ni siquiera de unos cuantos miligramos. Se trata de un par de toneladas de energía. ¿Y qué hacemos para ganar esa energía a la que hemos renunciado? Nada. Ésa es realmente la oportunidad perdida. Todos tenemos esos espacios en los que siempre acabamos, y si agregamos todo el tiempo que hemos pasado vacíos, nos deprimiríamos sólo de pensarlo. Estaríamos enojados con nosotros mismos por ello, y desperdiciaríamos algunos años más.

Necesitamos dar estos tres pasos. Podríamos escuchar la Torá, escanear el Zóhar, meditar profusamente, pero si mañana volvemos al mismo sitio, a ese mismo vacío, y obtenemos la misma energía, nada ha cambiado en realidad. Nada.

Esta semana, enfoquémonos en estos tres elementos. Debemos encontrar el vacío,; a dónde exactamente vamos; tenemos que encontrar qué energía obtenemos de ello; y lo que es más importante, debemos sentir a lo que estamos renunciando por ello.

Es uno de esos aspectos del viaje que es difícil hacer solo; hazlo con alguien: un mentor, un maestro, un compañero. Es una de esas cosas que tenemos que arreglar para seguir avanzando.

Recuerda, cada segundo que pasamos en nuestro vacío es tiempo que no empleamos en seguir avanzando.

Todo lo mejor,

Yehudá Berg

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