SÁBADO 27 DE DICIEMBRE DE 2008
Rav Ashlag, fundador del Centro de Kabbalah, nos enseñó que el compartir sin ego es casi imposible. Si una persona quiere cambiar y transformarse, nunca lo hará a menos que obtenga algo. El motor que echa a andar el deseo de compartir, de ser bondadoso, tiene que venir del ego.
La paradoja es que cuando reconocemos nuestros motivos egoístas iniciales, la recompensa de nuestra acción de dar, es más duradera. Pero, cuando pensamos que lo hacemos movidos por la bondad de nuestros corazones, habrá un corto circuito en alguna parte del proceso.
Hoy, sé implacablemente honesto contigo. Busca la semilla de tu agenda en tus acciones de dar. Alégrate de la oportunidad que tienes de transformar esa semilla de egoísmo en una semilla de altruismo.
Rav Ashlag, fundador del Centro de Kabbalah, nos enseñó que el compartir sin ego es casi imposible. Si una persona quiere cambiar y transformarse, nunca lo hará a menos que obtenga algo. El motor que echa a andar el deseo de compartir, de ser bondadoso, tiene que venir del ego.
La paradoja es que cuando reconocemos nuestros motivos egoístas iniciales, la recompensa de nuestra acción de dar, es más duradera. Pero, cuando pensamos que lo hacemos movidos por la bondad de nuestros corazones, habrá un corto circuito en alguna parte del proceso.
Hoy, sé implacablemente honesto contigo. Busca la semilla de tu agenda en tus acciones de dar. Alégrate de la oportunidad que tienes de transformar esa semilla de egoísmo en una semilla de altruismo.
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