Del 6 al 12 de marzo de 2011
La semana pasada hablamos sobre la importancia de tener ayuda en este viaje. Una de sus respuestas a esa Afinación me hizo recordar una historia:
Hace unos cientos de años, vivía un kabbalista sabio y solitario. No tenía mentor, ni maestro, ni compañero. Sabía que no podía transformarse sin la aportación de otra persona, así que les pedía constantemente a su caballo y al conductor de su carruaje que le dijeran lo que hacía mal.
Si él no podía transformarse solo, nosotros tampoco podemos.
Piensa en esto: ¿Qué supone un mayor desafío para ti: lidiar contigo mismo o con los demás? La gente nos pone a prueba y nos provoca. A través de ellos vemos nuestros asuntos. ¿Quién te retaría si estuvieras en una isla desierta? No puedes compartir este camino con un coco. Necesitamos a alguien con quien interactuar.
Compartir el camino tiene muchos otros beneficios: rezos, orientación, nuevas perspectivas. La investigación médica muestra que la persona se cura con mayor rapidez cuando tiene a alguien, aunque sea un extraño, que reza para que se recupere. No es necesario decir nada más.
Mi padre necesitaba a mi madre para transitar este camino, y no fue fortuito que tuvieran dos hijos: yo necesito a mi hermano y mi hermano me necesita a mí. Es lo mismo para todos nosotros: todos necesitamos a alguien que nos ayude a transformarnos.
Así que esta semana recuerda que este camino no es para andarlo solo. Sé consciente de a quién estás afectando y cómo les estás afectando. Si descubres que no tienes a nadie en tu vida con quien puedas compartir tu camino, puedes llamar al 1.800.KABBALAH (800 522 2252) o sigue este enlace para nuestros teléfonos de contacto en latinoamérica, y hablar con uno de nuestros maestros.
Esta es una semana perfecta para atraer un compañero espiritual a tu vida.
Hace unos cientos de años, vivía un kabbalista sabio y solitario. No tenía mentor, ni maestro, ni compañero. Sabía que no podía transformarse sin la aportación de otra persona, así que les pedía constantemente a su caballo y al conductor de su carruaje que le dijeran lo que hacía mal.
Si él no podía transformarse solo, nosotros tampoco podemos.
Piensa en esto: ¿Qué supone un mayor desafío para ti: lidiar contigo mismo o con los demás? La gente nos pone a prueba y nos provoca. A través de ellos vemos nuestros asuntos. ¿Quién te retaría si estuvieras en una isla desierta? No puedes compartir este camino con un coco. Necesitamos a alguien con quien interactuar.
Compartir el camino tiene muchos otros beneficios: rezos, orientación, nuevas perspectivas. La investigación médica muestra que la persona se cura con mayor rapidez cuando tiene a alguien, aunque sea un extraño, que reza para que se recupere. No es necesario decir nada más.
Mi padre necesitaba a mi madre para transitar este camino, y no fue fortuito que tuvieran dos hijos: yo necesito a mi hermano y mi hermano me necesita a mí. Es lo mismo para todos nosotros: todos necesitamos a alguien que nos ayude a transformarnos.
Así que esta semana recuerda que este camino no es para andarlo solo. Sé consciente de a quién estás afectando y cómo les estás afectando. Si descubres que no tienes a nadie en tu vida con quien puedas compartir tu camino, puedes llamar al 1.800.KABBALAH (800 522 2252) o sigue este enlace para nuestros teléfonos de contacto en latinoamérica, y hablar con uno de nuestros maestros.
Esta es una semana perfecta para atraer un compañero espiritual a tu vida.
Todo lo mejor,
Yehuda Berg
Yehuda Berg
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