MARTES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2010
Cuando le otorgamos nuestra toma de decisiones a otra persona, al principio se siente como si nos hubiesen quitado un peso de encima. Pero al pasarle nuestra responsabilidad a alguien más, perdemos el control del resultado.
Al ser responsables de nuestras acciones, nos convertimos en amos de nuestro propio destino.
Tu felicidad está sólo en tus manos.
Al ser responsables de nuestras acciones, nos convertimos en amos de nuestro propio destino.
Tu felicidad está sólo en tus manos.
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