Uno de los grandes dones de los seres humanos es nuestra capacidad para elegir. Aunque no siempre parezca que la vida nos brinda la opción de escoger, siempre podemos hacerlo. Chocolate o vainilla. Derecha o izquierda. Sonreír o llorar. Dar o tomar.
Esta semana me gustaría enfocarme en los momentos en los que parece que no tenemos elección, cuando las situaciones parecen estar fuera de nuestro control. En las situaciones en las que no podemos cambiar el resultado, siempre podemos cambiar nuestra reacción ante el resultado. En otras palabras, aunque la situación esté fuera de nuestras manos, lo que hacemos con ella siempre está en nuestras manos.
Aun en momentos de dolor o sufrimiento, nuestro o de otra persona, podemos controlar si nos conectamos a la Luz o a la oscuridad.
No podemos controlar todas las cosas que suceden en nuestras vidas, ni mucho menos en las vidas que nos rodean o en el mundo. Entendemos las leyes de causa y efecto, que todo tiene una causa previa (y habitualmente invisible). Así que cuando uno tiene un familiar o un amigo que está enfermo, o atravesando algún tipo de dificultad, debemos recordar que a veces un alma necesita pasar por sus asuntos y seguir avanzando.
Independientemente de cómo se vea o se sienta el proceso, cuando somos conscientes y capaces de ver los dones potenciales de ese proceso, estamos en paz.
Te recomiendo que empieces por cambiar tu perspectiva observando situaciones de otras personas. Como observadores en tercera persona, cuando observamos sin el juicio y la emoción que a menudo pueden cegarnos, podemos ver lo que está sucediendo.
Después de practicar esto durante un tiempo –buscar la Luz/lo bueno/la perfección en el proceso de otra persona–, tendremos más oportunidades de hacerlo en nuestra propia vida.
Y cuando sientes que evolucionas, puedes reconocer la Luz/lo bueno/la perfección antes de que se vuelva aparente en tu vida.
Ya has oído la frase: "La belleza está en los ojos del que mira". Esto no es diferente. La Luz también está en los ojos del que mira. Veamos cuánta Luz puedes ver esta semana. Me gustaría escuchar de ti cómo te fue. Envíame un correo electrónico, un tweet o una señal de humo.
Todo lo mejor,
Esta semana me gustaría enfocarme en los momentos en los que parece que no tenemos elección, cuando las situaciones parecen estar fuera de nuestro control. En las situaciones en las que no podemos cambiar el resultado, siempre podemos cambiar nuestra reacción ante el resultado. En otras palabras, aunque la situación esté fuera de nuestras manos, lo que hacemos con ella siempre está en nuestras manos.
Aun en momentos de dolor o sufrimiento, nuestro o de otra persona, podemos controlar si nos conectamos a la Luz o a la oscuridad.
No podemos controlar todas las cosas que suceden en nuestras vidas, ni mucho menos en las vidas que nos rodean o en el mundo. Entendemos las leyes de causa y efecto, que todo tiene una causa previa (y habitualmente invisible). Así que cuando uno tiene un familiar o un amigo que está enfermo, o atravesando algún tipo de dificultad, debemos recordar que a veces un alma necesita pasar por sus asuntos y seguir avanzando.
Independientemente de cómo se vea o se sienta el proceso, cuando somos conscientes y capaces de ver los dones potenciales de ese proceso, estamos en paz.
Te recomiendo que empieces por cambiar tu perspectiva observando situaciones de otras personas. Como observadores en tercera persona, cuando observamos sin el juicio y la emoción que a menudo pueden cegarnos, podemos ver lo que está sucediendo.
Después de practicar esto durante un tiempo –buscar la Luz/lo bueno/la perfección en el proceso de otra persona–, tendremos más oportunidades de hacerlo en nuestra propia vida.
Y cuando sientes que evolucionas, puedes reconocer la Luz/lo bueno/la perfección antes de que se vuelva aparente en tu vida.
Ya has oído la frase: "La belleza está en los ojos del que mira". Esto no es diferente. La Luz también está en los ojos del que mira. Veamos cuánta Luz puedes ver esta semana. Me gustaría escuchar de ti cómo te fue. Envíame un correo electrónico, un tweet o una señal de humo.
Todo lo mejor,
Yehudá Berg
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