Debido a que estás estudiando espiritualidad –y conectándote a múltiples realidades– a menudo te encontrarás en situaciones en las que puedes ser un mensajero para otras personas. Especialmente durante esta semana.
La cuestión es: ¿cómo puedes convertirte en el mejor mensajero posible?
La regla número uno es: nunca asumas nada. Aunque se trate de alguien que conoces desde hace años y te hace una pregunta que te ha hecho miles de veces antes, haz el esfuerzo de abandonar todas las ideas preconcebidas. Trabaja en limpiar tu mente y canalizar los mensajes que la Luz transmite a través de tus pensamientos.
Aun si no puedes recordar una sola palabra de lo que dijiste, está bien. Lo más probable es que te hayas conectado a un mundo superior y hayas ofrecido a esa persona la ayuda que realmente necesitaba. Simplemente haz el esfuerzo de ser transparente, de convertirte en una sola alma con la otra persona.
Si tenemos intenciones ocultas nunca podremos entregar el mensaje adecuado para la otra persona. Siempre habrá algo en el camino. Puede darse una situación en la que pensamos que nuestros intereses ocultos están totalmente justificados. Sin embargo, aun cuando nuestros intereses personales puedan parecer bienintencionados, éstos se interponen en el camino para canalizar el mejor mensaje para nuestro amigo.
Esto nos lleva a la comprensión de que podemos hacer mucho más que tener una pequeña conversación trivial con la gente. Nos sorprendería ver cuánta sabiduría puede llegar a nosotros para compartir con los demás cuando pensamos de esta forma. Cuando nos colocamos en un marco mental de ayudar a los demás, lo que sucede es asombroso.
Es más, nunca sabemos cuál es nuestra relación con la persona que está a nuestro lado en un momento dado. Puede parecer que simplemente se trata de una persona que casualmente ha comprado un billete de avión con el asiento 34D y nosotros hemos comprado el asiento 34E, pero en realidad la Luz nos ha puesto junto a esa persona con algún propósito. Puede ser algo tan sencillo como una sonrisa o una gota de conocimiento que puede reparar una deuda de una vida pasada.
Siempre usamos el término "coincidencia" para explicar estos pequeños giros del destino. Sin embargo, no nos damos cuenta de que la definición de la palabra es exactamente lo opuesto de lo que en realidad significa. Una co-incidencia son dos incidencias, dos cosas que suceden al mismo tiempo.
La vida no es tan fortuita como pensamos.
Durante esta semana, imagina que cada persona que conoces tiene algo que aprender de ti. Sintoniza con la gente. Logra empatía con ellos. Mira cómo respiran, las palabras que eligen y otras pistas como el lenguaje corporal. Confía en tu habilidad innata para captar lo que no se habla. ¿Hay algún fuego que puedas reavivar? ¿Una palabra tranquilizadora? ¿Una crítica constructiva?
¡Canalízala!
Todo lo mejor,
Yehuda Berg
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