Primero: esto señala el papel importante que los miembros de la Hermandad habían jugado en la creación y la operación de las redes de inteligencia nacional e internacional a través de la historia; una materia que consideramos con mayor detalle en posteriores capítulos.
Segundo: como un católico, el rey Luis XV se adhirió a los decretos del Papa. El Papado era hostil a la masonería. En realidad, el Catolicismo romano y la francmasonería francesa son ambas facciones con sus orígenes en la Hermandad, la cual ha opuesto una a otra durante mucho tiempo. En 1737, Luis XV sacó un edicto prohibiendo a todos los súbditos francesas relacionarse con la francmasonería. Durante las siguientes décadas, el gobierno francés reprimió fuertemente a la francmasonería francesa con operativos policiales y encarcelamientos. El edicto de Luis XV en el año 1737, fue seguido por una Bula Papal del Papa Clemente un año más tarde, la cual prohibía a los católicos de cualquier parte participar en o apoyar a la masonería, bajo amenaza de o pena de excomunión. Todavía no estaba aquí el Conde de San Germán, quien revelaría más tarde una larga vida involucrada con la Hermandad, residiendo como huésped del Rey. La probable explicación basada en hechos conocidos de la vida de San Germán es que él no era tanto francmasón como era un agente de la más alta Hermandad. Es también improbable que el rey de Francia hubiese comprendido el papel de San Germán en la red de la Hermandad.
Las actividades de San Germán con exactitud desde 1749 hasta 1755 son ampliamente desconocidas. En 1755, hizo un segundo viaje a la India. Allá fue con el comandante inglés Robert Clive, quien había sido enviado para combatir a los franceses. La India era un teatro mayor de guerra en donde había que tratar con mucha atención el juego. El comandante Clever era un dirigente importante en el lado británico. Este viaje resaltó una vez más los importantes contactos políticos de San Germán y su habilidad para pasar de un lado a otro entre los líderes destacados en el campo de batalla. Un biógrafo ha sugerido que el Conde puede que estuviese actuando como un agente secreto del rey Luis XV de Francia cuando viajó a la India junto con Clive, ya que cuando regresó en 1758 fue premiado con un apartamento en el Palacio Real Francés de Chambord. También se le dio facilidad en un laboratorio para sus experimentos químicos y alquímicos, en los cuales algunas veces participaba el mismo rey Luis XV.
San Germán era de un carácter claramente multifacético y llamativo, más bien extravagante. Uno de los talentos para el cual logró fama fue su considerable conocimiento de Alquimia. La Alquimia, mezcla al misticismo con la química y fue un elemento básico de la práctica rosacruz. San Germán se convirtió en un tópico de chismorreo en la corte francesa debido a que declaraba poseer la alquimia del Elixir de la Vida. Se decía que el elixir era una fórmula secreta con la cual se hace a la gente físicamente inmortal. Este era el mismo elixir que declaraban poseer los rosacruces europeos. San Germán puede que haya tenido una lengua algo ligera para decir algo y luego burlarse, cuando hizo el siguiente comentario, señalando al rey Luis XV dijo: “Señor, yo algunas veces me divierto no por hacer que crean esto sino por permitir que lo crean, que yo he vivido ya en tiempos pasados.”[1]
En 1760, San Germán dejó Francia y se fue para La Haya en Holanda. Este viaje fue realizado durante la cumbre de la Guerra de los Siete Años. Holanda era un país neutral durante este conflicto. Exactamente lo que San Germán estaba tratando de hacer o cumplir en Holanda, hoy todavía se discute. Después de declararse a sí mismo agente secreto del rey Luis XV, San Germán quiso y trató de lograr una audiencia con los representantes de Inglaterra en La Haya. San Germán declaró que él estaba allí para negociar una paz entre Inglaterra y Francia. Sin embargo, el Ministro de Asuntos Extranjeros de Francia, el duque de Choiseul y el Embajador francés en Holanda, conde de Affry, no habían sido notificados por su rey acerca de los propósitos de la misión de San Germán. En consecuencia, el duque de Choiseul tildó de charlatán a San Germán y ordenó su arresto. Para evitar el arresto por las autoridades holandesas, San Germán se fue a Londres en el mismo año. De Holanda fue ayudado a escapar por su amigo influyente, el conde de Bentinck, presidente holandés de comisarios diputados.
Como resultado de su debacle y el desgano de Luis XV para reconocer públicamente a San Germán como su agente, este no fue capaz de regresar abiertamente a la sociedad real de Francia hasta 1770, año en el cual su enemigo, el duque de Choiseul cayó en desgracia y fue removido del poder.
San Germán tenía una segunda y quizás más apremiante razón para hacer este viaje desdichado a Holanda. Una carta escrita el 25 de Marzo de 1760 por el príncipe de Galitzin, ministro ruso para Inglaterra, ofreció el siguiente relato íntimo de las actividades abortadas de San Germán en Holanda.
“Yo conozco al Conde de San Germán por su buena reputación. Este hombre singular ha estado residenciado por algún tiempo en este país, y yo, no sé si le gusta. Hay alguien aquí con quien parece que él está en comunicación, y esta persona declaró que el objeto del viaje del Conde a Holanda es meramente por un negocio financiero.”[2]
El negocio financiero mencionado por de Galitzin era muy secreto. Este hombre parecía conocer el verdadero propósito de la visita de San Germán. Estaba en Holanda para explotar el matrimonio de la princesa Carolina con el príncipe alemán de Nassau-Dillenburg, a fin de establecer un “Fondo” para Francia. San Germán deseaba negociar la formación del Fondo con banqueros holandeses. De acuerdo al Embajador francés D’Affrey, “su objetivo en general era asegurar el crédito de los principales banqueros de allí para nosotros”[3]. En otra carta D’Affrey establece que San Germán “había venido a Holanda solamente para completar la formación de una compañía adecuada para la responsabilidad de este Fondo ...”[4]
La formación del Fondo fue probablemente la verdadera razón para el extremado secreto de San Germán, y quizás para el rey Luis XV. Francia poseía ya importantes financistas para la corte real, como lo eran los Hermanos París-Duverney. Los Hermanos París habían salvado el prestigio financiero de Francia después del episodio desastroso del Banco de Francia involucrando al papel moneda inflacionario de John Law. El mismo San Germán era algo hostíl a los Hermanos París y no quería que ellos ganaran el control del Fondo. A San Germán lo señala un ministro de la corte sajona de La Haya, Monsieur de Kauderbach:
“… él, (rey Luis XV de Francia), está rodeado de criaturas colocadas por los Hermanos París, quienes son los que causan todos los problemas de Francia. Fueron ellos los que corrompieron todo y desbarataron los planes del mejor ciudadano de Francia, el Marshal de Belle-Isle. De ahí, la desunión y el celo de los ministros. Todo ha sido corrompido por los Hermanos París y sometiendo a Francia a ellos, pueden alcanzar sus objetivos de ganar ochocientos millones fácilmente.”[5]
San Germán bien puede haber tenido argumentos legítimos para objetar la excesiva influencia de los Hermanos París. Sin embargo, la misión de San Germán en La Haya sólo fue un intento de arrebatarle disimuladamente el control financiero a los Hermanos París y volverlo a colocar en las manos de la misma camarilla de financistas, cuyos predecesores habían institucionalizado el sistema de papel moneda inflacionario, para reiniciar el mismo sistema monetario de papel moneda que había traído la ruina financiera de Francia y la consecuente intervención de los Hermanos París. Como resultado de su precipitada y forzada salida de Holanda, San Germán nunca tuvo oportunidad de completar su misión financiera.
A su llegada a Londres después de su salida de Holanda, San Germán fue una vez más arrestado y liberado. Durante su corta estadía en Inglaterra, publicó siete partituras de solos de violín.
[1] Franco, Johan, “The Count of St. Germain,” The Musical Quarterly (New York, G. Schirmer, Inc.), October 1950, Vol. XXXVI, Nº 4, p. 541.
[2] Cooper-Oakley, op. cit., p. 233
[3] Ibid., p. 169.
[4] Ibid., p. 170.
[5] Ibid., pp. 100-101.
Segundo: como un católico, el rey Luis XV se adhirió a los decretos del Papa. El Papado era hostil a la masonería. En realidad, el Catolicismo romano y la francmasonería francesa son ambas facciones con sus orígenes en la Hermandad, la cual ha opuesto una a otra durante mucho tiempo. En 1737, Luis XV sacó un edicto prohibiendo a todos los súbditos francesas relacionarse con la francmasonería. Durante las siguientes décadas, el gobierno francés reprimió fuertemente a la francmasonería francesa con operativos policiales y encarcelamientos. El edicto de Luis XV en el año 1737, fue seguido por una Bula Papal del Papa Clemente un año más tarde, la cual prohibía a los católicos de cualquier parte participar en o apoyar a la masonería, bajo amenaza de o pena de excomunión. Todavía no estaba aquí el Conde de San Germán, quien revelaría más tarde una larga vida involucrada con la Hermandad, residiendo como huésped del Rey. La probable explicación basada en hechos conocidos de la vida de San Germán es que él no era tanto francmasón como era un agente de la más alta Hermandad. Es también improbable que el rey de Francia hubiese comprendido el papel de San Germán en la red de la Hermandad.
Las actividades de San Germán con exactitud desde 1749 hasta 1755 son ampliamente desconocidas. En 1755, hizo un segundo viaje a la India. Allá fue con el comandante inglés Robert Clive, quien había sido enviado para combatir a los franceses. La India era un teatro mayor de guerra en donde había que tratar con mucha atención el juego. El comandante Clever era un dirigente importante en el lado británico. Este viaje resaltó una vez más los importantes contactos políticos de San Germán y su habilidad para pasar de un lado a otro entre los líderes destacados en el campo de batalla. Un biógrafo ha sugerido que el Conde puede que estuviese actuando como un agente secreto del rey Luis XV de Francia cuando viajó a la India junto con Clive, ya que cuando regresó en 1758 fue premiado con un apartamento en el Palacio Real Francés de Chambord. También se le dio facilidad en un laboratorio para sus experimentos químicos y alquímicos, en los cuales algunas veces participaba el mismo rey Luis XV.
San Germán era de un carácter claramente multifacético y llamativo, más bien extravagante. Uno de los talentos para el cual logró fama fue su considerable conocimiento de Alquimia. La Alquimia, mezcla al misticismo con la química y fue un elemento básico de la práctica rosacruz. San Germán se convirtió en un tópico de chismorreo en la corte francesa debido a que declaraba poseer la alquimia del Elixir de la Vida. Se decía que el elixir era una fórmula secreta con la cual se hace a la gente físicamente inmortal. Este era el mismo elixir que declaraban poseer los rosacruces europeos. San Germán puede que haya tenido una lengua algo ligera para decir algo y luego burlarse, cuando hizo el siguiente comentario, señalando al rey Luis XV dijo: “Señor, yo algunas veces me divierto no por hacer que crean esto sino por permitir que lo crean, que yo he vivido ya en tiempos pasados.”[1]
En 1760, San Germán dejó Francia y se fue para La Haya en Holanda. Este viaje fue realizado durante la cumbre de la Guerra de los Siete Años. Holanda era un país neutral durante este conflicto. Exactamente lo que San Germán estaba tratando de hacer o cumplir en Holanda, hoy todavía se discute. Después de declararse a sí mismo agente secreto del rey Luis XV, San Germán quiso y trató de lograr una audiencia con los representantes de Inglaterra en La Haya. San Germán declaró que él estaba allí para negociar una paz entre Inglaterra y Francia. Sin embargo, el Ministro de Asuntos Extranjeros de Francia, el duque de Choiseul y el Embajador francés en Holanda, conde de Affry, no habían sido notificados por su rey acerca de los propósitos de la misión de San Germán. En consecuencia, el duque de Choiseul tildó de charlatán a San Germán y ordenó su arresto. Para evitar el arresto por las autoridades holandesas, San Germán se fue a Londres en el mismo año. De Holanda fue ayudado a escapar por su amigo influyente, el conde de Bentinck, presidente holandés de comisarios diputados.
Como resultado de su debacle y el desgano de Luis XV para reconocer públicamente a San Germán como su agente, este no fue capaz de regresar abiertamente a la sociedad real de Francia hasta 1770, año en el cual su enemigo, el duque de Choiseul cayó en desgracia y fue removido del poder.
San Germán tenía una segunda y quizás más apremiante razón para hacer este viaje desdichado a Holanda. Una carta escrita el 25 de Marzo de 1760 por el príncipe de Galitzin, ministro ruso para Inglaterra, ofreció el siguiente relato íntimo de las actividades abortadas de San Germán en Holanda.
“Yo conozco al Conde de San Germán por su buena reputación. Este hombre singular ha estado residenciado por algún tiempo en este país, y yo, no sé si le gusta. Hay alguien aquí con quien parece que él está en comunicación, y esta persona declaró que el objeto del viaje del Conde a Holanda es meramente por un negocio financiero.”[2]
El negocio financiero mencionado por de Galitzin era muy secreto. Este hombre parecía conocer el verdadero propósito de la visita de San Germán. Estaba en Holanda para explotar el matrimonio de la princesa Carolina con el príncipe alemán de Nassau-Dillenburg, a fin de establecer un “Fondo” para Francia. San Germán deseaba negociar la formación del Fondo con banqueros holandeses. De acuerdo al Embajador francés D’Affrey, “su objetivo en general era asegurar el crédito de los principales banqueros de allí para nosotros”[3]. En otra carta D’Affrey establece que San Germán “había venido a Holanda solamente para completar la formación de una compañía adecuada para la responsabilidad de este Fondo ...”[4]
La formación del Fondo fue probablemente la verdadera razón para el extremado secreto de San Germán, y quizás para el rey Luis XV. Francia poseía ya importantes financistas para la corte real, como lo eran los Hermanos París-Duverney. Los Hermanos París habían salvado el prestigio financiero de Francia después del episodio desastroso del Banco de Francia involucrando al papel moneda inflacionario de John Law. El mismo San Germán era algo hostíl a los Hermanos París y no quería que ellos ganaran el control del Fondo. A San Germán lo señala un ministro de la corte sajona de La Haya, Monsieur de Kauderbach:
“… él, (rey Luis XV de Francia), está rodeado de criaturas colocadas por los Hermanos París, quienes son los que causan todos los problemas de Francia. Fueron ellos los que corrompieron todo y desbarataron los planes del mejor ciudadano de Francia, el Marshal de Belle-Isle. De ahí, la desunión y el celo de los ministros. Todo ha sido corrompido por los Hermanos París y sometiendo a Francia a ellos, pueden alcanzar sus objetivos de ganar ochocientos millones fácilmente.”[5]
San Germán bien puede haber tenido argumentos legítimos para objetar la excesiva influencia de los Hermanos París. Sin embargo, la misión de San Germán en La Haya sólo fue un intento de arrebatarle disimuladamente el control financiero a los Hermanos París y volverlo a colocar en las manos de la misma camarilla de financistas, cuyos predecesores habían institucionalizado el sistema de papel moneda inflacionario, para reiniciar el mismo sistema monetario de papel moneda que había traído la ruina financiera de Francia y la consecuente intervención de los Hermanos París. Como resultado de su precipitada y forzada salida de Holanda, San Germán nunca tuvo oportunidad de completar su misión financiera.
A su llegada a Londres después de su salida de Holanda, San Germán fue una vez más arrestado y liberado. Durante su corta estadía en Inglaterra, publicó siete partituras de solos de violín.
[1] Franco, Johan, “The Count of St. Germain,” The Musical Quarterly (New York, G. Schirmer, Inc.), October 1950, Vol. XXXVI, Nº 4, p. 541.
[2] Cooper-Oakley, op. cit., p. 233
[3] Ibid., p. 169.
[4] Ibid., p. 170.
[5] Ibid., pp. 100-101.
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