La siguiente guerra europea mayor fue la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748). Federico el Grande estaba aliado con Francia esta vez contra Inglaterra. Esto no detuvo a otros principados alemanes de continuar sus relaciones comerciales con Inglaterra, especialmente los principados de Hannover y Hesse. Aunque Hannover ahora estaba sentado en el trono británico, esto no fue motivo para cesar en su rentable empresa. El reinado británico de los Hannover dio al principado alemán la más grande influencia para dirigir con más fuerza aún los negocios son Inglaterra de los mercenarios hannoverianos. Una carta escrita el 9 de Diciembre de 1742 por Horacio Walpole, antiguo Primer Ministro Británico, discutía el enorme déficit que Inglaterra tenía y el crédito solicitado para pagar el alquiler de 16.000 soldados mercenarios contratados a Hannover:
“….. hay en la mayoría de los escritos que han llegado aquí…los cuales afirman que muchos de los tratados hechos desde el acceso (al trono británico) de esta familia (los Hannover) , Inglaterra ha sido sacrificada a los intereses de Hannover…”[1]
El panfleto mencionado por Warpole contenía estas divertidas palabras:
“Gran Bretaña ha sido hasta la fecha fuerte y vigorosa, suficiente para soportar sobre sus hombros a Hannover y aunque agotada y cansada con la continua fatiga, ella todavía aguijonea…Porque el interés de esta isla (Inglaterra) debe, por esta vez, prevalecer, o estaremos sometidos a la ignominia de solamente convertirnos en una provincia monetaria para aquel electorado (Hannover).”[2]
Finalmente, la oposición a los tratados subsidiados falló. En verdad, Inglaterra se convirtió completamente en una provincia monetaria de Hannover. Warpole se lamentaba:
“Nosotros todos ahora tenemos nuestras mociones para desbandar a los Hessianos y hannoverianos, alias mercenarios, pero ellas han llegado a nada”[3]
Los tratados subsidios eran por supuesto muy lucrativos. Por ejemplo: en el contrato del año que comenzaba el 26 de Diciembre de 1743, la Casa Británica garantizaba 393.733 Libras para pagar 16.268 soldados hannoverianos. Esto parece que no es mucho hasta que nos damos cuenta que el valor de la Libra era muchísimo más alto que el que tiene en la actualidad. Para lograr algún dinero de esto, el Parlamento fue tan lejos como para autorizar el funcionamiento de una lotería.
Al mismo tiempo que Inglaterra estaba combatiendo en la Guerra de Secesión Austriaca, estaba peleando también con los Jacobitas. En este frente se necesitaban más tropas alemanas.
El 12 de Septiembre de 1745, Carlos Eduardo, de la familia Estuardo, condujo su famosa invasión de Inglaterra a través de Escocia. Carlos, el Príncipe Hermoso, como le decían a Carlos Eduardo, capturó la ciudad de Edinburgo el 17 de Septiembre y se aproximó a Inglaterra con la intención de tomar Londres. Esto significó un gasto de mucho dinero para Hesse. El 20 de Diciembre de 1745, Jorge II, el rey hannoveriano, anunció que había enviado por 6.000 soldados de Hesse para pelear en Escocia contra Carlos Eduardo. El rey Jorge presentó al Parlamento una factura por las tropas Hessianas. Esta fue aprobada. Los Hessianos llegaron el 8 de Febrero del año siguiente. Mientras tanto, por detrás del frente de Europa, Inglaterra contrató más soldados de Holanda, Austria, Hannover y Hesse, para preservar los “intereses” de Inglaterra en Europa. La factura fue asombrosa.
Finalmente, la guerra en el Continente terminó. No pasó mucho tiempo antes de que los gobiernos de Europa se comprometieran en otra. Esta vez fue la Guerra de los Siete Años (1756-1763), uno de los conflictos armados más extensos de Europa hasta esa fecha. (*)
Federico el Grande había cambiado otra vez su fidelidad a Inglaterra. Y las dos naciones, Inglaterra y Prusia, estaban enfrentadas a Francia, Austria, Rusia, Suecia, Sajonia, España y el Reino de la dos Sicilias. El mismo Federico no se alió esta vez con Inglaterra a pesar de su voluble amor por Bretaña. Inglaterra continuaba pagándole. Por el Tratado de Westminster hecho efectivo en Abril de 1758, Federico recibió un subsidio sustancial de la Tesorería Inglesa para continuar su batalla, en gran parte para proteger sus propios intereses. El tratado corría de Abril a Abril y era renovable anualmente.
Durante la Guerra de los Siete Años, Inglaterra también pagó dinero para ayudar a Hannover a defender sus propios intereses alemanes. Francia había atacado Hannover, Hesse y Brunswick. Algo del dinero del subsidio pagado a Hannover y Hesse fue usado por aquellos príncipes para defender sus propias fronteras. El tratado firmado con Hesse el 18 de Junio de 1755, poco antes del estallido de la Guerra de los Siete Años, fue especialmente generoso. Además del dinero recaudado, dinero usado para reunir un ejército, y el dinero de remonta, dinero usado para adquirir caballos frescos, Hesse tenía garantizado un subsidio anual de 36.000 Libras cuando sus soldados tuvieran paga alemana y doble cuando entraran bajo el pago de los británicos. Unas 36.000 Libras adicionales iban directamente a las arcas de los Landgrave de Hesse.
Muchos Lores ingleses no les preocupaba el que las tropas alemanas costaran dinero. Mientras discutían una posible invasión francesa a Inglaterra, Warpole bromeaba: “si los franceses llegan, al menos habremos hecho algo con todo el dinero que hemos colocado con los Hannoverianos y los Hessianos.[4] William Pitt, otro hombre de estado inglés influyente, añade estas divertidas palabras al debate:
“Las tropas de Hannover, las que nosotros estabamos ahora esperando por pagar, marcharon al lugar más destante del enemigo, al menos por el peligro de un ataque y la mayoría fuertemente artillada había planeado un ataque. Ellos tienen así una justificación que evita un reclamo para no pagarles ya que dejaron su propio país para trasladarse a un lugar de mayor seguridad. Por lo tanto, a mí no me sorprendería que después de otras campañas gloriosas…se me diga que el dinero de esta nación no puede ser más apropiadamente empleado que en contratar hannoverianos para comer y dormir”.[5]
El principado alemán que más se benefició con la contratación de soldados mercenarios fue Hesse.
Dando un rápido vistazo a la historia de Hesse, encontramos que después de la muerte en 1567 de Felipe el Magnífico, Hesse fue dividido entre los cuatro hijos de Felipe, estableciendo cuatro provincias principales: Hesse-Kassel (a veces llamada Hesse-Cassel), Hesse-Darmstadt, Hesse-Rheinfels y Hesse-Marburg. La más importante y poderosa de esas cuatro regiones Hessianas fue Hesse-Kassel, la cual posteriormente reabsorbió Hesse-Rheinfels y Hesse-Marburg.
Arrendar mercenarios a Inglaterra se convirtió en la empresa más lucrativa de la familia real hessiana. Aunque la misma Hesse fue marcada durante alguno de los conflictos europeos, la dinastía hessiana construyó una inmensa fortuna del negocio de los soldados. En efecto, Landgrave Federico II de Hesse-Kassel, (no confundirlo con Federico II de Prusia o con el Emperador de Alemania, Federico II de la época de las Cruzadas), hizo de Hesse-Kassel el principado más rico de Europa alquilando mercenarios a Inglaterra, para la siguiente gran lucha: la guerra de independencia americana, también conocida como la Revolución Americana. La Casa Real de Brunswick también se benefició de la Revolución Americana; su gobernante, Carlos I, alquiló soldados a Inglaterra a precios sustanciales para ayudar a combatir la rebelión colonialista.
Como podemos ver, Hesse, Hannover y algunos otros estados alemanes se beneficiaron sustancialmente de los conflictos que habían acosado a Inglaterra. Los problemas de Bretaña dieron a ellos la oportunidad de saquear el Tesoro Británico a expensas del pueblos inglés. Esto tuvo el efecto adicional de empujar a Inglaterra dentro de una deuda aún más profunda con los nuevos banqueros y su papel moneda inflacionario.
El populacho de Alemania también sufrió. La mayoría de los mercenarios arrendados por Inglaterra eran jóvenes involuntariamente reclutados y forzados a combatir donde sus líderes dispusieran. Muchos fueron invalidados y muertos para que sus gobernantes pudieran vivir en el mayor de los lujos. La riqueza y la influencia de un pequeño clan de dinastías alemanas estaba siendo construida con la sangre de los jóvenes.
Ocultos detrás de esas actividades continuamos encontrando la presencia de la Hermandad. A medida que pasaban los años, los miembros de las familias reales de Hesse y Brunswick, surgieron como los líderes de la Estricta Observancia. En 1772, por ejemplo, en un Congreso Masón en Kohlo, el Duque Carlos Guillermo Fernando de Brunswick fue escogido como sucesor de von Hund, Gran Maestro de la Estricta Observancia. (*)
Varios años después de su elección para la posición de Gran Maestro, el Duque Fernando sucedió a Carlos I como gobernante de Brunswick y heredó el dinero del alquiler de mercenArios de Brunswick.
Compartiendo las tareas de liderazgo en la Estricta Observancia con el Duque de Brunswick, estaba el Príncipe Carlos de Hesse, hijo de Federico II de Hesse-Kassel. De acuerdo a Jacobo Katz en su libro “Judíos y Francmasones en Europa, 1723-1939”, el Príncipe Carlos (Karl) fue posteriormente “aceptado como cabeza de todos los masones alemanes”[6]. El hermano de Carlos, Guillermo IX, quien más adelante heredó el principado y la inmensa fortuna de Hesse-Kassel de su padre, fue también un francmasón. Guillermo IX había suministrado mercenarios a Inglaterra cuando comenzó el gobierno de los Hesse-Hanau.
¿Cuán importante papel realmente jugó la Hermandad manipulando estos asuntos? Para determinar si la Hermandad se involucró activamente y realmente en actividades maquiavélicas, habría que descubrir si existió algún agente solitario de la Hermandad que participó; primero en una facción y luego en otra. Se requeriría de un agente de la Hermandad viajando en círculos: desde los Jacobitas a los Electores de Hesse, desde el Rey de Francia hasta Prusia.
Lo curioso del caso es que los registros históricos precisamente contienen a tal individuo. Nosotros normalmente no sabríamos de un agente así, debido al secreto que rodea a la Hermandad en su actividad. Sin embargo, esta persona en particular, por virtud de su personalidad extravagante, su excepcional talento artístico y su pasión por el drama, atrajo tanta atención sobre sí, que sus actividades y viajes eran anotados y registrados para la posteridad por mucha gente de su entorno. Divinizado por algunos y declarado charlatán por otros, este extravagante agente de la Hermandad fue mejor conocido por un falso nombre: el Conde de San Germán.
“….. hay en la mayoría de los escritos que han llegado aquí…los cuales afirman que muchos de los tratados hechos desde el acceso (al trono británico) de esta familia (los Hannover) , Inglaterra ha sido sacrificada a los intereses de Hannover…”[1]
El panfleto mencionado por Warpole contenía estas divertidas palabras:
“Gran Bretaña ha sido hasta la fecha fuerte y vigorosa, suficiente para soportar sobre sus hombros a Hannover y aunque agotada y cansada con la continua fatiga, ella todavía aguijonea…Porque el interés de esta isla (Inglaterra) debe, por esta vez, prevalecer, o estaremos sometidos a la ignominia de solamente convertirnos en una provincia monetaria para aquel electorado (Hannover).”[2]
Finalmente, la oposición a los tratados subsidiados falló. En verdad, Inglaterra se convirtió completamente en una provincia monetaria de Hannover. Warpole se lamentaba:
“Nosotros todos ahora tenemos nuestras mociones para desbandar a los Hessianos y hannoverianos, alias mercenarios, pero ellas han llegado a nada”[3]
Los tratados subsidios eran por supuesto muy lucrativos. Por ejemplo: en el contrato del año que comenzaba el 26 de Diciembre de 1743, la Casa Británica garantizaba 393.733 Libras para pagar 16.268 soldados hannoverianos. Esto parece que no es mucho hasta que nos damos cuenta que el valor de la Libra era muchísimo más alto que el que tiene en la actualidad. Para lograr algún dinero de esto, el Parlamento fue tan lejos como para autorizar el funcionamiento de una lotería.
Al mismo tiempo que Inglaterra estaba combatiendo en la Guerra de Secesión Austriaca, estaba peleando también con los Jacobitas. En este frente se necesitaban más tropas alemanas.
El 12 de Septiembre de 1745, Carlos Eduardo, de la familia Estuardo, condujo su famosa invasión de Inglaterra a través de Escocia. Carlos, el Príncipe Hermoso, como le decían a Carlos Eduardo, capturó la ciudad de Edinburgo el 17 de Septiembre y se aproximó a Inglaterra con la intención de tomar Londres. Esto significó un gasto de mucho dinero para Hesse. El 20 de Diciembre de 1745, Jorge II, el rey hannoveriano, anunció que había enviado por 6.000 soldados de Hesse para pelear en Escocia contra Carlos Eduardo. El rey Jorge presentó al Parlamento una factura por las tropas Hessianas. Esta fue aprobada. Los Hessianos llegaron el 8 de Febrero del año siguiente. Mientras tanto, por detrás del frente de Europa, Inglaterra contrató más soldados de Holanda, Austria, Hannover y Hesse, para preservar los “intereses” de Inglaterra en Europa. La factura fue asombrosa.
Finalmente, la guerra en el Continente terminó. No pasó mucho tiempo antes de que los gobiernos de Europa se comprometieran en otra. Esta vez fue la Guerra de los Siete Años (1756-1763), uno de los conflictos armados más extensos de Europa hasta esa fecha. (*)
Federico el Grande había cambiado otra vez su fidelidad a Inglaterra. Y las dos naciones, Inglaterra y Prusia, estaban enfrentadas a Francia, Austria, Rusia, Suecia, Sajonia, España y el Reino de la dos Sicilias. El mismo Federico no se alió esta vez con Inglaterra a pesar de su voluble amor por Bretaña. Inglaterra continuaba pagándole. Por el Tratado de Westminster hecho efectivo en Abril de 1758, Federico recibió un subsidio sustancial de la Tesorería Inglesa para continuar su batalla, en gran parte para proteger sus propios intereses. El tratado corría de Abril a Abril y era renovable anualmente.
Durante la Guerra de los Siete Años, Inglaterra también pagó dinero para ayudar a Hannover a defender sus propios intereses alemanes. Francia había atacado Hannover, Hesse y Brunswick. Algo del dinero del subsidio pagado a Hannover y Hesse fue usado por aquellos príncipes para defender sus propias fronteras. El tratado firmado con Hesse el 18 de Junio de 1755, poco antes del estallido de la Guerra de los Siete Años, fue especialmente generoso. Además del dinero recaudado, dinero usado para reunir un ejército, y el dinero de remonta, dinero usado para adquirir caballos frescos, Hesse tenía garantizado un subsidio anual de 36.000 Libras cuando sus soldados tuvieran paga alemana y doble cuando entraran bajo el pago de los británicos. Unas 36.000 Libras adicionales iban directamente a las arcas de los Landgrave de Hesse.
Muchos Lores ingleses no les preocupaba el que las tropas alemanas costaran dinero. Mientras discutían una posible invasión francesa a Inglaterra, Warpole bromeaba: “si los franceses llegan, al menos habremos hecho algo con todo el dinero que hemos colocado con los Hannoverianos y los Hessianos.[4] William Pitt, otro hombre de estado inglés influyente, añade estas divertidas palabras al debate:
“Las tropas de Hannover, las que nosotros estabamos ahora esperando por pagar, marcharon al lugar más destante del enemigo, al menos por el peligro de un ataque y la mayoría fuertemente artillada había planeado un ataque. Ellos tienen así una justificación que evita un reclamo para no pagarles ya que dejaron su propio país para trasladarse a un lugar de mayor seguridad. Por lo tanto, a mí no me sorprendería que después de otras campañas gloriosas…se me diga que el dinero de esta nación no puede ser más apropiadamente empleado que en contratar hannoverianos para comer y dormir”.[5]
El principado alemán que más se benefició con la contratación de soldados mercenarios fue Hesse.
Dando un rápido vistazo a la historia de Hesse, encontramos que después de la muerte en 1567 de Felipe el Magnífico, Hesse fue dividido entre los cuatro hijos de Felipe, estableciendo cuatro provincias principales: Hesse-Kassel (a veces llamada Hesse-Cassel), Hesse-Darmstadt, Hesse-Rheinfels y Hesse-Marburg. La más importante y poderosa de esas cuatro regiones Hessianas fue Hesse-Kassel, la cual posteriormente reabsorbió Hesse-Rheinfels y Hesse-Marburg.
Arrendar mercenarios a Inglaterra se convirtió en la empresa más lucrativa de la familia real hessiana. Aunque la misma Hesse fue marcada durante alguno de los conflictos europeos, la dinastía hessiana construyó una inmensa fortuna del negocio de los soldados. En efecto, Landgrave Federico II de Hesse-Kassel, (no confundirlo con Federico II de Prusia o con el Emperador de Alemania, Federico II de la época de las Cruzadas), hizo de Hesse-Kassel el principado más rico de Europa alquilando mercenarios a Inglaterra, para la siguiente gran lucha: la guerra de independencia americana, también conocida como la Revolución Americana. La Casa Real de Brunswick también se benefició de la Revolución Americana; su gobernante, Carlos I, alquiló soldados a Inglaterra a precios sustanciales para ayudar a combatir la rebelión colonialista.
Como podemos ver, Hesse, Hannover y algunos otros estados alemanes se beneficiaron sustancialmente de los conflictos que habían acosado a Inglaterra. Los problemas de Bretaña dieron a ellos la oportunidad de saquear el Tesoro Británico a expensas del pueblos inglés. Esto tuvo el efecto adicional de empujar a Inglaterra dentro de una deuda aún más profunda con los nuevos banqueros y su papel moneda inflacionario.
El populacho de Alemania también sufrió. La mayoría de los mercenarios arrendados por Inglaterra eran jóvenes involuntariamente reclutados y forzados a combatir donde sus líderes dispusieran. Muchos fueron invalidados y muertos para que sus gobernantes pudieran vivir en el mayor de los lujos. La riqueza y la influencia de un pequeño clan de dinastías alemanas estaba siendo construida con la sangre de los jóvenes.
Ocultos detrás de esas actividades continuamos encontrando la presencia de la Hermandad. A medida que pasaban los años, los miembros de las familias reales de Hesse y Brunswick, surgieron como los líderes de la Estricta Observancia. En 1772, por ejemplo, en un Congreso Masón en Kohlo, el Duque Carlos Guillermo Fernando de Brunswick fue escogido como sucesor de von Hund, Gran Maestro de la Estricta Observancia. (*)
Varios años después de su elección para la posición de Gran Maestro, el Duque Fernando sucedió a Carlos I como gobernante de Brunswick y heredó el dinero del alquiler de mercenArios de Brunswick.
Compartiendo las tareas de liderazgo en la Estricta Observancia con el Duque de Brunswick, estaba el Príncipe Carlos de Hesse, hijo de Federico II de Hesse-Kassel. De acuerdo a Jacobo Katz en su libro “Judíos y Francmasones en Europa, 1723-1939”, el Príncipe Carlos (Karl) fue posteriormente “aceptado como cabeza de todos los masones alemanes”[6]. El hermano de Carlos, Guillermo IX, quien más adelante heredó el principado y la inmensa fortuna de Hesse-Kassel de su padre, fue también un francmasón. Guillermo IX había suministrado mercenarios a Inglaterra cuando comenzó el gobierno de los Hesse-Hanau.
¿Cuán importante papel realmente jugó la Hermandad manipulando estos asuntos? Para determinar si la Hermandad se involucró activamente y realmente en actividades maquiavélicas, habría que descubrir si existió algún agente solitario de la Hermandad que participó; primero en una facción y luego en otra. Se requeriría de un agente de la Hermandad viajando en círculos: desde los Jacobitas a los Electores de Hesse, desde el Rey de Francia hasta Prusia.
Lo curioso del caso es que los registros históricos precisamente contienen a tal individuo. Nosotros normalmente no sabríamos de un agente así, debido al secreto que rodea a la Hermandad en su actividad. Sin embargo, esta persona en particular, por virtud de su personalidad extravagante, su excepcional talento artístico y su pasión por el drama, atrajo tanta atención sobre sí, que sus actividades y viajes eran anotados y registrados para la posteridad por mucha gente de su entorno. Divinizado por algunos y declarado charlatán por otros, este extravagante agente de la Hermandad fue mejor conocido por un falso nombre: el Conde de San Germán.
[1] Lewis, W. S. (ed.), Horace Walpole´s Correspondence with Sir Horace Mann (New Haven, Yale University Press, 1960), vol. 19, p. 123.
[2] Ibid
[3] Ibid., p. 180.
(*) La Guerra de los Siete Años fue realmente una extensión en Francia de la Guerra Indígena que se realizaba en Norte América entre Inglaterra y Francia. Las guerras de expansión en Europa habían sido iniciadas por Federico el Grande mismo cuando invadió a Sajonia.
[4] Ibid., vol. 20, p. 570.
[5] Petrie, Sir Charles , The four Georges (Port Washington, Kennikat Press, 1971), p. 64.
(*) Con la elección del Duque Fernando, la Estricta Observancia desarrolló varios cambios. La Estricta Observancia fue informalmente llamada “Logias Unidas”. Otro congreso celebrado diez años más tarde en 1782 en Wilhelmsbad, una ciudad cerca de Hannau en Hesse-Kassel, decidió eliminar totalmente el nombrre de Estricta Observancia y en lo adelante la Orden fue llamada: la Caballería de Beneficencia de la Ciudad Santa. El Congreso de Wilhelmsbad oficialmente abandonó la historia según la cual la Caballería Templar fue la creadora original de la Masonería. Sin embargo, los grados de Caballería fueron mantenidos y también la idea de un liderazgo de un “Superior Desconocido”.
[6] Katz, Jacob, Jews and Freemasons in Europe, 1723-1939 (Cambridge, Harvard University Press, 1970), p. 64.
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