Hace un par de días recibí un correo de una amable dama haciéndome comentarios respecto a la ortografía de uno de los artículos publicados en este blog. Después de haber tenido una conversación amena tanto por email como por teléfono, ella se ofreció amablemente a realizar una corrección de estilo a los artículos que se fueran a publicar; aprovechando la amplia experiencia que tiene en el ámbito de la escritura, acepté su participación en esta página para poder ofrecerles a ustedes artículos mejor redactados y sin faltas de ortografía, además de compartir con ustedes su propia visión acerca de los temas que aquí se tratan. Para mi gusto, tiene una forma muy suave y poética de expresarse y ello le da cierta belleza a textos de este tipo.
A petición mía, le solicité que escribiera una presentación propia para que ustedes mismos la conozcan, ella agradecerá de sobremanera que retroalimenten sus artículos a la dirección de correo colocada al pie de página de este blog; le doy la bienvenida a Elvira G como Correctora de Estilo y Co-autora, les dejo su texto de presentación.
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La búsqueda. Dos palabras mágicas que, para quienes hemos seguido esa senda desde temprano, nos suenan tan familiares. La mía ha sido lenta pero incansable. Desde joven comencé a hacerme los eternos interrogantes: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? ¿hacia dónde voy? Caminé a tientas, dando de tumbos, buscando la luz y sintiendo todo el tiempo que estaba dentro de la oscuridad de una cueva. Comencé a leer… ¡pero había tanto qué leer!
Comencé a examinar y analizar lo inculcado por la religión. Si dicen que Dios es todopoderosos y todo bondad, ¿por qué permite que nazca un ser ciego, o un niño down, o que muera alguien intempestivamente a los 20 años en un accidente automovilístico y, en cambio, no permita que abandone “el escenario” alguien que ya tiene 50 años, ha tratado de suicidarse tres veces, y no termina de morirse? Ese Dios era entonces un ser sádico o caprichoso que gustaba de divertirse a costa del dolor humano? Ante tantas preguntas sin respuestas, alguien me dijo un día: “es que todo es cuestión de fe”. ¿De fe? -contesté yo ¿Dónde podré comprar un poco de fe? ¿La venderán en el mercado? Creo que voy a ir a comprar al menos cinco kilos, porque te juro que no tengo ni un gramito de fe! –repliqué finalmente.
No encontraba respuestas y caminaba sola como hongo por calles y avenidas de la gran ciudad, sintiéndome desde entonces lo que ya sospechaba: ¡que yo era extraterrestre! Porque no compaginaba mucho con los dictámenes de la sociedad en este mundo. Llegué a pensar que no sólo me había equivocado de país… ¡sino de planeta! Hoy en día me doy cuenta que no andaba tan errada. Mientras mis amigas soñaban en conocer a su Príncipe Azul y, finalmente, casarse como su gran meta, yo sólo deseaba tener ya todos los libros de la biblioteca dentro de mi cabeza!
Para mí tenía qué haber algo más que todo esto tan palpable y terrenal. Más tarde, estando en París, me encontré con una escuela “iniciática” en donde hacíamos el estudio comparativo de las religiones, y comencé a leer entre otros temas, “La Doctrina Secreta” de Blavatsky, el Bhagavad-Gita, y me enteré de las “profecías” que se hacían ya para el final del siglo XX. Desde los ‘80s yo ya sabía de la “globalización” y el Nuevo Orden Mundial que imperarían en estos tiempos.
Como a todos, el buscar la “seguridad económica” me hizo pasar un buen rato dentro de la publicidad y todo lo que ello conlleva: enfrascarme en el pensar que no podría vivir sin esos bienes materiales. Sin embargo, muy en el fondo, nunca lo creí. Siempre traté de zafarme de todo ello, pasando horas escribiendo mis “conjeturas filosóficas”, dibujando o pintando. Hoy en día, estoy más en esos rollos, finalmente! Y, como seguramente todos los que caemos de una u otra forma en Shiny Demise, sigo en la búsqueda.
Ya tan cerca del 2012 la información parece precipitarse como torrencial cascada. Creo, sin embargo, que hoy más que nunca necesitamos buscar… y vivir la Luz. Lo importante no es sólo acumular conocimientos, sino “digerirlos” y llevarlos a la acción a través de nuestras experiencias cotidianas. Sabemos que el cambio a una dimensión más elevada nos requiere elevar, antes que nada, nuestro sentir interior. En este blog he encontrado artículos muy interesantes y por eso agradezco a Nebiros el invitarme a participar entre sus colaboradores.
Lo mío, como verán, no es material de estudio tan serio ni profundo. Sin embargo son parte de mis “inquietudes elvirianas” de toda la vida. Las comparto con gusto con ustedes porque, como dijera Romain Rolland en “Le voyage Intérieur”: “soy sólo un individuo en medio de millones más. Pero es justamente por ello que es bueno exponer mis inquietudes. Tal vez más de algún otro individuo podrá reconocerse en ellas”.
Por aquí comenzaré a incursionar con algunas de mis intervenciones. Son los “hijos de mi alma”, sean benévolos con ellos. Mientras encuentro editor, se los comparto con todo gusto.
Un abrazo con mis mejores deseos porque todos vayamos -cada día más- a recuperar nuestra verdadera herencia: la Luz!
ElviraG
elvirag@shinydemise.com
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