Estaba revisando mis documentos y me encontré con algo que tengo desde hace años y me gustaría compartirlo en esta ocasión con ustedes, espero que lo entiendan y les sea útil en si vida. En mi caso personal, mucho de esto ha cambiado mi vida y lo que no lo echo es por que no lo he aplicado, pero creo firmemente en esa pequeña guía para la vida de una persona.
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Versos áureos de Pitágoras
•Honra primeramente a los dioses inmortales, según están establecidos por la Ley.
•Respeta el juramento con toda suerte de religión. Honra después a los genios de bondad y de luz.
•Respeta también a las inteligencias terrestres, rindiéndoles el culto que legítimamente se les debe.
•Honra también a tu padre, a tu madre y a tus más próximos parientes.
•Escoge por amigo entre los hombres al que se distinga por su virtud. Cede siempre a sus dulces advertencias y a sus acciones honestas y útiles.
•Y no llegues a odiarle por una ligera falta mientras puedas. Pues el poder habita cerca de la necesidad.
Sabe que todas las cosas son así; luego acostúmbrate a sobreponer y a vencer estas pasiones:
•En primer lugar, la gula, la pereza, la lujuria y la cólera.
•No cometas jamás ninguna acción vergonzosa, ni con los demás. Ni contigo en particular, y sobre todo respétate a ti mismo
•Luego observa la justicia en tus actos y en tus palabras. Y no te acostumbres a hacer la menor cosa sin regla ni razón.
•Haz siempre esta reflexión: Que por el destino está ordenado a todos los hombres el morir. Y que los bienes de la fortuna son inciertos, y así como se les adquiere se les puede perder.
•En todos los dolores los hombres sufren por la divina fortuna.
•Soporta dulcemente tu suerte tal como es y no te enojes por ello. Trata, sin embargo, de remediarla en cuanto puedas.
•Piensa que el destino no envía la mayor parte de esos males a las gentes de bien.
•Se hacen entre los hombres muchas clases de razonamientos buenos y malos. No los admires enseguida ni los aceptes tampoco.
•Pero si avanzan las falsedades, cede dulcemente y ármate de paciencia.
Observa en toda ocasión lo que voy a decirte:
•Que nadie ni por sus palabras ni por sus acciones te seduzca jamás. Llevándote a hacer o decir lo que es útil y necesario para ti.
•Consulta y delibera antes de obrar, a fin de que no hagas acciones locas; por que es de un miserable el hablar y obrar sin razón ni reflexión.
•Haz pues todo lo que por consiguiente no te aflija y te obligue al resentimiento.
•No hagas ninguna cosa que no sepas. Pero aprende todo lo que es preciso saber, y por ese medio llevaras una vida dichosísima.
•No hay que descuidar de ningún modo la salud del cuerpo. Así le has de dar con mesura de beber y de comer y los ejercicios que necesite.
•Pero yo llamo mesura a lo que no te incomodará.
•Acostúmbrate a vivir de una manera propia y sin lujo. Evita provocar la envidia y no gastes fuera de tiempo, como el que no conoce lo que es bueno y honesto.
•Pero no seas tampoco avaro ni mezquino, por que la justa mesura es excelente en todas las cosas.
•No hagas sino las cosas que puedan perjudicarte y razona antes de hacerlas.
•No cierres tus ojos al sueño así que te acuestes, sin examinar por tu razón las acciones del día. ¿En que he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué he dejado por hacer que debía haber hecho?
•Comenzando por la primera de tus acciones, y continuando por todas las demás.
•Si en ese examen ves que has fallado, repréndete severamente, y si has hecho bien regocíjate de ello.
•Practica bien todas estas cosas, medítalas bien; es menester que las ames con toda tu alma. Ellas te colocarán en el camino de la virtud divina.
•Yo lo juro por aquel que ha transmitido en nuestra alma el sagrado cuaternario. Fuente de la naturaleza, cuyo curso es eterno; pero no comiences a obrar. Sin rogar a los dioses terminar lo que vas a emprender.
•Cuando te hayas familiarizado con esta costumbre, conocerás la constitución de los dioses inmortales y de los hombres.
•Hasta donde se extiende los seres, y lo que le contiene y les une.
•Conocerás también, según la justicia, que la naturaleza de este universo para todos es semejante.
•De suerte que no esperarás lo que debe esperarse, y nada te será oculto en este mundo.
•Conocerás así que los hombres se atraen voluntariamente sus males, y por su propia elección. Miserables como son, no ven ni entienden que los bienes están cerca de ellos.
•Hay muy pocos entre ellos que sepan librarse de sus males.
•Tal es la suerte que ciega a los hombres y les quita el espíritu.
•Semejante a los cilindros; ruedan de aquí para allá, siempre abrumados e males sin cuento. Por que la funesta contención nacida en ellos, y que les sigue, les agita sin que ellos lo noten.
•En lugar de provocarle e incitarle, deberían huir de ella cediendo.
•“Gran Júpiter, padre de los hombres, vos les libráis de todos los males que les abruman, si les mostrareis cual es el dominio en que sirven”
•Pero ten ánimo; la raza de los hombres es divina.
•La sagrada naturaleza les describe os misterios más ocultos.
•Si ella te hace parte de sus secretos, tú llegarás fácilmente al fin de todas las cosas que te he ordenado. Y curando tu alma, la libraras de todas las penas y de todos esos trabajos
•Abstente de las carnes que hemos prohibido en las purificaciones. Y respecto a la liberación del alma discierne los justo, y examina bien todas las cosas.
•Dejándote siempre guiar y conducir por el entendimiento que viene de arriba y que debe tener las riendas. Y cuando después de haberte despojado de tu cuerpo mortal serás recibido en el aire puro y libre.
•Serás un Dios inmortal, incorruptible, a quien no dominará la muerte.
•Honra primeramente a los dioses inmortales, según están establecidos por la Ley.
•Respeta el juramento con toda suerte de religión. Honra después a los genios de bondad y de luz.
•Respeta también a las inteligencias terrestres, rindiéndoles el culto que legítimamente se les debe.
•Honra también a tu padre, a tu madre y a tus más próximos parientes.
•Escoge por amigo entre los hombres al que se distinga por su virtud. Cede siempre a sus dulces advertencias y a sus acciones honestas y útiles.
•Y no llegues a odiarle por una ligera falta mientras puedas. Pues el poder habita cerca de la necesidad.
Sabe que todas las cosas son así; luego acostúmbrate a sobreponer y a vencer estas pasiones:
•En primer lugar, la gula, la pereza, la lujuria y la cólera.
•No cometas jamás ninguna acción vergonzosa, ni con los demás. Ni contigo en particular, y sobre todo respétate a ti mismo
•Luego observa la justicia en tus actos y en tus palabras. Y no te acostumbres a hacer la menor cosa sin regla ni razón.
•Haz siempre esta reflexión: Que por el destino está ordenado a todos los hombres el morir. Y que los bienes de la fortuna son inciertos, y así como se les adquiere se les puede perder.
•En todos los dolores los hombres sufren por la divina fortuna.
•Soporta dulcemente tu suerte tal como es y no te enojes por ello. Trata, sin embargo, de remediarla en cuanto puedas.
•Piensa que el destino no envía la mayor parte de esos males a las gentes de bien.
•Se hacen entre los hombres muchas clases de razonamientos buenos y malos. No los admires enseguida ni los aceptes tampoco.
•Pero si avanzan las falsedades, cede dulcemente y ármate de paciencia.
Observa en toda ocasión lo que voy a decirte:
•Que nadie ni por sus palabras ni por sus acciones te seduzca jamás. Llevándote a hacer o decir lo que es útil y necesario para ti.
•Consulta y delibera antes de obrar, a fin de que no hagas acciones locas; por que es de un miserable el hablar y obrar sin razón ni reflexión.
•Haz pues todo lo que por consiguiente no te aflija y te obligue al resentimiento.
•No hagas ninguna cosa que no sepas. Pero aprende todo lo que es preciso saber, y por ese medio llevaras una vida dichosísima.
•No hay que descuidar de ningún modo la salud del cuerpo. Así le has de dar con mesura de beber y de comer y los ejercicios que necesite.
•Pero yo llamo mesura a lo que no te incomodará.
•Acostúmbrate a vivir de una manera propia y sin lujo. Evita provocar la envidia y no gastes fuera de tiempo, como el que no conoce lo que es bueno y honesto.
•Pero no seas tampoco avaro ni mezquino, por que la justa mesura es excelente en todas las cosas.
•No hagas sino las cosas que puedan perjudicarte y razona antes de hacerlas.
•No cierres tus ojos al sueño así que te acuestes, sin examinar por tu razón las acciones del día. ¿En que he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué he dejado por hacer que debía haber hecho?
•Comenzando por la primera de tus acciones, y continuando por todas las demás.
•Si en ese examen ves que has fallado, repréndete severamente, y si has hecho bien regocíjate de ello.
•Practica bien todas estas cosas, medítalas bien; es menester que las ames con toda tu alma. Ellas te colocarán en el camino de la virtud divina.
•Yo lo juro por aquel que ha transmitido en nuestra alma el sagrado cuaternario. Fuente de la naturaleza, cuyo curso es eterno; pero no comiences a obrar. Sin rogar a los dioses terminar lo que vas a emprender.
•Cuando te hayas familiarizado con esta costumbre, conocerás la constitución de los dioses inmortales y de los hombres.
•Hasta donde se extiende los seres, y lo que le contiene y les une.
•Conocerás también, según la justicia, que la naturaleza de este universo para todos es semejante.
•De suerte que no esperarás lo que debe esperarse, y nada te será oculto en este mundo.
•Conocerás así que los hombres se atraen voluntariamente sus males, y por su propia elección. Miserables como son, no ven ni entienden que los bienes están cerca de ellos.
•Hay muy pocos entre ellos que sepan librarse de sus males.
•Tal es la suerte que ciega a los hombres y les quita el espíritu.
•Semejante a los cilindros; ruedan de aquí para allá, siempre abrumados e males sin cuento. Por que la funesta contención nacida en ellos, y que les sigue, les agita sin que ellos lo noten.
•En lugar de provocarle e incitarle, deberían huir de ella cediendo.
•“Gran Júpiter, padre de los hombres, vos les libráis de todos los males que les abruman, si les mostrareis cual es el dominio en que sirven”
•Pero ten ánimo; la raza de los hombres es divina.
•La sagrada naturaleza les describe os misterios más ocultos.
•Si ella te hace parte de sus secretos, tú llegarás fácilmente al fin de todas las cosas que te he ordenado. Y curando tu alma, la libraras de todas las penas y de todos esos trabajos
•Abstente de las carnes que hemos prohibido en las purificaciones. Y respecto a la liberación del alma discierne los justo, y examina bien todas las cosas.
•Dejándote siempre guiar y conducir por el entendimiento que viene de arriba y que debe tener las riendas. Y cuando después de haberte despojado de tu cuerpo mortal serás recibido en el aire puro y libre.
•Serás un Dios inmortal, incorruptible, a quien no dominará la muerte.
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